La casi totalidad de las voces internacionales que se refieren a Venezuela han retomado con insistencia la necesidad de un diálogo político en Venezuela. Claro, aquí hablamos de voces oficiales, con la casi única excepción de Estados Unidos, que solo lanza ataque tras ataque, y no de los voceros políticos de la ultraderecha como los tres ex presidentes que vinieron a meter sus hocicos neoliberales en nuestro país, ni de la canalla mediática, como el Washington Post que solo pide que al gobierno de Maduro se le tilde de “tiranía” y ya está. Pero las voces oficiales pro-diálogo entre Gobierno y oposición se multiplican.
Ahí está el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien dice apoyar los esfuerzos de la Unasur para “relanzar el diálogo entre el Gobierno y los miembros de la oposición”. Claro, Ban mete su venenito propio de un simpatizante del imperialismo, cuando añade que el tal diálogo puede “ayudar a que el país supere sus actuales desafíos y garantice los derechos humanos de todos los venezolanos”. Tampoco podíamos esperar demasiado de este sujeto que avala por acción u omisión casi todas las trapisondas imperialistas. Ya es bastante que exprese que “En ese sentido, da la bienvenida al anuncio del secretario general de Unasur sobre una próxima visita a Venezuela de una delegación de ministros de Asuntos Exteriores de Unasur”. Sin duda, esta declaración de Ban reafirma la gran importancia geopolítica que ha alcanzado esta alianza suramericana, de la que forman parte países tan relevantes como Brasil, Argentina, y la misma Venezuela por su poder energético y por ser un referente político. Gracias Chávez, por los favores recibidos.
Por su parte, Juan Manuel Santos se ha ofrecido como mediador y ha dicho que “El futuro que se puede construir es solo si ambas partes se sientan a dialogar, de otra forma va a ser muy difícil encontrar salida a los problemas que se están viviendo en Venezuela… Eso es lo que queremos, sería ideal que las dos partes se pusieran de acuerdo para solucionar esa situación tan difícil. Si nosotros podemos poner nuestro granito de arena respetando la autonomía de Venezuela pues ahí estaremos”.
Ahora bien, esa onda de pedir el diálogo en Venezuela tiene sus bemoles, pues si bien esa es la misma política que ha venido promoviendo el gobierno venezolano, llama la atención que solo gobiernos muy cercanos políticamente al nuestro le han dado real relevancia a las denuncias de intentonas militares hechas, con presentación de algunas evidencias, el Gobierno nacional. En ese sentido, es conocido el axioma de que no hay malos entendedores sino malos explicadores ¿Hemos explicado bien al mundo lo que pasa en Venezuela?
Pero quizá no se trate de que no hemos explicado bien lo que ocurre, más bien tal vez entra en juego aquí otro conocido axioma: no hay peor ciego que quien no quiere ver. Los gobiernos neoliberales de América Latina tal vez estén adoptando la misma posición pusilánime de la oposición “moderada” de Venezuela, y se anden haciendo los paisas para no mal ponerse con la ultraderecha radical de nuestro país, que al fin y al cabo comparten los mismos ideales –o al menos unos muy parecidos- de gobiernos como el de Colombia, Panamá (una de las mecas de los conspiradores), Costa Rica, Guatemala, México, Perú y otros.
En ese sentido, de nuevo la lúcida mente de Pepe Mujica pone las cosas en su lugar cuando dice que en Venezuela existen dos tipos de oposición: “Está Capriles y su entorno que quieren una salida de carácter institucional, que se vaya a elecciones legislativas, que se vaya al plebiscito revocatorio y hay otra gente que quiere que se vaya ahora -el Gobierno- , que quiere dar un golpe de Estado y que se vaya ahora”.
Ahora bien, lo cierto es que en la Venezuela chavista siempre ha habido diálogo, el más notable sin duda el diálogo social, y particularmente el diálogo con los excluidos de siempre, que participan ahora de mil maneras en distintos tipos de organizaciones populares. Este es el único país del mundo donde la Constitución nacional fue producto de un diálogo generalizado que bajó a las estaciones del Metro, a los mercados, a los hogares, a las fábricas, a los campos.
Por otra parte, ha existido y existe el diálogo con sectores productivos privados. Esta ha sido una política que Nicolás Maduro ha profundizado. En los tiempos recientes, en su intención de contribuir para derrotar la guerra económica y superar las actuales dificultades que golpean al pueblo, el Gobierno nacional se ha reunido con diversos sectores privados: farmacéuticos, distribuidores de bienes masivos, cadenas y centros comerciales, importadores de distintos insumos, medios de comunicación y otros.
El gran problema es el dialogo con los sectores políticos ¿Es posible ese diálogo en este momento? No parece para nada fácil ¿Aceptará la oposición “moderada” la clara realidad que expone Pepe Mujica en el sentido de que hay en Venezuela un sector opositor golpista que quiere salir por la fuerza del presidente Maduro? Esa es una condición que ha puesto el Presidente para que el diálogo se dé, y lleva toda la razón, y en ese sentido ha dicho claramente que no seguirá aceptando el juego a “dos bandas”: por un lado se participa en la dinámica democrática, y por el otro se conspira y se desarrolla planes de golpe de Estado.
Otra dificultad es que seguramente hay muchos sectores sociales y algunos sectores productivos privados que quieren que la situación del país mejore porque así mejorarán ellos mismos. No es el caso de la oposición política. Para ellos mientras peor vaya el país, mejor, porque piensan que así se acelerará la caída de la Revolución Bolivariana y ellos tendrán la oportunidad de retomar el poder, que es lo único que realmente les interesa. Ya se intentó dialogar con esa oposición hace cosa de un año y finalmente pateó la mesa, sometidos a los intereses de la ultraderecha radical de la cual no se deslindan por oportunistas y cobardes políticos. Así no se puede.
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Posturas críticas, reflexivas. Opinión profesional de rasgos independientes. Aportes con sustancia. Contexto despolarizante
sábado, 28 de febrero de 2015
viernes, 27 de febrero de 2015
Oscar Bravo: la transición o la destrucción del chavismo
En días pasados alrededor de los tiempos de carnaval apareció un documento político suscrito por la ultraderecha nacional titulado “Acuerdo Nacional para La Transición” lo cual ha generado la mayor variedad de interpretaciones sobre el porqué y el para qué de ese comunicado.
