miércoles, 3 de junio de 2015

Laura Rebolledo Génisson: "Ni una menos": Argentina indignada por ola de femicidio

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Cada 30 horas una mujer es asesinada en Argentina y cada año aumenta el número de femicidios. Entre 2008 y 2014 murieron 1808 mujeres asesinadas por la violencia machista. El próximo 3 de junio se celebrará una concentración por todo el país para pedir el fin de los femicidios bajo la consigna 'Ni Una Menos'.

España, Madrid - El próximo 3 de junio se celebrará una concentración delante del Congreso en Buenos Aires y en varios lugares de Argentina para exigir que paren los femicidios. La convocatoria fue impulsada, bajo el hashtag ‪#‎NiUnaMenos‬, en las redes sociales por el colectivo Ni Una Menos, que está formado por periodistas, artistas y activistas a raíz del femicidio de la adolescente Chiara Páez. Se han solidarizado con la propuesta políticos, celebridades y familiares de víctimas, que han llamado a la sociedad a movilizarse también.

La Casa del Encuentro es una asociación civil que se ocupa desde 2008 de contabilizar los femicidios en Argentina, a falta de estadísticas oficiales, a través del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano. Desde la asociación nombran, muestran, cuentan, visibilizan, conciencian. Según sus datos, entre 2008 y 2014 murieron 1808 mujeres asesinadas por la violencia machista.

Desde La Casa del Encuentro se empezó a pensar en los cambios legislativos necesarios para acabar con la impunidad en estos crímenes y evitar que sigan reproduciéndose. En consecuencia, se manifestó la necesidad de crear una ley que reconozca la existencia del femicidio[7].

En 2009 se sancionó en Argentina la Ley 26.485, que aborda de manera integral la violencia de género ("Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales").

Tras varios años de visibilización de los femicidios y de diversas acciones por parte del Estado y la sociedad civil, en 2012 fue sancionada la Ley 26.791, que modificaba el Código Penal e incorporaba entre sus supuestos la figura del homicidio de una mujer cometido por un hombre con quien se mantiene o ha mantenido una relación, o cuando exista un vínculo de consanguinidad ascendente y/o descendente; con el propósito de causar sufrimiento; y en un contexto de violencia de género.

Se impondrá la pena máxima prevista por el ordenamiento legal argentino: la prisión perpetua.[8] Sin embargo, en Argentina se siguen produciendo un número alarmante de femicidios, y es que, más allá del cambio legislativo, tiene que haber un cambio de conciencia en las instituciones encargadas de aplicar la normativa y en la sociedad civil.

También es necesario un cambio cultural en la sociedad en general: la desigualdad, ver cómo las mujeres han solicitado ayuda y no la han obtenido, la justificación de la violencia machista, y cómo esa justificación ha terminado con sus vidas.[9]

Los informes del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano no sólo le ponen nombre y apellido a las mujeres asesinadas, sino que aportan otros datos muy valiosos que ayudan a entender el fenómeno. Son interesantes los datos que aporta el Observatorio sobre cómo son asesinadas las mujeres. Por ejemplo, gracias a los informes del Observatorio, se pudo valorar el impacto social que tuvo en el país el femicidio de Wanda Taddei, ocurrido en febrero de 2010.

Se habla de Efecto Wanda porque después de ese episodio se registró un aumento considerable del número de mujeres incineradas por sus parejas o exparejas. Según los datos del Observatorio, hasta mediados de febrero de 2013 fueron incineradas por su parejas o exparejas al menos 136 mujeres: 63 murieron por causa de las heridas provocadas por las quemaduras y 74 sobrevivieron. En 2008 no se habían registrado casos de femicidios con fuego, y en 2009 se registraron sólo tres.

En 2010 se registraron 11 femicidios con fuego; la mayoría provocados después de la muerte de Wanda Taddei. En 2011 la cifra aumentó a 28. En 2012 hubo 19 casos.[11] Como Vásquez estuvo libre al principio, quedó una sensación de impunidad, y otros hombres violentos imitaron el modo de proceder de Vázquez y prendieron fuego a sus parejas.

íctimas de femicidios, asesinadas en contextos de violencia de género. Para algunos varones hay mujeres que están a disposición de sus deseos, que nacieron y crecieron para ser consumidas - por ellos -, aunque ellas no quieran, aunque griten “no”, porque esa palabra, la de ellas - para ellos - no tiene ningún valor.

Son chicas descartables. La violencia femicida se ensaña aún más con ellas”[13]. Y los medios de comunicación contribuyen a crear un espectáculo en torno a estos dramas. Los medios se encargan además de construir un perfil de las víctimas que transmite al espectador la imagen de chicas fáciles, putas, busconas y responsables de su destino.

Siempre se trata de buscar una justificación a estos femicidios en vez de culpar a la violencia machista: la ropa que llevaba Daiana, el embarazo de Chiara (en las redes sociales hubo quien justificó lo que le sucedió porque a los 14 años ya estaba embarazada).

Además, muchas de estas víctimas son menores. De hecho, preocupa mucho la cantidad de menores de edad que son asesinadas por la violencia machista. En 2013 las víctimas de entre 13 y 18 fueron 18; en 2013, 25. En 2014, uno de los años más violentos que registra la Casa del Encuentro, el número de víctimas de feminicidio de entre 12 y 21 años fue de 36.[14]

Desde hacía ya un tiempo el hartazgo y la indignación por parte de una parte de la sociedad argentina venía aumentando. El detonante para que se juntasen un grupo de escritoras, artistas y periodistas bajo la consigna Ni Una Menos fue el modo en que los medios y las redes trataron a Daiana: en vez de centrarse en la violencia machista que mata mujeres, juzgaron su vestimenta y su comportamiento, y la convirtieron en la culpable de su propia muerte. El 26 de marzo Ni Una Menos organizó un maratón de lectura contra el femicidio. Durante varias horas escritoras, escritores, artistas, periodistas y familiares de víctimas del feminidio hicieron lecturas para dar visibilidad a la violencia machista y condenarla.

La consigna Ni Una Menos resurgió dos meses después, cuando apareció el cadáver de Chiara Páez, también descartado como basura, en un pozo. La convocatoria, que nació de una manera casual pero tuvo una enorme repercusión en Twitter, se viralizó y se convirtió en multitudinaria. Miles de personas, entre ellas políticos, han subido fotos en las que aparecen con un cártel con la consigna. Pero no es suficiente. Falta también que se implementen políticas públicas. Las organizadoras de Ni Una Menos han enviado a los políticos cinco puntos a través de los cuales les exigen un compromiso público de aplicación de políticas específicas para combatir el femicidio:

1- Elaboración de estadísticas oficiales sobre violencia contra las mujeres y un índice de femicidios.
2 – Creación de fueros regionales especializados en violencia contra las mujeres con competencia en materia civil y penal.
3 – Reglamentación en su totalidad de la Ley N° 26.485 y asignación de recursos.
4 – Incorporación de la temática violencia contra las mujeres en todas las currículas educativas.
5 – Creación de un Ministerio de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y varones.[15]

Argentina ya ha dado un paso importante con la introducción del término femicidio en sus medios de comunicación. El tratamiento mediático en general ha dejado de referirse a los femicidios como crímenes pasionales. Falta que dejen de ser tratados como casos aislados, meros casos policiales, y sin tener en cuenta el contexto en el que se produce este tipo de crimen. Pero tiene que haber un cambio cultural y hay que empezar desde la educación.

Feminicidio.net 

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