El capitalismo siempre se empeña en mostrarnos versiones de la realidad que más que explicarla sirven para “justificar” lo que ha pasado, eso sí siempre exonerando de responsabilidades a quienes a todas luces las tienen. Veamos el caso del accidente aéreo del Airbus A320 de Germanwigs ocurrido al sur de Francia.
Las “cajas negras” y otros “datos recabados” confirman que el copiloto Andreas Lubtiz estaba loco de atar y que es el responsable del estrellamiento del avión. Tan loco estaba el hombre que parece que buscó desesperado en internet formas de suicidarse y ya había dicho que “haría algo” para que su nombre pasara a la historia.
Aclarado el asunto del responsable del accidente, Lufthansa ha informado que cancelará a los familiares de cada uno de los pasajeros fallecidos 50.000 euros como compensación. No dijeron nada acerca del monto que deben cancelar a los familiares de tripulantes del A320, ¿incluirán a la familia de Lubitz?
¿Tan vulnerables son los sistemas de reclutamiento de Lufthansa que un demente como Lubitz fue capaz de hacerse tripulante del A320 y estrellarlo acabando con la vida de otras 149 personas?
Además de indemnizar económicamente a los familiares de las víctimas, ¿qué medidas tomará Lufthansa, y otras compañías aéreas, para evitar que cualquier otro “aerosuicida” quiera ser el segundo de la lista que ya encabeza Lubitz?
Sin dejar de lado las versiones que pueden parecer inverosímiles, como la de un misil que derribó al Airbus320, parece que este accidente aéreo ha puesto en el tapete que en el capitalismo cualquier hombre “normal”, como lo fue Lubitz antes del accidente, puede suponer un peligro para sus semejantes a pesar de su normal e inocente apariencia.
Hollywood lleva décadas poniendo ejemplo de locos, dementes, resentidos, como antihéroes que se realizan haciendo daño a la humanidad, generalmente son negros, latinos, árabes, comunistas, fanáticos, musulmanes, etc. Según lo que han declarado quienes investigan el accidente del caso, parece que Lubitz sólo quería cumplir el sueño de hacerse famoso y pasar a la historia. Quizás veía muchas películas de Hollywood y descubrió que su sueño estaba a la vuelta de la esquina sólo bastaba tener paciencia, su tranquila respiración, en el intervalo de los 8 minutos previos al accidente, indica que ni siquiera se emocionó tanto como los héroes y antihéroes a los que Hollywood nos tiene acostumbrados.
Que el caso de Lubitz, perdón de la tragedia del Airbus A320 estrellado al sur de Francia, no permita que olvidemos que Alcedo Mora Márquez, un compatriota revolucionario permanece desaparecido y las autoridades no se pronuncian al respecto.
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