El contenido del mismo es un recetario producto de un libreto redactado en un lugar desconocido pero que posee toda la intención de cierto sector opositor de “ofrecerse de manera espontánea” y con el único interés de que le otorguen el poder por cualquier vía para desmontar, arrasar y aniquilar con todo lo que huela a rojo rojito y hacerlo desaparecer de todo el territorio nacional, durante un determinado tiempo que se conocería como “la transición”.
Para los redactores y apoyantes de semejante documento lleno de oscuras intenciones y con muy poca fundamentación programática desde el punto de vista político, aparece en el escenario cuando el gobierno nacional (legal y legítimo) descubre todo un mapa de acción estratégica a través de una intentona o amago golpista para generar la sensación de que “el gobierno se está cayendo” y que sólo falta un empujoncito por parte de fuerzas extranjeras con complicidad interna para estimular “una invasión salva patria”.
Ese plan operativo o acuerdo nacional entre los sectores opositores, es una confesión pública sobre el “doble discurso” o el juego de la “doble banda” que tienen montada ésta dirigencia difusa y ambivalente que por un lado se muestran como demócratas y creyentes de la vía electoral para dirimir las diferencias políticas, pero por otro lado, se frotan las manos en la espera de salidas inconstitucionales para decir: “aquí estoy yo si no me han visto”.
* Politólogo
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El contenido del mismo es un recetario producto de un libreto redactado en un lugar desconocido pero que posee toda la intención de cierto sector opositor de “ofrecerse de manera espontánea” y con el único interés de que le otorguen el poder por cualquier vía para desmontar, arrasar y aniquilar con todo lo que huela a rojo rojito y hacerlo desaparecer de todo el territorio nacional, durante un determinado tiempo que se conocería como “la transición”.
Para los redactores y apoyantes de semejante documento lleno de oscuras intenciones y con muy poca fundamentación programática desde el punto de vista político, aparece en el escenario cuando el gobierno nacional (legal y legítimo) descubre todo un mapa de acción estratégica a través de una intentona o amago golpista para generar la sensación de que “el gobierno se está cayendo” y que sólo falta un empujoncito por parte de fuerzas extranjeras con complicidad interna para estimular “una invasión salva patria”.
Ese plan operativo o acuerdo nacional entre los sectores opositores, es una confesión pública sobre el “doble discurso” o el juego de la “doble banda” que tienen montada ésta dirigencia difusa y ambivalente que por un lado se muestran como demócratas y creyentes de la vía electoral para dirimir las diferencias políticas, pero por otro lado, se frotan las manos en la espera de salidas inconstitucionales para decir: “aquí estoy yo si no me han visto”.
* Politólogo
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Amaury González V.: le dio cabezazos en sus puños: represión evidente
Los últimos años han sido de verdadera guerra por la definición e interpretación de la realidad, de una realidad socio-política que ha sido muy dinámica y compleja, pero que al mismo tiempo siempre ha dejado al público suficientes elementos de juicio para saber de dónde sale la mentira y la muerte, y por tanto para saber de qué lado se inclina la balanza de la justicia.
Ha sido un asedio permanente, un golpe continuado. Después del fallecimiento del Comandante Chávez, y desde antes que ocurriera su deceso, era previsible que los sectores más recalcitrantes y reaccionarios que siempre han adversado al Gobierno bolivariano, emprenderían una serie de acciones orientadas a golpear a la Revolución bolivariana, siempre con el desalojo de Maduro del poder como propósito central. Con lo que vimos el año pasado, se pudo concluir que estábamos en presencia de una combinación de acciones subversivas, que sumó la violencia guarimbera a la ya declarada guerra económica.
Como sabemos, esa violencia dejó un saldo de más de 40 fallecidos y más de 800 heridos. Y no nos referimos a esas acciones como “protestas”, porque efectivamente, desde el mismo 12 de febrero de 2014, lo que inicialmente había comenzado como una protesta estudiantil se convirtió en una acción vandálica y terrorista en la que se destruyó la fachada del edificio donde funciona la sede del Ministerio Público, se quemaron camionetas y se destruyó una plaza completa. Ah, claro, allí se presentaron los primeros muertos. ¿Era eso una protesta? Había comenzado como marcha pacífica, pero se había trocado en otra cosa. Dependiendo de cómo definamos la realidad, actuaremos de una forma o de otra. Mal diagnostico, mala terapia.
La estrategia, quedó develada desde el instante en que desde las redes sociales se pretendió manipular los hechos, difundiendo y viralizando contenidos descontextualizados y trucados tecnológicamente para crear una matriz que siempre se quiso instalar en la era Chávez: la del Gobierno autoritario, represor, violador de derechos humanos. Desde 2007, los laboratorios al servicio de la contrarrevolución habían advertido que el Gobierno bolivariano tenía una debilidad propia de las fuerzas políticas de izquierda que han conquistado el poder del Estado. Como dice el filósofo Pablo Romero, al momento de poner los necesarios límites en “protestas” que se han tornado violentas recurriendo a las fuerzas del Estado, la izquierda tiende a titubear en su prurito por demostrar que es ética y políticamente distinta de la derecha.
Recordemos, que en las “protestas pacíficas” de 2007, los heridos se contaron entre las fuerzas de seguridad del Estado. Para cuando Chávez ordenó echarle “gas del bueno” a los grupos estudiantiles violentos, ya el chantaje había surtido su efecto.
No obstante, creemos que con lo que ocurrió el año pasado tal dilema ha sido superado, aunque al alto costo de las muertes y los heridos. La estrategia subversiva ha sido develada en todo su maquiavelismo: generar protestas violentas en la calle (que incluye el ataque a sedes de Gobernaciones y ministerios) para forzar la acción de las fuerzas de seguridad del Estado (violencia legítima, de acuerdo a la teoría política) para luego agredirlas o atacarlas directamente con armas de fuego (sofisticadas como el rifle de un francotirador o caseras como las Molotov), provocar su defensa (más que necesaria ante lo que en casi cualquier país generaría una ráfaga de “fuego legítimo”) y lograr producir los muertos que necesita el caos, siempre condición de la intervención extranjera.
