Los factores imperiales opuestos a toda idea de soberanía y
autodeterminación de los pueblos vuelven por sus fueros, en una señal evidente
de creciente desesperación ante la continuidad democrática del proceso
bolivariano en Venezuela y de integración latinoamericana.
Este factor imperial, usualmente llamado imperialismo
norteamericano pero que abarca un monstruo de mil tentáculos y cabezas muchas
veces paralelo y hasta insubordinado al poder real de la Casa Blanca,
ciertamente “ha dado el paso más agresivo, injusto y nefasto que jamás se haya
dado desde Estados Unidos contra Venezuela”, tal como lo afirmó el presidente
Maduro en horas de la noche de este lunes.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, luego de decenas de
comunicados intervencionistas emitidos por el Dpto. de Estado sobre la realidad
de Venezuela en los últimos dos años, ha emitido un decreto donde se declara a
nuestro humilde país como una amenaza para la seguridad nacional de Estados
Unidos, lo cual puede calificarse de “broma de mal gusto” como dijo el
presidente Correa, pero que no por mover a risa resulta menos peligrosa, toda
vez que dicha declaración implica una escalada sin precedente en el historial
de conflictos político-diplomáticos entre ambas naciones.
Si hacemos un breve repaso del historial reciente de las
actividades intervencionistas orientadas a subvertir el orden constitucional y
democrático del país, actividades impulsadas por estos factores imperiales y
sus acólitos nacionales, nos podemos dar cuenta del por qué de la agresiva escalada
de Obama contra Venezuela. Primero, luego del fallecimiento del Comandante
Chávez apostaron al fin del proceso bolivariano, al derrumbe espontáneo de la
revolución por la desaparición de su líder histórico. Pero no fue así. Segundo,
Venezuela superó el terrorismo guarimbero del año pasado, orientado generar
caos y una eventual intervención extranjera.
Tercero, el fracaso del más reciente intento de golpe deEstado, en el cual estuvieron involucrados algunos oficiales de la aviación,
además de algunas figuras políticas de la extrema derecha venezolana, como lo
es el alcalde metropolitano Antonio Ledezma, quien estuvo comprometido en la
intentona tal como trascendió de las pruebas recabadas, además de haber firmado
el llamado “Acuerdo para la transición” como nueva versión de “la salida” de
López. Tales aventuras, le valieron cárcel a este y más recientemente a
Ledezma. Muy previsiblemente, la reacción de todos los factores que han
insistido en presentar a Venezuela como un país violador de los derechos humanos,
no se hizo esperar.
Cuarto, estos factores golpistas esperaban otro
comportamiento de la Unasur encabezada por Samper, del cual dijeron que había “reculado”,
que no había estado a la altura, etc. Y la Unasur lo que dijo fue lo más
sensato y ajustado a derecho: que la resolución de todo conflicto en Venezuela pasaba
por la realización de elecciones. Y en esto último, Venezuela es la campeona
mundial.
Agreguemos, que los precios del petróleo se vienen
recuperando, que algunos expertos árabes esperan la estabilización del mercado
para el segundo semestre del año, y que el tetero de esquisto se hace cada vez
más inviable como negocio en los Estados Unidos. Porque al final, más allá de
retóricas y discursos globales de dominación, el tema central aquí son los
recursos naturales, los hidrocarburos, el petróleo. Y de eso hay bastante en
nuestro país.
De tal manera, es así que tenemos que interpretar el decreto
de Obama. Ahora, ¿Por qué la gravedad de este decreto? Porque, como dice AtilioBorón, el tono de este último suele ser el usado cuando se pretende justificar
un ataque militar.
@maurogonzag
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