Las dificultades políticas del Gobierno son inocultables, y su permanencia en el poder sin un cambio drástico de sus orientaciones empeora día a día la situación.
El pésimo desempeño del chavismo sin Chávez, de no enmendarse, producirá la desaparición de esta fuerza política como actor de peso en el siglo XXI. Con él va a enterrarse también el “el socialismo del siglo XXI”.
Este vacío, que se hace sentir en la anomia y desesperanza que día a día carcome nuestras vidas privadas, necesita ser llenado con la construcción de una legitimidad política alternativa que sea atractiva, despierte el imaginario creativo del venezolano, entusiasme, incentive lazos de solidaridad, teja alianzas entre fuerzas sociales y políticas, eleve los ánimos de la ciudadanía y nos vaya convenciendo de que, aunque trabajoso, un país distinto y mejor es posible.
Gramsci llamó a este proceso la construcción de hegemonía. Queriendo significar con ello la aparición de una propuesta política que, originada quizás desde los intereses de un pequeño grupo, vaya ampliando su apoyo a través de la persuasión, la lucha de posiciones, la incorporación de nuevas ideas, la negociación de intereses. En el proceso las propuestas iniciales cambian para que sean aceptables para más grupos y se alcance un consenso mayoritario sobre un país deseable y posible.
¿Cómo hacen fuerzas opositoras del proyecto político autoritario y neopatrimonial del actual chavismo para construir esa legitimidad o nueva confianza?
La clave está en articular la sociedad civil y sus múltiples manifestaciones de demandas, propuestas y aspiraciones con la sociedad política, los partidos. Esa conexión permitiría hacer uso del cofre con los tesoros, las joyas, las ideas que necesitamos para salir de esta dilatada crisis no solo en lo inmediato, sino con el norte de crear un siglo XXI compartido.
Muchas organizaciones de la sociedad ya han elaborado propuestas para detener la pavorosa inflación y el desabastecimiento. En lo político, una pronta convocatoria de las parlamentarias podría levantar las huelgas de hambre e iniciar una salida pacífica. Contarnos es un dato importante para una salida negociada a esta difícil situación. Pero hace falta bastante más para llegar a un país compartido.
@mlopezmaya / ÚN
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