Afortunadamente, en los últimos días de febrero de 2015, son muy pocos los grupos que en su irracionalidad criminal han provocado hechos lamentables que de manera irresponsable han merecido la manipulación de distintos voceros de la oposición, cuando no el mero silencio. Uno, fue el caso de los soldados que fueron perseguidos en Chacao, uno de los cuales fue alcanzado y golpeado por una turba salvaje que “protestaba”; otro, el lamentable caso del joven de 14 años Kluivert Roa quien, tal como lo cuenta el abogado Iván Agüín, ocurrió en el contexto de una agresión a unos oficiales que pasaban en moto cerca del lugar de la protesta.
A los policías los tumbaron de la moto, y si ya eso es un irrespeto inaceptable para cualquier autoridad policial mundial, lo cosa no quedó allí. Uno imagina que estos “protestantes” estaban bajo los efectos de alguna droga enloquecedora, al leer que la turba intentó despojar a los oficiales de sus armas reglamentarias, y que en medio del forcejeo se accionó el arma que dio muerte el joven liceísta. ¿Quién llamaría a este hecho un asesinato del represor régimen chavista?
Sí, hay mucha tela para cortar, pero se la dejamos a los lectores.
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Ha sido un asedio permanente, un golpe continuado. Después del fallecimiento del Comandante Chávez, y desde antes que ocurriera su deceso, era previsible que los sectores más recalcitrantes y reaccionarios que siempre han adversado al Gobierno bolivariano, emprenderían una serie de acciones orientadas a golpear a la Revolución bolivariana, siempre con el desalojo de Maduro del poder como propósito central. Con lo que vimos el año pasado, se pudo concluir que estábamos en presencia de una combinación de acciones subversivas, que sumó la violencia guarimbera a la ya declarada guerra económica.
Como sabemos, esa violencia dejó un saldo de más de 40 fallecidos y más de 800 heridos. Y no nos referimos a esas acciones como “protestas”, porque efectivamente, desde el mismo 12 de febrero de 2014, lo que inicialmente había comenzado como una protesta estudiantil se convirtió en una acción vandálica y terrorista en la que se destruyó la fachada del edificio donde funciona la sede del Ministerio Público, se quemaron camionetas y se destruyó una plaza completa. Ah, claro, allí se presentaron los primeros muertos. ¿Era eso una protesta? Había comenzado como marcha pacífica, pero se había trocado en otra cosa. Dependiendo de cómo definamos la realidad, actuaremos de una forma o de otra. Mal diagnostico, mala terapia.
La estrategia, quedó develada desde el instante en que desde las redes sociales se pretendió manipular los hechos, difundiendo y viralizando contenidos descontextualizados y trucados tecnológicamente para crear una matriz que siempre se quiso instalar en la era Chávez: la del Gobierno autoritario, represor, violador de derechos humanos. Desde 2007, los laboratorios al servicio de la contrarrevolución habían advertido que el Gobierno bolivariano tenía una debilidad propia de las fuerzas políticas de izquierda que han conquistado el poder del Estado. Como dice el filósofo Pablo Romero, al momento de poner los necesarios límites en “protestas” que se han tornado violentas recurriendo a las fuerzas del Estado, la izquierda tiende a titubear en su prurito por demostrar que es ética y políticamente distinta de la derecha.
Recordemos, que en las “protestas pacíficas” de 2007, los heridos se contaron entre las fuerzas de seguridad del Estado. Para cuando Chávez ordenó echarle “gas del bueno” a los grupos estudiantiles violentos, ya el chantaje había surtido su efecto.
No obstante, creemos que con lo que ocurrió el año pasado tal dilema ha sido superado, aunque al alto costo de las muertes y los heridos. La estrategia subversiva ha sido develada en todo su maquiavelismo: generar protestas violentas en la calle (que incluye el ataque a sedes de Gobernaciones y ministerios) para forzar la acción de las fuerzas de seguridad del Estado (violencia legítima, de acuerdo a la teoría política) para luego agredirlas o atacarlas directamente con armas de fuego (sofisticadas como el rifle de un francotirador o caseras como las Molotov), provocar su defensa (más que necesaria ante lo que en casi cualquier país generaría una ráfaga de “fuego legítimo”) y lograr producir los muertos que necesita el caos, siempre condición de la intervención extranjera.
Afortunadamente, en los últimos días de febrero de 2015, son muy pocos los grupos que en su irracionalidad criminal han provocado hechos lamentables que de manera irresponsable han merecido la manipulación de distintos voceros de la oposición, cuando no el mero silencio. Uno, fue el caso de los soldados que fueron perseguidos en Chacao, uno de los cuales fue alcanzado y golpeado por una turba salvaje que “protestaba”; otro, el lamentable caso del joven de 14 años Kluivert Roa quien, tal como lo cuenta el abogado Iván Agüín, ocurrió en el contexto de una agresión a unos oficiales que pasaban en moto cerca del lugar de la protesta.
A los policías los tumbaron de la moto, y si ya eso es un irrespeto inaceptable para cualquier autoridad policial mundial, lo cosa no quedó allí. Uno imagina que estos “protestantes” estaban bajo los efectos de alguna droga enloquecedora, al leer que la turba intentó despojar a los oficiales de sus armas reglamentarias, y que en medio del forcejeo se accionó el arma que dio muerte el joven liceísta. ¿Quién llamaría a este hecho un asesinato del represor régimen chavista?
Sí, hay mucha tela para cortar, pero se la dejamos a los lectores.
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jueves, 26 de febrero de 2015
Nicmer Evans: el cinismo de las cúpulas
El “cinismo” originalmente es una corriente de pensamiento derivada del pensamiento socrático que trata de emular lo desparpajado de la vida de un perro: natural, desparpajado, que no deja de hacer lo que desea, aunque entre los humanos trata de no molestar y hasta de ser agradable para sobrevivir.
