En el entorno de su emblemática fecha del 26 de julio, Cuba se ha situado en primer plano de la realidad continental por un doble motivo: por los avances notorios en el restablecimiento pleno de sus relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y por ser la sede del diálogo de paz entre el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC-EP. En ambos temas se han registrado novedades importantes, que abren una perspectiva esperanzadora en favor de los legítimos intereses de los pueblos involucrados y para consolidar a nuestra América Latina como una zona de paz.
En primer término de estas novedades se sitúan las categóricas declaraciones que acaba de formular Hillary Clinton en el sentido de levantar el bloqueo que mantiene su país contra Cuba. La ex secretaria de Estado y esposa del anterior mandatario estadounidense (y a la vez seguramente candidata del Partido Demócrata a las próximas elecciones presidenciales), lo dijo precisamente ante el Congreso, que tiene en sus manos la decisión, y subrayó que “hay que aprovechar la oportunidad” que se presenta con la normalización de las relaciones con Cuba iniciadas en diciembre pasado, porque negarse a ello sería apostar a una política “que ha fracasado”. En sus palabras: “Tenemos que decidir entre interactuar y el bloqueo, entre apostar por una manera fresca de pensar o seguir con la dinámica de la guerra fría”, términos que también ha utilizado el presidente Obama al abordar este tema. En efecto, en relación con la reapertura de las respectivas embajadas, el presidente Obama declaró, reiterando opiniones antes expuestas, que este paso “es una demostración de que no tenemos que estar atrapados por el pasado de que si algo no funciona, lo cambiamos y seguimos adelante”
A la vez, en otra intervención en la Universidad Internacional de Florida (un estado particularmente sensible a este tema) Hillary señaló: “Hemos llegado a un momento decisivo. El pueblo cubano ha esperado lo suficiente para un cambio, el bloqueo tiene que acabarse de una vez y deberíamos reemplazarlo por una estrategia más interesante”, tomando en cuenta que la gran mayoría de los estadounidenses “quiere una mejor relación con Cuba”. Personalmente tengo el palpite que esta toma de posición decidida de Hillary Clinton sobre un tema fundamental va a contribuir a que gane la presidencia de los Estados Unidos en las elecciones venideras. Ya veremos si mi pronóstico se cumple.
Se trata del gran tema pendiente en el relacionamiento entre Cuba y Estados Unidos, que desde el encuentro entre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el pasado 17 de diciembre, ha avanzado significativamente y se ha vuelto irreversible. Desde el lunes 20 de julio, tras una ceremonia oficial, la bandera cubana ondea en la vieja residencia próxima a la Casa Blanca, que desde inicios del siglo XX albergó la embajada de la República de Cuba en Estados Unidos. Y ya es un hecho, además, que dentro de pocos días, el viernes 14 de agosto, el secretario de Estado John Kerry, que recibió al canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla en el Departamento de Estado luego de esta ceremonia, participará a su vez en La Habana en una ceremonia similar en la reabierta embajada de Estados Unidos.
De esta forma se completará este ciclo, y se podrá entrar de lleno al abordaje de los temas pendientes, el principal de los cuales es precisamente la persistencia del bloqueo comercial, económico y financiero de Estados Unidos, que causa ingentes perjuicios a Cuba desde hace más de medio siglo. En el acto efectuado en Washington, el canciller cubano expresó que “eliminar el bloqueo es esencial para avanzar”. También lo plantearon los manifestantes cubanos en las afueras de la embajada, al grito de: “¡Cuba sí, embargo no!” Importa destacar que sobre este punto, el propio secretario de Estado Kerry se pronunció positivamente, señalando que era deseo del gobierno de Obama levantar el embargo (vigente desde 1962) y dijo esperar que ello ocurriera “pronto”.
