Varios periodistas e investigadores, entre ellos José Vicente Rangel, venían anunciándolo. Grupos paramilitares se han infiltrado hasta tal punto en el territorio nacional, que ya están cercando a la capital. Asesinatos un tanto extraños por lo dantesco, ajenos eso sí a nuestra realidad nacional, empezaron a verse con preocupante frecuencia. Una siniestra estrategia pergeñada por inteligencias psicópatas estaba en marcha. El desprecio por la vida humana, el abismo de la muerte, venía con todo; finalmente, se le ha dado un parao, el más contundente hasta la fecha. Sin embargo, algunos se timbraron.
Aunque los usuarios aventajados de whatssap y los vecinos de la Cota 905 se enteraron primero, el resto de los venezolanos supimos el pasado lunes, luego de la rueda de prensa del ministro González López, que 14 delincuentes habían sido abatidos por las fuerzas de seguridad del Estado durante la Operación Liberación y Protección del Pueblo (OLP). Además, en otros lugares la acción permitió el desmantelamiento de siete bandas, la detención de más de cien personas entre las cuales figuraron 32 extranjeros y el hallazgo de vehículos robados, alimentos, drogas, armas, e incluso implementos y materiales de la Misión Vivienda.
El público debe saber, pero sobre todo el público que vive fuera de Venezuela que nos lee, que de inmediato las alas del twitter se batieron y muchos comenzaron a atacar la operación de las fuerzas de seguridad del Estado porque se había cometido una “masacre”. Efectivamente, en cualquiera que no conozca la realidad del país podría surgir algún tipo de indignación en nombre de los derechos humanos de esos jóvenes que perecieron durante la operación conjunta. Pero, lamentablemente, esos jóvenes habían sido captados-seducidos por la criminalidad y tenían tiempo echando plomo de alto calibre e infundiendo miedo y angustia en nuestra sociedad.
De acuerdo a los distintos análisis que se han hecho, asesinatos como los de la actriz Mónica Spear o el del diputado Robert Serra parecieran tener un victimario común: las llamadas “Bancri” (Bandas criminales) el más novedoso producto criminal emergido de los perversos laboratorios de la degeneración social, la anti-política y la desestabilización. Sin embargo, hubo mucha gente que, por condicionamientos políticos, ingenuidad, incomprensión o miedo, consideró un “exceso de fuerza” la legítima acción del Estado. No obstante, un breve análisis de los hechos, separando el grano de la paja, nos permite ver que la OLP no se puede comparar, por ejemplo, con las acciones llevadas a cabo en 1989 por las Fuerzas Armadas de entonces contra los habitantes de las zonas populares.
Un tema tan importante y delicado como la seguridad ciudadana, la violencia y la criminalidad no se deben politizar, aunque así haya ocurrido como producto de los altos decibeles que alcanzó la diatriba política en los últimos años. Es por todo esto, que hay que saludar el espaldarazo que el alcalde opositor del municipio Baruta dio a la OLP, en un contexto donde la actitud extremista de un sector de la oposición ha apostado abiertamente por la desestabilización y el desquiciamiento de la política. A pesar de que la seguridad ha sido altamente politizada y usada como argumento contra el Gobierno, siendo una responsabilidad de todos, para Gerardo Blyde esta no debe ser politizada.
Así, en declaraciones recientes, el alcalde de Baruta dijo: “Si le exigimos al Estado y al Gobierno que actúe, y actúa entonces después no podemos caerle a palo porque haya actuado, yo creo que la vida de los venezolanos tiene que sacarse de la diatriba política diaria”. Agrego Blyde, que salvar vidas ha sido el resultado de la coordinación y la progresiva despolitización del tema de la seguridad, aunque abogó porque esa coordinación se potencie en los órganos de inteligencia del estado para “conocer el origen de los armamentos.” Sobre esto último, por cierto, ya se sabe que provienen de otras latitudes.
Dichas declaraciones, provenientes de una figura política de la oposición, deben servir de ejemplo para aquellos aventureros desquiciados que promovieron la colocación de guayas degolladoras de motorizados durante las guarimbas del año pasado, y que al parecer estaban dispuestos a lanzar a Venezuela por un barranco con tal de golpear al Gobierno bolivariano. A propósito de bolivariano, al momento de escribir estas líneas me entero del asesinato del historiador Jorge Mier Hoffman, defensor de la tesis del asesinato de El Libertador, en un supuesto intento de robo.
Al leer la noticia sobre la sensata posición de Blyde, recuerdo la intervención del copeyano Pedro Pablo Fernández durante la celebración de los primeros diálogos de Paz en Miraflores. Después de dejar bien clara su condición de opositor al Gobierno, Fernándes destacó que no por eso iba a promover la destrucción del país, posición que despuntó un tanto de la de otros personajes que hablaron ese día, y que fueron para defender-recuperar el mercado para sus productos, o a pedir más cacao de ese que tiene forma de lechugas verdes.
Que el ejecutivo debe actuar de forma constante en los lugares donde sea necesario, por supuesto; que estas acciones no deben ser espasmódicas, de acuerdo. Debemos decir que si hay algo positivo en todo esto, es que la sociedad en su conjunto ha venido comprendiendo que la oposición venezolana es corresponsable de la seguridad en el país, dado que han tenido presencia en la Asamblea Nacional y son también alcaldes y gobernadores. Celebremos entonces la posición de este alcalde opositor, y esperemos que muchos sigan su ejemplo.
Amaury González V.
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