El filósofo griego Teofrasto retrata a un cínico, antes de Cristo, de la siguiente manera:
“Es un hombre que maldice y tiene una reputación deplorable. Es sucio, bebe y nunca está en ayunas. Cuando puede hacerlo, estafa y golpea a quienes descubren el engaño antes de que puedan denunciarlo. Ninguna actividad le repugna: será patrón de una taberna y, si es necesario, encargado de un burdel, pregonero e incluso, si se quiere, recaudador de impuestos. Ladrón, habituado a las comisarías y a los guardias civiles, a menudo se lo encuentran locuaz, en la plaza pública, a menos que se convierta en abogado de todas las causas, aunque sean las más indefendibles. Prestamista con fianza, tiene además la soberbia de un famoso y no cuesta mucho imaginarlo. Para completar el cuadro, no olvidemos que el cínico deja, sin sentir vergüenza, que su madre se muera de hambre… ”
Hoy, a pesar de la mutación del concepto, cinismo significa desvergüenza, pero en el mentir o en la defensa de prácticas o doctrinas vituperables, y los cínicos siguen siendo capaces de que “su madre se muera de hambre” sin sentir vergüenza.
Esto ha pasado en general en la política moderna, y aún más en la política venezolana, en la IV y en V república. Hoy tanto la cúpula del gobierno como la de oposición practican el cinismo sin ningún disimulo, mienten, engañan, dicen que Ledezma fue apresado con esposas puestas y golpes, o afirman que la muerte del estudiante del Táchira es culpa del imperio, ninguno reconoce errores, y atribuyen todo lo malo al otro, generando hastío en la mayoría de la población venezolana que busca con desesperación opciones políticas sinceras.
El cinismo en política, es considerado por los políticos ignorantes como el “arte” de la política. Asumen estos “políticos de oficio” que hacer política es ser cínico, para así obtener y aún más para preservar el poder. Lo que hoy no comprender los “cínicos” es que cada día más la conciencia política del pueblo, no sólo devela el cinismo, sino que presiona para que existan alternativas ante esta deformación de la política.
La democracia participativa, la organización y articulación popular, la crítica propositiva, y la revolución permanente son el antídoto ante el cinismo político cupular.
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El filósofo griego Teofrasto retrata a un cínico, antes de Cristo, de la siguiente manera:
“Es un hombre que maldice y tiene una reputación deplorable. Es sucio, bebe y nunca está en ayunas. Cuando puede hacerlo, estafa y golpea a quienes descubren el engaño antes de que puedan denunciarlo. Ninguna actividad le repugna: será patrón de una taberna y, si es necesario, encargado de un burdel, pregonero e incluso, si se quiere, recaudador de impuestos. Ladrón, habituado a las comisarías y a los guardias civiles, a menudo se lo encuentran locuaz, en la plaza pública, a menos que se convierta en abogado de todas las causas, aunque sean las más indefendibles. Prestamista con fianza, tiene además la soberbia de un famoso y no cuesta mucho imaginarlo. Para completar el cuadro, no olvidemos que el cínico deja, sin sentir vergüenza, que su madre se muera de hambre… ”
Hoy, a pesar de la mutación del concepto, cinismo significa desvergüenza, pero en el mentir o en la defensa de prácticas o doctrinas vituperables, y los cínicos siguen siendo capaces de que “su madre se muera de hambre” sin sentir vergüenza.
Esto ha pasado en general en la política moderna, y aún más en la política venezolana, en la IV y en V república. Hoy tanto la cúpula del gobierno como la de oposición practican el cinismo sin ningún disimulo, mienten, engañan, dicen que Ledezma fue apresado con esposas puestas y golpes, o afirman que la muerte del estudiante del Táchira es culpa del imperio, ninguno reconoce errores, y atribuyen todo lo malo al otro, generando hastío en la mayoría de la población venezolana que busca con desesperación opciones políticas sinceras.
El cinismo en política, es considerado por los políticos ignorantes como el “arte” de la política. Asumen estos “políticos de oficio” que hacer política es ser cínico, para así obtener y aún más para preservar el poder. Lo que hoy no comprender los “cínicos” es que cada día más la conciencia política del pueblo, no sólo devela el cinismo, sino que presiona para que existan alternativas ante esta deformación de la política.
La democracia participativa, la organización y articulación popular, la crítica propositiva, y la revolución permanente son el antídoto ante el cinismo político cupular.
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Toby Valderrama y Antonio Aponte: la renuncia de Maduro
La derecha de la oposición ha puesto en el centro de su política la renuncia del Presidente Maduro. Sus más destacados dirigentes la piden, y los dirigentes medios hacen eco. El pedido de renuncia en boca de la derecha de la oposición no es un asunto trivial: las últimas renuncias que de ellos se conocen son la "renuncia" de Chávez en el golpe de Abril, forzada; y la "renuncia" que consiguieron con su asesinato, forzosa. Éstas son las renuncias que entiende la oposición.
La Revolución debe prepararse y hacerle saber a la dirigencia y a la base de la oposición que no aceptaremos una renuncia del Presidente Maduro, de ningún tipo, de ninguna forma. Que sepan que no la aceptaremos en ningún caso, y que, además, si la consiguen con cualquiera de sus variantes nefastas, entonces la historia no será la misma que con el asesinato de Chávez. Aquella "renuncia" no tuvo una apropiada respuesta política, nos consumimos en el dolor, nos paralizó la ausencia del líder. Ahora ya aprendidos cuáles son los métodos de "renuncia" de la oposición, la respuesta será fuerte, del capitalismo no quedará piedra sobre piedra, nada, no aceptaremos otro gobierno que el del Presidente Maduro o el que emane de la legalidad revolucionaria.
El pedido de renuncia es una máscara para el golpe que ya está caminando. Ahora bien, es necesario que el gobierno, la dirigencia, la masa entiendan la nueva situación. Ellos se han salido del juego democrático y lo han hecho con descaro; entonces, no es posible que la Revolución permanezca dentro de la lógica de la legalidad burguesa, es necesario defender a la Constitución, a la Revolución, a la Patria, es hora de invocar el artículo 350 de la Constitución:
"El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos".
Dice claramente que el pueblo de Venezuela desconocerá cualquier intento de contrariar los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos, como sería el caso de una renuncia del Presidente de la única manera que la pueden conseguir, por la fuerza, amañada.
