lunes, 27 de julio de 2015

Néstor Francia: “Primero salgo del chavismo y después veré qué hago”

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Hay que diferenciar bien entre dirigentes políticos, por un lado, e investigadores y analistas, por el otro, sobre todo aquellos de estos últimos que manejan información independiente, en el sentido de no estar sujetos a una línea partidista, aunque estén sumados a los intereses revolucionarios, y no como esos analistas que solo repiten un libreto, aunque lo hagan con floripondios e ingenio lingüístico. Nosotros creemos que ese tipo de analistas críticos son absolutamente necesarios, ya que la crítica y la búsqueda de la Verdad, aun si el analista no la consigue, pueden ser útiles y clarificadoras de cara al pensamiento y a la acción revolucionaria, tanto en el acierto como en el error. La uniformidad y la unanimidad permanentes impedirían el debate y favorecerían la generación de espejismos políticos que en nada favorecerían a la Revolución.

Lo dicho viene a cuento con referencia a las venideras elecciones parlamentarias. Los dirigentes políticos están en el deber de decir que van a ganar (tanto los de la Revolución como los de la contra) Nadie que esté participando oficialmente en una elección puede andar pregonando, y ni siquiera insinuando, que va a perder, esa sería su tumba. Optimismo no es triunfalismo. Por eso Chávez, en cada elección, por un lado profetizaba que pulverizaríamos al enemigo, mientras que por el otro convocaba al pueblo y a sus dirigentes a trabajar duro por la victoria, y a no confiarse.

A menudo camaradas nos preguntan qué pensamos nosotros sobre cuál será el resultado. Hay quienes andan en una peligrosa tónica derrotista y hasta piensan que no hay nada que hacer, que ya perdimos. Seguramente están influenciados por las encuestas, como la de Datanalisis, que le da a la oposición una ventaja nacional de 17 puntos. O quizá se muestran demasiado temerosos por los evidentes bolsones de descontento que cualquier persona avisada siente o nota en la calle, sobre todo por las dificultades económicas.

También encontramos compatriotas que están muy optimistas, que se basan en la muy buena convocatoria que muestra el PSUV (demostrada en sus primarias), en el  fervor y el compromiso que muestra la militancia en los actos, y en los evidentes problemas de todo tipo que tiene la oposición.

A unos y otros les decimos que no nos sentimos capaces de hacer un pronóstico objetivo de los resultados electorales del 6D. Es decir, no somos optimistas ni pesimistas, preferimos ser realistas y andarnos con cuidado a la hora de estar adelantándonos a los acontecimientos. Esa es una palabra clave, por cierto: acontecimientos.

En estos tiempos de Revolución todos los días pasa algo, que puede favorecer a cualquiera de los dos sectores. Fijémonos, si no, en dos sucesos (acontecimientos, como decimos) recientes que jugarán algún papel, mayor o menor, en esos comicios. Uno de ellos es el acuerdo en la MUD sobre la tarjeta única, ya aprobada por una fuerza importante de ese espectro que se resistía, Voluntad Popular. El otro es una encuesta de Hinterlaces, la cual refleja que el 52% de la población opina que la oposición no tiene proyecto de país. Cualquier observador desaprensivo puede pensar que la primera información favorece a la oposición y la segunda la desfavorece ¿Es así? Veamos.

Sobre lo primero, el acuerdo por la tarjeta única, por supuesto que es un logro para la oposición. Hasta ahora lo que ha venido mostrando ese sector es la imagen de un saco de gatos donde cada quien anda por su lado y los desacuerdos son más que los acuerdos, así que haber llegado a la tarjeta única sin duda es favorable para ellos. Por supuesto, no se puede saber bajo qué términos se avinieron.

Según Díaz Rangel, en su columna dominguera de ayer, “Algo más que más candidaturas seguras y el acuerdo de que hasta las presidenciales deben hacerse por primarias debieron garantizarle a Voluntad Popular para que aceptaran sumarse a la tarjeta única. Pronto se conocerán los acuerdos secretos firmados”. Como se sabe, el partido de Leopoldo López era la piedra de tranca para la tarjeta única opositora. En cuanto al tema de las primarias presidenciales, quedan en claro las ambiciones de López y su intención de desbancar la candidatura de Capriles en las próximas elecciones presidenciales, sean cuando sean.

Ahora bien, la oposición siempre ha estado más o menos como está hoy, dividida, sin proyecto (sí lo tiene, la restauración neoliberal, pero es impresentable) y sin real respaldo popular, siempre ha sido “la nada” como la definía Chávez (nada de liderazgo, nada de ideas, nada de emoción, nada de esperanza, etc.) Por eso los otros números de la mencionada encuesta de Hinterlaces no nos sorprenden demasiado, los que reflejan que una contundente mayoría de venezolanos está de acuerdo con todo lo negativo que se dice de esa oposición.

Sin embargo, el elector de oposición no vota nunca por ella sino contra el chavismo. La mayoría de sus electores fieles son constantes, persistentes, votos duros. Ese voto negativo ¿por qué no habría de repetirse en las venideras parlamentarias, ahora cuando les están creando la ilusión, con más fuerza que nunca, de que pueden ganar? Así que no podemos sentarnos a ver pasar el cadáver del enemigo, porque el elector de derechas tiene una lógica, que se traduce en la frase “primero salgo del chavismo y después veré qué hago”.

En cuanto a la otra cifra de esa encuesta, que dice que el 52% de la población piensa que la oposición no tiene proyecto ¡caramba, no es nada malo para ellos! Esto significaría, si creyésemos en ese estudio de Hinterlaces, que el 48% cree que sí lo tiene (la mitad del país, si tomamos en cuenta el margen de error, que en ese tipo de encuestas es del 3%). Es increíble ¿tanta gente está engañada? ¿O será que la mitad del país está de acuerdo con el neoliberalismo? ¿Y eso cómo se compagina con otra encuesta de la misma empresa que concluye que más del 60% de los venezolanos está de acuerdo con el modelo de inclusión que representa el chavismo?

Lo cierto es que nada está escrito, como nos gusta decir. Nada está decidido y la pelea es peleando. Otra cosa: ganar en esas elecciones no es sacar más votos, sino más diputados. En todo caso hay que seguir luchando para ganar, y ganar bien: más votos y más diputados.

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