sábado, 9 de mayo de 2015

Roberto Hernández Montoya: Primavera gringa

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En 1848 se alzaron varios pueblos en Europa. Se la bautizó Primavera de los Pueblos. Nunca hubo tantas rebeliones populares simultáneas en un continente. Despuntó en 1830 en París cuando las barricadas destronaron al rey Carlos X e inspiraron un escenario esencial de la novela Los miserables, de Víctor Hugo, y el cuadro La Libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix (www.histoire-image.org/photo/zoom/tsi5_delacroix_001f.jpg). La denominación primavera tiene resonancias simbólicas productivas. Cada tanto estallan primaveras, otro nombre de la lucha de clases. Tuvimos la nuestra, precursora, alrededor del 19 de abril de 1810. Ya en el siglo XX hubo Primavera de Praga y Mayo Francés, entre otras, y últimamente Primaveras Árabes, que terminaron en infiernos por intromisiones imperiales, Otan incluida.

La burguesía se amaña para quedarse con las naranjas mientras el resto sufre la dentera. Como el Tratado de Coche y el Espíritu del 23 de Enero, otras dos primaveras estropeadas. La presente venezolana -cabeza de la latinoamericana- está durando porque hay un pueblo templado y la burguesía con que lidia es lo suficientemente barata y chapucera.

Se habla de primavera cada vez que despierta Bolívar, es decir, cada vez que despierta el pueblo. Se baila en calles, en fábricas, hay frescura, lucidez, franqueza, juego, alegría, lujo de vivir, como en las marchas bolivarianas. Lenin bailó en la nieve cuando la Revolución de Octubre cumplió un día más que los cien que duró la Comuna de París. Como para una película. Lo contó Manuel Caballero en un mitin del MAS, cuando era primaveral, como lo sentenció entonces Rigoberto Lanz en la Sala C de la UCV y no se había necrosado. Después viene la rutina, el principio de realidad y la bella Renovación de Letras de la UCV se entrega a la mediocridad. Son períodos bonitos mientras duran.

Casi no hay país sin bellas primaveras, que refrescan la vida y engalanan los libros de historia. La Comuna de París fue en primavera, en tiempo de cerezas, de donde nació la idea comunista que teorizaron Marx y Engels y desarrollaron Lenin y Chávez. La gente explotada es poética en el poder, así sea por unos días. Luego viene la burguesía con su infierno, Pinochet, Gómez, Betancourt, Otan, Obama, Bush, Thiers, que se escabechó a 100.000 comuneros y comuneras.

Ahora estamos asistiendo a sucesos de esa guisa en Estados Unidos. Desde Ferguson para acá causan la mala impresión de una política extraña y sistemática de asesinato casi diario de afroamericanos por las calles. Y luego absuelven a sus asesinos, todo bajo la pupila gorda de Barack Obama. Decimos que Obama es negro porque su padre lo era, pero no que es blanco porque su madre lo era, racismo de percepción que ejercemos sin conciencia. ¿Estamos en el comienzo de una Primavera Gringa? Desde hace años hay en Estados Unidos tensiones prerrevolucionarias: opresión masiva, explotación, pobreza y desempleo crecientes y un gentío armado. Tal vez la Primavera Gringa empiece cuando Homero Simpson descubra que el racismo no es problema solo de los negros. No sé si habrá Primavera Gringa, las revoluciones son impredecibles o no son.

@rhm1947 / ÚN

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