La Revolución está en el deber de defenderse, tiene todas las armas físicas y espirituales para hacerlo. Ahora es necesario delimitar el campo enemigo, capitaneado por obama. En estas circunstancias, con el golpe andando en su fase dulce, no es posible ir a elecciones, se deben suspender hasta restablecer el clima democrático, que los contendientes acepten la Constitución, a los poderes públicos.
Es hora de desechar las ilusiones y prepararse para el combate. Al capitalismo, a obama, no creerles ni tantico así, nada.
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La Revolución debe prepararse y hacerle saber a la dirigencia y a la base de la oposición que no aceptaremos una renuncia del Presidente Maduro, de ningún tipo, de ninguna forma. Que sepan que no la aceptaremos en ningún caso, y que, además, si la consiguen con cualquiera de sus variantes nefastas, entonces la historia no será la misma que con el asesinato de Chávez. Aquella "renuncia" no tuvo una apropiada respuesta política, nos consumimos en el dolor, nos paralizó la ausencia del líder. Ahora ya aprendidos cuáles son los métodos de "renuncia" de la oposición, la respuesta será fuerte, del capitalismo no quedará piedra sobre piedra, nada, no aceptaremos otro gobierno que el del Presidente Maduro o el que emane de la legalidad revolucionaria.
El pedido de renuncia es una máscara para el golpe que ya está caminando. Ahora bien, es necesario que el gobierno, la dirigencia, la masa entiendan la nueva situación. Ellos se han salido del juego democrático y lo han hecho con descaro; entonces, no es posible que la Revolución permanezca dentro de la lógica de la legalidad burguesa, es necesario defender a la Constitución, a la Revolución, a la Patria, es hora de invocar el artículo 350 de la Constitución:
"El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos".
Dice claramente que el pueblo de Venezuela desconocerá cualquier intento de contrariar los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos, como sería el caso de una renuncia del Presidente de la única manera que la pueden conseguir, por la fuerza, amañada.
La Revolución está en el deber de defenderse, tiene todas las armas físicas y espirituales para hacerlo. Ahora es necesario delimitar el campo enemigo, capitaneado por obama. En estas circunstancias, con el golpe andando en su fase dulce, no es posible ir a elecciones, se deben suspender hasta restablecer el clima democrático, que los contendientes acepten la Constitución, a los poderes públicos.
Es hora de desechar las ilusiones y prepararse para el combate. Al capitalismo, a obama, no creerles ni tantico así, nada.
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martes, 24 de febrero de 2015
Douglas Bolívar: una vuelta e' canela en género bachata
No es raro que yo patee la lata por el centro de Caracas porque por allí consigo mi alpiste. Aunque no es usual que escudriñe sus lugares porque, casi todos, me espantan. Total que esta mañana –de hecho vengo llegando, después de calmarme un arranque de alteración– planifiqué darme una vuelta e’ canela (en bachata) por la zona de plaza Bolívar para hurgar las novedades.
El primer coñazo en Cacao Venezuela: el vasito de chocolate caliente amaneció a 40 bolivitas. Hace menos de un año (pongamos ocho meses) puse una cuita en la sección “Cartas al director” de Últimas Noticias porque lo habían incrementado a 15, en pleno arranque del saboteo económico. Entonces tenemos que en ocho meses se elevó de 8 a 40. Eso es un 500%. Ya no puedo seguir rumiando contra los portugueses de las panaderías, porque muchos son hasta buena gente al venderme el café a 35.
En la misma tienda Cacao Venezuela la bolsita de medio kilo de chocolate en polvo amaneció en módicos 80 bolívares y las mismas empleadas escandalizadas. Y todas las tortas de trigo que usted quiera, jamás una empanada de maíz (o de yuca). ¿Cachapas? ¡Dios santísimo!
La escena me llevó a otra del domingo pasado en las alturas del Warairarepano cortesía del teleférico: la tienda Cacao Venezuela despacha el vasito a 50 bolívares (más aguarapao, sin la espesura del centro de Caracas). La niña que lo expende lanzó una explicación de la que te arrechas o te ríes: “Estamos ensayando a ver si la gente se acostumbra, sino lo bajamos”.
Bistró restaurant: no es un buen lugar para bachaquear. El que quiera contrabandear este rubro, mejor que haga su cola en Miga’s. El café a 65 y una cerveza en 580. Desde luego que no debe ser Polar (el menú, leído a través del vidrio, no lo específica). Sería importada con los dólares del pueblo.
Este pretencioso Bistró trasladó mi amargura al restaurante que está en el Teatro Bolívar (al cruzar la calle): allí te sirven un churrasco miniatura cocinado sobre “roca volcánica”. Un efecto especial al que Hollywood todavía no ha accedido. ¿Y el precio? Helena Ibarra, en Palms del hotel Altamira, es una cocinerita de puerto marinero que cobra a lochas. Comamos con Sumito.
En planta baja, por si te apetece una película, vende una señora que tiene como 40 años en ese lugar con sus cotufas. Con ella ocurrió ese extraño síndrome: cuando eso era un rancho, sus cotufas se conseguían calienticas y al mejor precio del mercado, incluso una bolsa de papel más grande que la de los esquineros. Le pulieron el cuarto y le pusieron granito y magia: haga su cola, pague a precio cartelizado y haga el favor de hacer su colita.
En resumen, bien ejecutado que llevamos la idea de Luis Vicente León, quien, sofisma menos, sofisma más, dice que todo volvería a la completa normalidad si la Revolución Bolivariana asume que los alimentos deben tener precios internacionales.
¿Precios internacionales? Es decir, escoñetar el poder adquisitivo de la gente porque el antichavismo ha desenmascarado un poco sus ganas: la gente vota por el chavismo porque tiene real en los bolsillos y eso es trampa. Y por eso juegan a empobrecer al pueblo para que en ese estado, oh, entienda que debe votar por la contrarrevolución para que seamos, como dicen Cedice y Primero Justicia, un país de propietarios.
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El primer coñazo en Cacao Venezuela: el vasito de chocolate caliente amaneció a 40 bolivitas. Hace menos de un año (pongamos ocho meses) puse una cuita en la sección “Cartas al director” de Últimas Noticias porque lo habían incrementado a 15, en pleno arranque del saboteo económico. Entonces tenemos que en ocho meses se elevó de 8 a 40. Eso es un 500%. Ya no puedo seguir rumiando contra los portugueses de las panaderías, porque muchos son hasta buena gente al venderme el café a 35.