Para ello el gobierno de Obama debe enfrentar la tenaz oposición de los republicanos en el Congreso, y en particular del ultraderechista sector del Tea Party y de representantes cubano-americanos de tendencia ultra regresiva como Marco Rubio o Ileana Ross-Lehtinen. En este cuadro, el gobierno cubano le ha reclamado a Obama que ponga en juego sus facultades ejecutivas para zanjar la cuestión en interés de ambos pueblos. Cabe recordar que por decisión del presidente Obama, Cuba fue retirada de la lista (en la que nunca debió haber estado) de estados “patrocinadores del terrorismo”. Además, en el último período se intensificaron los viajes entre los dos países, así como el reencuentro de familiares cubanos residentes en uno y otro lado del estrecho de la Florida, lo que sin duda habrá de intensificarse con la normalización plena de las relaciones diplomáticas, que culminará el 14 de agosto.
Corresponde agregar, en la lista de los pasos dados en esta dirección, que el Senado estadounidense aprobó una disposición que pone fin a las sanciones dispuestas contra embarcaciones que transportaron mercancías a Cuba, las que estaban impedidas de tocar puertos estadounidenses en los seis meses siguientes. Falta que la Cámara de Representantes consagre esta disposición, a la cual se sigue oponiendo la mayoría republicana.
Desde luego que sigue planteado el tema de la base aeronaval de Guantánamo en territorio cubano, ocupada ilegalmente por EEUU desde hace más de un siglo y transformada en un centro de torturas, de lo cual los uruguayos tenemos constancia por haber recibido a refugiados de este centro de detención. Cuba viene planteando sistemáticamente que Guantánamo sea restituida a su soberanía.
Esta es parte integrante de la posición de principios con que el gobierno cubano está desarrollando las actuales negociaciones, unida a una flexibilidad táctica para acordar puntos comunes. Lo señaló claramente el canciller Rodríguez Parrilla en una conferencia de prensa conjunta al término de su reunión con John Kerry, en estos términos: “He reiterado al señor Secretario de Estado la voluntad del gobierno cubano de avanzar en el proceso de normalización de las relaciones con los Estados Unidos sobre la base del respeto e igualdad soberana, sin menoscabo a la independencia y la soberanía de Cuba y sin injerencia en nuestros asuntos”. Reconoció la existencia de diferencias profundas entre los gobiernos de los dos países en materia de las concepciones sobre el ejercicio de los derechos humanos y en temas de derecho internacional. “Pero estamos convencidos –agregó- de que ambos podemos cooperar y coexistir de manera civilizada sobre la base del respeto de estas diferencias y el desarrollo de un diálogo constructivo orientado al bienestar de nuestros países y pueblos del continente y del mundo”. Le aseguró a John Kerry que será bienvenido en La Habana en ocasión de la reapertura de la embajada de Estados Unidos.
Esta es la próxima instancia del 14 de agosto, aguardada con general expectativa.
Anhelo de paz en Colombia
Enfrentando dificultades y superando escollos, sobre todo los interpuestos por el ex presidente Álvaro Uribe y sus allegados, avanza el proceso de paz en Colombia, iniciado en noviembre del año 2012. El término que define las actuales negociaciones desarrolladas en La Habana entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC-EP es el de “desescalamiento”, convenido de común acuerdo y que alude a la reducción al mínimo de las acciones militares por ambas partes, con vistas a arribar en un plazo cercano a un cese del fuego bilateral y duradero, así como a la reinserción de los integrantes de la guerrilla a la sociedad civil. En este plano se están adoptando importantes decisiones, como veremos luego.
Ya se ha señalado la plena adhesión de la ONU a este proceso, no solo a través de las declaraciones categóricas de su secretario general Ban Ki-moon, sino además con el anuncio efectuado por el secretario general adjunto para Asuntos Políticos, Jeffrey Feltman, del envío de un equipo de expertos a La Habana para asesorar en especial al subcomité negociador sobre temas relacionados con la resolución del conflicto.
A todo esto se ha sumado un factor que toca directamente a Uruguay. Es la participación directa del ex ministro de Defensa Nacional y ex legislador José Bayardi en el proceso de paz en La Habana como representante de la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). Su misión será colaborar en las tareas de monitoreo y verificación del cese al fuego y la pacificación acordado entre las partes. Viajará acompañado de un militar de alta graduación, actualmente retirado, especialista en estos temas. El presidente Santos ha elogiado la designación de Bayardi, por sus antecedentes (es actualmente, además, presidente de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio) y se recuerda que en la reciente VII Cumbre de las Américas realizada en Panamá el presidente Tabaré Vázquez expresó todo su apoyo al proceso de paz en Colombia.
