Este martes 31 de marzo vencía el plazo para declarar ―y en los casos que aplicara, pagar― el impuesto sobre la renta, y como le ocurrió a muchos compatriotas, las actividades cotidianas y las congestiones que sufrió la web del Seniat en los días previos al final del plazo, hicieron que me apersonara en las oficinas del ente recaudador en horas de la tarde del último día del plazo para cumplir con nuestro deber.
Como tuvimos 3 meses para realizar la diligencia, estaba dispuesto a asumir la responsabilidad en caso de que la congestión, el horario de atención y demás circunstancias, impidieran mi declaración. Cuando llegué a las oficinas del Seniat en el Centro Comercial La Cascada, felizmente la cola no estaba tan larga y noté que los funcionarios trabajaban eficientemente para que los contribuyentes fluyeran armoniosamente para bien de la nación, y para que el pago del importante impuesto no se convirtiera en un calvario de principios de Semana Santa.
Acostumbrado como estoy a estar bien informado, había leído y releído diversas reseñas que varios diarios e instituciones publicaron en sus respectivas webs, que explicaban con pelos y señales como era el proceso, el cual viene automatizándose y simplificándose como debe ser en una sociedad del siglo XXI encaminada a convertirse en una potencia. El proceso no era en absoluto complicado. Me fijé, sobre todo en el tema de quien calificaba para pagar y quién no. Debo decir que el tema me quedó claro. Pero también, me pareció que una política comunicacional mínimamente deficiente daría lugar a confusiones.
En el caso de las personas naturales, la cosa estaba clara. Estaban obligados (as) a declarar y pagar el ISLR aquellos (as) cuyos ingresos del año anterior hubiesen alcanzado mínimo las 1000 unidades tributarias, es decir a 127.000 Bs. Es decir, de acuerdo a la información disponible, se entendía que aquellos cuyos ingresos no fueran iguales o superiores las mil unidades tributarias, no solo no estaban obligadas a pagar sino tampoco a declarar. Bien. Ahora, en el caso de las personas jurídicas, de acuerdo a la información disponible, estas estaban obligadas a declarar indistintamente de los ingresos obtenidos, e incluso de si obtuvieron ingresos o pérdidas; esta parte, estaba aún más clara. Sin embargo, cabía la pregunta ¿Declarar es pagar? ¿Habrá razones para pensar que mucha gente considera que declarar es pagar?
De otra manera: ¿Si todas las personas jurídicas están obligadas a declarar indistintamente de los ingresos obtenidos o de si tuvieron pérdidas, quiere decir esto que las personas jurídicas que obtuvieron pérdidas deben también pagar el impuesto? Así como en el caso de las personas naturales ¿Habrá personas jurídicas a las que les corresponde declarar y pagar el ISLR y otras a las que les corresponde declarar pero no pagar? Esta información no estaba tan clara.
Mientras hacía la cola para entrar a las oficinas, la gente conversaba, hablaban de las multas estipuladas para aquellos que no declararan. Algunos informaban a los que tenían dudas, que si eres persona natural te tocaba pagar solo en caso de que hubieras llegado a las mil unidades tributarias. Algunas señoras comentaban, otros se resentían, por algún familiar o conocido al que habían hecho declarar y pagar el impuesto sin que le correspondiera, información que podrá corroborar tanto el contribuyente de a pie como el funcionario que sabe cómo se bate ese cobre.
El hecho es que, cuando estaba declarando, fui testigo del caso de un señor que declaraba como persona natural, cuyos ingresos superaban las mil unidades tributarias y que sin embargo insistía en que no le correspondía pagar. Ahí recordé, que las personas naturales se dividían en dos tipos: los asalariados y los no asalariados. Estos últimos, para pagar el impuesto debieron percibir ingresos iguales o mayores a las 1500 unidades tributarias, lo cual significa 190.500 Bs. Pude escuchar, que el señor era no asalariado y que sus ingresos estaban algo lejos de llegar a este monto. El señor, mostró su certificación de ingresos y seguidamente hubo un intercambio educado, insistencias y algo de confusión. Pero finalmente, al señor le imprimieron la forma para que se dirigiera al banco a pagar.
Saliendo de las oficinas, me pregunté cuántos casos como este se habrán presentado. Efectivamente, como han dicho las autoridades recaudadoras, las expectativas en la recaudación se han superado ampliamente. El pueblo venezolano, como han dicho, respondió. Pero, hay que decirlo, a muchos los respondieron.
@maurogonzag
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