En la misma tienda Cacao Venezuela la bolsita de medio kilo de chocolate en polvo amaneció en módicos 80 bolívares y las mismas empleadas escandalizadas. Y todas las tortas de trigo que usted quiera, jamás una empanada de maíz (o de yuca). ¿Cachapas? ¡Dios santísimo!
La escena me llevó a otra del domingo pasado en las alturas del Warairarepano cortesía del teleférico: la tienda Cacao Venezuela despacha el vasito a 50 bolívares (más aguarapao, sin la espesura del centro de Caracas). La niña que lo expende lanzó una explicación de la que te arrechas o te ríes: “Estamos ensayando a ver si la gente se acostumbra, sino lo bajamos”.
Bistró restaurant: no es un buen lugar para bachaquear. El que quiera contrabandear este rubro, mejor que haga su cola en Miga’s. El café a 65 y una cerveza en 580. Desde luego que no debe ser Polar (el menú, leído a través del vidrio, no lo específica). Sería importada con los dólares del pueblo.
Este pretencioso Bistró trasladó mi amargura al restaurante que está en el Teatro Bolívar (al cruzar la calle): allí te sirven un churrasco miniatura cocinado sobre “roca volcánica”. Un efecto especial al que Hollywood todavía no ha accedido. ¿Y el precio? Helena Ibarra, en Palms del hotel Altamira, es una cocinerita de puerto marinero que cobra a lochas. Comamos con Sumito.
En planta baja, por si te apetece una película, vende una señora que tiene como 40 años en ese lugar con sus cotufas. Con ella ocurrió ese extraño síndrome: cuando eso era un rancho, sus cotufas se conseguían calienticas y al mejor precio del mercado, incluso una bolsa de papel más grande que la de los esquineros. Le pulieron el cuarto y le pusieron granito y magia: haga su cola, pague a precio cartelizado y haga el favor de hacer su colita.
En resumen, bien ejecutado que llevamos la idea de Luis Vicente León, quien, sofisma menos, sofisma más, dice que todo volvería a la completa normalidad si la Revolución Bolivariana asume que los alimentos deben tener precios internacionales.
¿Precios internacionales? Es decir, escoñetar el poder adquisitivo de la gente porque el antichavismo ha desenmascarado un poco sus ganas: la gente vota por el chavismo porque tiene real en los bolsillos y eso es trampa. Y por eso juegan a empobrecer al pueblo para que en ese estado, oh, entienda que debe votar por la contrarrevolución para que seamos, como dicen Cedice y Primero Justicia, un país de propietarios.
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Amaury González: inteligencia 3.0, lectura y redes sociales
El novelista y psicólogo Robert Anton Wilson, en su libro Prometeo Ascendiendo nos dejó una concisa y vigente definición sobre nuestra habilidad cognitiva por excelencia: “La inteligencia es la capacidad de recibir, decodificar y transmitir información de manera eficiente”. Al leer tal tesis, de inmediato podemos preguntarnos ¿Recibir, decodificar y transmitir información no es lo que hacemos a diario en nuestro mundo signado por las tecnologías de la información y la comunicación?
Efectivamente, uno de los efectos de la irrupción de la internet en nuestra vida, ha sido el haber incorporado a multitudes enteras en los procesos de recepción, interpretación, análisis, producción y difusión de información, transformando sensiblemente al periodismo tradicional en la medida en que mucha gente se convirtió en “Prosumer”, neologismo que significa que ahora el sujeto no solo es consumidor sino productor y difusor de información, indistintamente de su profesión. El escritor Ignacio Ramonet, aludió esta realidad cuando se preguntó ¿Si hoy todos estamos haciendo periodismo, qué es hoy el periodismo?
De otro lado, en los años 90 el psicólogo evolutivo Howard Gardner planteó la teoría de las inteligencias múltiples, como un conjunto de habilidades cognitivas en distintos campos de la experiencia humana, y que se desarrollan durante toda la vida. ¿Qué quiso decir Gardner? Entre otras cosas, que es un error pensar que el término de una carrera de pregrado significa haber alcanzado la máxima condición de desarrollo de la inteligencia, o de “persona culta” o “intelectual”. De la misma forma, en lo que concierne a los cuadros de cualquier organización política, constituye un craso error pensar que se alcanzó algún estatus importante de “formación” después de leer tales o cuales obras o terminar tal o cual taller. Estas son dinámicas importantes, y pueden ser muy enriquecedoras siempre que sean permanentes y se consideren, más que los puntos de llegada, los recorridos.
No en balde, una de las inteligencias más importantes es la inteligencia lingüístico-verbal, que es la que está relacionada con el pensamiento y el lenguaje. Evidentemente, el tema reviste vital importancia en un contexto signado por la guerra mediática y la batalla de las ideas, como lucha simbólica de interpretaciones sobre la realidad social, pautas de conducta y visiones de mundo, en tanto que esta lucha se desarrolla ―y siempre se ha desarrollado― en todos los espacios del sistema educativo, pero sobre todo en los medios informativos impresos, audiovisuales y, ahora, en el universo mediático 2.0, donde las redes sociales se han convertido en un escenario de pugnas y desafíos lingüístico-verbales, enrumbado hacia la red 3.0.
Evidentemente, nuestro contexto tecno-informativo, propenso siempre a caer en fetichismos tecnológicos, nos exige cada vez mayor eficiencia en los procesos de recepción, interpretación y transmisión de información, para lo cual es necesario el desarrollo constante de nuestras habilidades lingüístico-verbales. Ahora bien, todo este universo de posibilidades informativas, de caminos abiertos a la difusión e intercambio permanente de datos, implica también algunos riesgos; digamos que tiene su lado oscuro. Pero antes de discurrir sobre estos aspectos negativos, es necesario destacar que la herramienta más poderosa para el desarrollo de la inteligencia lingüístico-verbal, individual y colectiva, no es otra que la que usted ya imagina: la lectura. En principio, digamos que leer es a la mente, lo que el ejercicio físico al cuerpo.