En recientes declaraciones, Bayardi señaló que se está ante un conflicto que lleva 50 años, “el más viejo en términos de tiempo, por lo que hay que tener una firme voluntad política para mantenerse en la negociación”. Informó que espera ser convocado a La Habana junto con los delegados de las Naciones Unidas cuando las partes lo decidan. Se le preguntó sobre la posibilidad de que los Cascos Azules de la ONU puedan ser los encargados de verificar el cumplimiento de los acuerdos en el terreno, a lo que respondió que ello es posible, pero que aún falta mucho para llegar a ese punto. Primero se debe confirmar si el proceso de paz sigue adelante (lo que se definirá en un plazo máximo de cuatro meses), luego definir entre el gobierno colombiano y las FARC si habrá monitoreo y verificación del cumplimiento de los acuerdos sobre el terreno, y posteriormente establecer cómo sería dicho monitoreo, etapa esta última en que surge la posibilidad de participación de los Cascos Azules de la ONU.
Simultáneamente, se anunció que avanzan en gran escala las tareas de desminado de los campos, otro de los temas acordados entre el gobierno y las FARC a que aludimos más arriba. La tarea comenzó en una región del noroeste del país y al norte de Bogotá, la vereda de El Orejón en el departamento de Antioquia, donde se comprobó que hay una mina antipersonal cada 135 metros cuadrados y tres áreas peligrosas que suman 12 mil 500 metros cuadrados, lo que se convierte en un gran desafío por el alto volumen de contaminación. En el comunicado conjunto emitido al respecto desde La Habana, las partes destacaron la colaboración de las FARC en esta tarea y lamentaron la muerte del soldado Wilson de Jesús Martínez, quien perdió la vida cuando participaba en las tareas de desminado en la localidad señalada.
El desminado es uno de los temas del acuerdo entre las dos partes en la nueva etapa abierta por la orden del presidente Santos de suspender los bombardeos aéreos a los campamentos de las FARC, que siguió a la decisión de la fuerza guerrillera de suspender el fuego de manera unilateral. Santos declaró que en caso de ser necesarios, los bombardeos solamente podrán reanudarse por orden expresa suya. El gobierno anunció asimismo que un grupo de tres calificados asesores sobre el tema de justicia (los colombianos Manuel José Cepeda y Juan Carlos Henao, y el estadounidense Doug Cassel). se incorporarán al grupo negociador de La Habana para la elaboración de un plan de desescalamiento del conflicto y a la vez, para fijar en forma precisa un acuerdo sin demora para un cese definitivo al fuego, que incluirá un sistema de monitoreo y verificación. Asimismo comenzaron las exhumaciones de cuerpos de las fosas comunes, víctimas de ataques de las bandas paramilitares bajo el gobierno de Uribe. La Fiscalía anunció pruebas de ADN a familiares de las víctimas.
Las FARC han expresado su acuerdo con estas medidas, y han promovido además la formación de una Comisión de la Verdad a instalarse antes de noviembre. Plantean asimismo el tema de la reparación respecto a las víctimas del conflicto, que debe estar ligada a la garantía de no repetición, para lo cual resulta imprescindible erradicar el fenómeno del paramilitarismo.
Según coinciden los informes de distintas fuentes, el nuevo curso de desencalamiento del conflicto armado general tranquilidad en la población, y la Comisión para la Paz analiza las posibilidades de un cese al fuego bilateral y duradero, mientras prosigue sus labores en comisiones con el triple objetivo de llegar al conocimiento de la verdad, otorgar reparaciones a los familiares de los desaparecidos y asegurar la no repetición de estos hechos, que han provocado dolor y angustia a un sector considerable de la población colombiana.
nikomar@adinet.com.uy / Barómetro Internacional
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