miércoles, 25 de marzo de 2015

Cuba y Venezuela: de la buena distribución a la buena producción de riquezas

El proceso de actualización del socialismo en Cuba en el contexto del restablecimiento de las relaciones entre este país y Estados Unidos, anunciado el pasado diciembre, ha generado una serie de procesos que están siendo seguidos por la comunidad internacional, una realidad que, como hemos venido diciendo, debe ser seguida de cerca por los pensadores revolucionarios de la región.

Como los lectores que han seguido las últimas entradas ya deben saber de dónde vienen estas reflexiones, pasaremos a entrar en materia sin mucho preámbulo. Si la reflexión del economista cubano Juan Triana Cordoví según la cual “El Estado debe guiar y corregir al mercado, gobernar con el mercado, no contra él ni para él”, resulta interesante y da para debates acalorados, no menos interesante resulta su balance histórico sobre el desarrollo y la producción de riqueza en Cuba.

Como planteamos al principio de esta serie de artículos, estas reflexiones nos parecen inestimables desde la perspectiva de las lecciones que se podrían extraer para la experiencia de emancipación social venezolana. “Cuba supo distribuir muy bien la riqueza pero no hemos sabido producir bien esa riqueza”, estableció el asesor de Raúl Castro, señalando que las razones “son históricas”, en alusión a la relación con la ex Unión Soviética, cuyos beneficios hicieron que Cuba “se confiara” y no generara los cambios estructurales necesarios para producir riqueza.

Triana, llama “bono externo” a los beneficios que obtuvo Cuba de su estrecha relación con el bloque soviético mientras duró la época de la “guerra fría”, y que terminaron convirtiéndose en el obstáculo al surgimiento de una dinámica productiva autónoma; en obstáculo para la industrialización. En otras palabras, la estabilidad y bienestar material que los soviéticos pudieron brindar a Cuba se tornó en dependencia tecnológica y en freno del desarrollo de las fuerzas productivas vernáculas. En Venezuela, nosotros hemos tenido nuestro propio y avasallante “bono externo”, un benefactor que si bien no es un aliado internacional súper-poderoso, si se convirtió en un formidable generador de confianza y comodidad, y por tanto en obstáculo para la industrialización: la renta petrolera.

Para el asesor cubano, en aquel contexto, ser pragmáticos hubiera significado atraer inversión extranjera y reducir el Estado, concretándolo a los sectores estratégicos para el país. Como puede advertirse, no se trata de la tesis del Estado mínimo; como puede notarse, los “bonos externos” son malos para el desarrollo, para la producción interna de riquezas.

Evidentemente, el contexto venezolano es el de un país que ha sabido distribuir la riqueza, pero que no ha sabido “producir bien” esa riqueza; hoy, trabaja arduamente para conseguirlo.

@maurogonzag

Volver a la Página Principal

No hay comentarios:

Publicar un comentario