Destacados estudios en el campo de la neurociencia y la cognición, han visto en la lectura un proceso de construcción de significados que tiene lugar cuando los contenidos del texto que leemos se condensan con nuestro conocimiento previo, en el contexto de un proceso de interacción mediada con el mundo (Michael Cole y Bárbara Means, 1986). Estas teorías, han encontrado confirmación en los últimos años a partir del concepto de “Plasticidad neuronal”, el cual plantea que nuestro cerebro no es un órgano estático, sino que es una unidad cuyo interior vive procesos permanentes de cambio y adaptación de redes sinápticas, las cuales organizan y re-organizan nuestra visión del mundo y percepciones de la realidad.
En otras palabras, cuando en el campo de las guerras mediáticas entre las instancias comunicacionales soberanas, independientes, públicas, comunitarias o alternativas, y las grandes corporaciones mediáticas mundiales, se ha dicho que se trata de una batalla por las mentes y los corazones de la gente, es así en la medida en que se trata de una batalla por darle forma a nuestras redes sinápticas, dada nuestra “plasticidad neuronal”, que si bien nos da capacidad de cambio y adaptación, también puede ser aprovechada para encolumnar a comunidades y naciones enteras tras una idea, una causa, una marca, o para la mera manipulación. Todo esto nos recuerda, por supuesto, la famosa novela de Orwell 1984, donde se ilustran ideas como la maleabilidad del pensamiento y la percepción, y la capacidad de controlar y reducir la capacidad cognitiva del ser humano a través del control de la palabra.
Con más razón aún, en un contexto como el nuestro, la lectura, puesta al servicio de la inteligencia lingüística, de ese “logos” que para Aristóteles era la cualidad esencial que nos distinguía de los animales, se hace un instrumento de liberación. De ahí, las teorías pedagógicas, filosóficas y comunicacionales que surgieron durante todo el siglo XX, cuyos planteamientos tienen en la palabra, en el lenguaje, el centro de sus sistemas. No en balde, desde la Sociedad Española de Neurología, nos dicen que “la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales”. Mejoras en la capacidad de razonamiento, agilidad mental, concentración y memoria, se suman al universo de beneficios para la vida que nos brinda la lectura constante, para no destacar el enriquecimiento de nuestro vocabulario para nombrar ―y transformar― al mundo, o el aumento del alcance y profundidad de nuestras ideas.
Aspectos negativos a considerar
Si bien la tecnología moderna ha ampliado tremendamente nuestras posibilidades educativas, informativas, comunicacionales, no deja de ser cierto que, paralelamente, existen riesgos significativos que nos previenen de degenerar en un discurso ditirámbico sobre estas maravillas tecnológicas, particularmente sobre el universo de las TIC y las redes sociales contemporáneas como twitter y facebook.
Consideremos, ante todo, el peligro que significa aceptar ciertas mitologías sobre el desarrollo tecnológico que no ven en este proceso más que la vieja marcha del progreso indetenible que, más temprano que tarde, provocará el advenimiento de la llamada “era de la singularidad” (Ray Kurzweil), tema sobre el cual se hizo una película que recomiendo ver: Trascendence (Jhonny Deep). De acuerdo a este planteamiento, en los próximos 15 años el mundo será protagonista de la superación del test de Turing y, por tanto, del advenimiento de la IA (Inteligencia artificial), en la que máquinas inteligentes ―y hasta espirituales― igualarán y superarán la inteligencia humana impactando sensiblemente la vida de la sociedad mundial, tal como la hemos conocido hasta ahora.
Por ejemplo, el mismo Anton Wilson, plantea que estamos en plena época de aumento significativo de la inteligencia y de expansión de la consciencia, un proceso que se ha acelerado al mismo paso de los progresos tecnológicos relacionados con nuestra mediación simbólica con el mundo: escritura, imprenta, cine, radio, televisión, internet, etc. Sin embargo, el mismo Anton Wilson advierte sobre los peligros que la censura y la concentración del poder mediático encierran para este desarrollo de la consciencia y la inteligencia que venimos comentando. Aprovechándose de esta maleabilidad del cerebro que hemos comentado, los potentados mediáticos han venido impulsando estrategias para colonizar la subjetividad de las masas, e instalar en sus mentes visiones funcionales a sus intereses. Desembocamos así, inevitablemente, en el campo político.
Como ya se ha discutido bastante, las clases dominantes, para mantener su poder, han transformado el proceso cultural en pura ideología, en coacción ideológica, y aunque parezca ciencia ficción, la televisión y los nuevos medios digitales y redes sociales en plena expansión parecen ser la punta de lanza de este proceso. Todo aquí parece depender de nuestra consciencia, aunque si lo vemos detenidamente, la formidable democratización de la información mundial que significó la red de redes, activó las alertas de los potentados del mundo quienes, ante el auge prometeico de pueblos cada vez mejor informados y, por tanto, menos manipulables, se inventaron las redes sociales para encadenar de buena gana al viejo héroe mitológico del conocimiento.
Entonces, ¿Están la internet y las redes sociales sirviendo de complemento de la riqueza de los textos escritos, o estamos en presencia de su trágico reemplazo? La novela Fahrenheit 451 es de 1953, y sin embargo Ray Bradbury se pregunta en ella si hace falta quemar libros en una sociedad que se llena de gente que no lee.
Finalicemos, por ahora, destacando el valor de la lectura para poder cabalgar las complejidades del mundo de hoy, citando las palabras de Christian Bronstein:
“Surfear en el océano de la información, aprendiendo a distinguir lo significativo de lo intrascendente y lo auténtico de lo espurio; volvernos lectores activos de la información, no receptáculos pasivos de los discursos monolíticos del poder; volvernos lectores críticos, profundos, abiertos, poéticos; cultivar nuestro pensamiento, nuestro lenguaje y nuestra inteligencia discursiva… quizás sean algunos de los mayores desafíos y de las mayores esperanzas de nuestro tiempo. La lectura, con su infinito abanico de desconocidos mundos e impensadas perspectivas, sigue siendo uno de nuestros principales recursos para lograrlo”.
