domingo, 26 de julio de 2015

Eleazar Díaz Rangel: Batalla naval: omisión y confusión

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Llamar imperio a los Estados Unidos, aunque tenga unas islitas como las Marshall, es como llamar a la España cuando fuimos colonia imperialismo
 

El acto para celebrar un nuevo aniversario de la batalla del Lago de Maracaibo e igualmente otro del nacimiento de Simón Bolívar, como lo hacen todos los años en esa ciudad, en relación con el primero, que el presidente Maduro calificó de “histórico y pedagógico, y que nos hizo repasar la historia grande”, y que en mi opinión ha sido el más completo e integral aunque aprecie una omisión que se repite anualmente y de la cual comentaré más adelante, y en el texto que relata los hechos históricos se incurre en una confusión que repiten políticos y militares, y que igualmente será motivo de un comentario.

En todas las narraciones que cada 24 de julio se escuchan ese día en Maracaibo, es omitido un hecho de gran importancia para la historia de Venezuela y para la biografía del almirante Padilla, como fue su intervención en la conspiración para asesinar al Libertador Bolívar y cuyo autor intelectual fue el general Santander, expulsado de por vida al extranjero. En el mismo juicio fue sentenciado a muerte el almirante Padilla y fusilado semanas después.

¿Por qué, cuando se habla del general Páez, ahora se hace referencia al general victorioso en tantas batallas pero de un político corrupto vinculado a la oligarquía que se enriqueció con los deshechos de la guerra? En cambio, del almirante Padilla se omite ese papel negro de su vida. Fue fusilado o ejecutado en octubre de 1828.

¿Quiénes se confunden? ¿Y cuál es la confusión? Que en el texto que reseña los hechos históricos ocurridos en nuestro país se escribió y se leyó de “300 años de imperialismo en Venezuela”. Es evidente el error. Se ha confundido imperio con imperialismo.

¡Imagínense! Imperios hubo desde el comienzo de la humanidad, para solo citarles el Imperio romano, el persa, el otomano, el español, y entre los modernos, el británico o inglés, y el norteamericano, ambos bivalentes, y ya les explicaré por qué. Esos primeros imperios se caracterizaban por ocupar total o parcialmente los territorios que dominaban. Para ofrecerles un ejemplo muy cercano, hablemos del español, que ocupó casi todo lo que es América Latina hoy, y el inglés, que dominó el caribe angloparlante, la India y otros países, uno más pequeño, como el portugués, que dominó Brasil y hasta hace poco debió hacerlo con Angola. ¿Qué caracterizó a esos imperios? Sencillamente que siempre ocupaban total o parcialmente los respectivos territorios, y sobre esa base, lo “ocupaban” políticamente, en la economía, ideológicamente, culturalmente, etc. Fue el caso de España con Venezuela y demás colonias.

¿Y a que se llaman imperios ambivalentes? A aquellos que, como Estados Unidos, primero se caracterizaron como imperios, que dominaron países cuyos territorios ocupaban, como Haití, República Dominicana, Filipinas, etc., pero después devinieron en imperialismo, como lo son hoy, y no hay que mostrar ejemplos, pues el número es exageradamente grande. En sentido contrario puede citarse el ejemplo del imperio inglés, cuya decadencia como tal dio paso al estadounidense.

Si observan discursos, intervenciones, declaraciones de dirigentes políticos y militares, podrán encontrar su uso indiscriminado. Llamar imperio a los Estados Unidos, aunque tenga unas islitas como las Marshall, es como llamar a la España cuando fuimos colonia imperialismo. Tampoco es una confusión que genere mayores consecuencias.

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