miércoles, 22 de julio de 2015

Tony Boza, Dólar Today, el consumismo y el boicot

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Este miércoles, el analista y escritor Tony Boza destacó el importante papel de los consumidores en el contexto de la actual situación económica que vive el país, como actor fundamental que debe actuar organizadamente para contrarrestar los efectos de la especulación con los precios de los bienes y servicios y el saboteo perpetrado desde la web Dólar Today.

Desde los estudios del programa vespertino El desayuno, transmitido por el canal estatal VTV, Boza disertó en torno al tema de la guerra económica, y en particular sobre la situación que se presenta con los cambistas en la frontera con Colombia, donde la libertad con que estos se mueven para fijar la paridad Bolívar-Peso, da lugar a una distorsión en la paridad del dólar respecto al Bolívar.

El autor de “La guerra contra el pueblo”, recordó que fue el presidente Pastrana quien, durante su gestión, dio luz verde a una ley que le permitiría a los cambistas de la frontera fijar el precio del Bolívar respecto al peso, cuyo valor oficial de acuerdo al Banco Central de Colombia, es de alrededor de 210 pesos por Bolívar. Pues bien, de 210 pesos, estos cambistas lo llevan a 6 pesos por Bolívar, generando una grave distorsión que, aunada a otros factores como el bachaqueo, afectan sensiblemente a la economía del país.

Boza destacó, que este tema de la frontera corresponde a un problema de política exterior que debe ser resuelto por ambos países recurriendo a mecanismos diplomáticos, lo cual nos da lugar a pensar que la resolución de esta situación no llegará en el corto plazo. Con todo, el analista enfatizó que existe otro actor fundamental que puede actuar efectivamente en el combate contra la especulación desbordada que se constata a diario en el país. Este actor, no es otro que el consumidor consciente, el ciudadano organizado desde su comunidad para decidir que comprar y qué no.

Cuando Boza señaló que la gente se ha olvidado de una herramienta tan efectiva como el boicot, el analista está aludiendo un asunto medular que constituye, nadie lo duda, una expresión del carácter consumista del venezolano. Tal como hemos recordado en otras entregas, en países capitalistas como Argentina se han visto casos en los que alimentos como el tomate o la leche, al aumentar su precio de forma absurda e injustificada, la gente ―y cuando decimos la gente decimos toda la gente― se ha puesto de acuerdo para no comprar el producto, y cuando esto ocurre, los comerciantes no aguantan tres días antes de colocar el precio justo a su mercancía.

Lo interesante, pero también lo preocupante de todo esto, es que nuestra incapacidad para boicotear un determinado producto, para ejercer la no demanda consciente para regular así el precio de la oferta, tiene lecturas nada auspiciosas de cara a la superación de una situación económica en la que nosotros hemos sido históricos cómplices. Porque, si bien el hecho de haber nacido en una sociedad rentista lo explica todo por sí solo, y el hecho de ser una sociedad que vive del petróleo constituye una de nuestras fatalidades ―para no usar el término más dramático y preciso que usó Pérez Alfonzo―, la realidad es que nuestro consuetudinario consumismo ―tal vez el más poderosamente condicionado de América Latina― le ha hecho el juego perfecto a las estrategias desquiciadoras de la economía que se pusieron en marcha desde finales de 2012.

Es verdad, no obstante, que la situación es bastante compleja y que el boicot por sí solo no resolverá el problema. De lo que sí estamos seguros, es del valioso aporte que haría y que además redundaría en un fortalecimiento de la consciencia y la organización de la gente. Existe contra la economía venezolana una bien articulada combinación de formas de sabotaje económico, por lo que la respuesta debe ser igualmente una combinación bien pensada de estrategias en las que, con justicia y ecuanimidad pero también con firmeza, se supere paulatinamente esta situación.

Como afirmó Boza, esta es una oportunidad para implementar algunas medidas que se vienen proponiendo desde hace tiempo, y que si bien podrían identificarse con el más puro comunismo, son necesarias para lucha contra un conjunto de intereses creados que se oponen al saneamiento y diversificación de la economía, lo que es decir, se oponen a que Venezuela se convierta en un país realmente capitalista. Esas medidas son: nacionalización de la banca y de los procesos importadores. Esperemos que en el corto plazo haya respuestas.

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