Otra opción, que en mi opinión es más atractiva para el chavismo y ajustada a su idiosincrasia, sería intentar un fraude electoral. Hay condiciones favorables para ello, ya que el CNE, por la forma como fue electo, perdió definitivamente su carácter de independiente. Prueba de ello fue la declaración posterior de Lucena, relativa a la autenticidad de las firmas recogidas contra el decreto de Obama, que ni era atribución del CNE esa tarea ni tenía cómo hacerla.
Sin embargo, la estrategia del fraude tiene sus riesgos. Observadores nacionales e internacionales y técnicos de los partidos políticos se han convencido de la confiabilidad del sistema automatizado de emisión y transmisión de votos el día de la votación. Las auditorías que se hacen inmediatamente después de cerrado el tiempo de votación también refuerzan esa convicción. Parecería difícil alterar de modo relevante el número de los votos que ocurren ese día.
Siendo difícil el fraude propiamente dicho, parecería más viable profundizar en las condiciones fraudulentas con que vienen ocurriendo las campañas electorales. Pues, si bien es confiable el sistema automatizado de emisión y transmisión de los votos, el CNE como ente rector del proceso no lo es. Manipula las regulaciones para favorecer al chavismo (fechas, circunscripciones y condiciones de campaña, entre otros), y no sanciona reiteradas irregularidades que se cometen (uso de los recursos y medios públicos, amedrentamientos a votantes, violencia contra candidatos de oposición, etc.).
En esas condiciones y si los resultados fuesen apretados, la complicidad del CNE con el chavismo podría hacer la diferencia que le permitiría al Gobierno obtener los votos suficientes para mantener una mayoría simple de la próxima Asamblea. Por eso es tan importante salir masivamente a votar.
@mlopezmaya
Fuente: ÚN
Volver a la Página Principal
No hay comentarios:
Publicar un comentario