@maurogonzag
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Efectivamente, uno de los efectos de la irrupción de la internet en nuestra vida, ha sido el haber incorporado a multitudes enteras en los procesos de recepción, interpretación, análisis, producción y difusión de información, transformando sensiblemente al periodismo tradicional en la medida en que mucha gente se convirtió en “Prosumer”, neologismo que significa que ahora el sujeto no solo es consumidor sino productor y difusor de información, indistintamente de su profesión. El escritor Ignacio Ramonet, aludió esta realidad cuando se preguntó ¿Si hoy todos estamos haciendo periodismo, qué es hoy el periodismo?
De otro lado, en los años 90 el psicólogo evolutivo Howard Gardner planteó la teoría de las inteligencias múltiples, como un conjunto de habilidades cognitivas en distintos campos de la experiencia humana, y que se desarrollan durante toda la vida. ¿Qué quiso decir Gardner? Entre otras cosas, que es un error pensar que el término de una carrera de pregrado significa haber alcanzado la máxima condición de desarrollo de la inteligencia, o de “persona culta” o “intelectual”. De la misma forma, en lo que concierne a los cuadros de cualquier organización política, constituye un craso error pensar que se alcanzó algún estatus importante de “formación” después de leer tales o cuales obras o terminar tal o cual taller. Estas son dinámicas importantes, y pueden ser muy enriquecedoras siempre que sean permanentes y se consideren, más que los puntos de llegada, los recorridos.
No en balde, una de las inteligencias más importantes es la inteligencia lingüístico-verbal, que es la que está relacionada con el pensamiento y el lenguaje. Evidentemente, el tema reviste vital importancia en un contexto signado por la guerra mediática y la batalla de las ideas, como lucha simbólica de interpretaciones sobre la realidad social, pautas de conducta y visiones de mundo, en tanto que esta lucha se desarrolla ―y siempre se ha desarrollado― en todos los espacios del sistema educativo, pero sobre todo en los medios informativos impresos, audiovisuales y, ahora, en el universo mediático 2.0, donde las redes sociales se han convertido en un escenario de pugnas y desafíos lingüístico-verbales, enrumbado hacia la red 3.0.
Evidentemente, nuestro contexto tecno-informativo, propenso siempre a caer en fetichismos tecnológicos, nos exige cada vez mayor eficiencia en los procesos de recepción, interpretación y transmisión de información, para lo cual es necesario el desarrollo constante de nuestras habilidades lingüístico-verbales. Ahora bien, todo este universo de posibilidades informativas, de caminos abiertos a la difusión e intercambio permanente de datos, implica también algunos riesgos; digamos que tiene su lado oscuro. Pero antes de discurrir sobre estos aspectos negativos, es necesario destacar que la herramienta más poderosa para el desarrollo de la inteligencia lingüístico-verbal, individual y colectiva, no es otra que la que usted ya imagina: la lectura. En principio, digamos que leer es a la mente, lo que el ejercicio físico al cuerpo.
Destacados estudios en el campo de la neurociencia y la cognición, han visto en la lectura un proceso de construcción de significados que tiene lugar cuando los contenidos del texto que leemos se condensan con nuestro conocimiento previo, en el contexto de un proceso de interacción mediada con el mundo (Michael Cole y Bárbara Means, 1986). Estas teorías, han encontrado confirmación en los últimos años a partir del concepto de “Plasticidad neuronal”, el cual plantea que nuestro cerebro no es un órgano estático, sino que es una unidad cuyo interior vive procesos permanentes de cambio y adaptación de redes sinápticas, las cuales organizan y re-organizan nuestra visión del mundo y percepciones de la realidad.
En otras palabras, cuando en el campo de las guerras mediáticas entre las instancias comunicacionales soberanas, independientes, públicas, comunitarias o alternativas, y las grandes corporaciones mediáticas mundiales, se ha dicho que se trata de una batalla por las mentes y los corazones de la gente, es así en la medida en que se trata de una batalla por darle forma a nuestras redes sinápticas, dada nuestra “plasticidad neuronal”, que si bien nos da capacidad de cambio y adaptación, también puede ser aprovechada para encolumnar a comunidades y naciones enteras tras una idea, una causa, una marca, o para la mera manipulación. Todo esto nos recuerda, por supuesto, la famosa novela de Orwell 1984, donde se ilustran ideas como la maleabilidad del pensamiento y la percepción, y la capacidad de controlar y reducir la capacidad cognitiva del ser humano a través del control de la palabra.
Con más razón aún, en un contexto como el nuestro, la lectura, puesta al servicio de la inteligencia lingüística, de ese “logos” que para Aristóteles era la cualidad esencial que nos distinguía de los animales, se hace un instrumento de liberación. De ahí, las teorías pedagógicas, filosóficas y comunicacionales que surgieron durante todo el siglo XX, cuyos planteamientos tienen en la palabra, en el lenguaje, el centro de sus sistemas. No en balde, desde la Sociedad Española de Neurología, nos dicen que “la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales”. Mejoras en la capacidad de razonamiento, agilidad mental, concentración y memoria, se suman al universo de beneficios para la vida que nos brinda la lectura constante, para no destacar el enriquecimiento de nuestro vocabulario para nombrar ―y transformar― al mundo, o el aumento del alcance y profundidad de nuestras ideas.
Aspectos negativos a considerar
Si bien la tecnología moderna ha ampliado tremendamente nuestras posibilidades educativas, informativas, comunicacionales, no deja de ser cierto que, paralelamente, existen riesgos significativos que nos previenen de degenerar en un discurso ditirámbico sobre estas maravillas tecnológicas, particularmente sobre el universo de las TIC y las redes sociales contemporáneas como twitter y facebook.
Consideremos, ante todo, el peligro que significa aceptar ciertas mitologías sobre el desarrollo tecnológico que no ven en este proceso más que la vieja marcha del progreso indetenible que, más temprano que tarde, provocará el advenimiento de la llamada “era de la singularidad” (Ray Kurzweil), tema sobre el cual se hizo una película que recomiendo ver: Trascendence (Jhonny Deep). De acuerdo a este planteamiento, en los próximos 15 años el mundo será protagonista de la superación del test de Turing y, por tanto, del advenimiento de la IA (Inteligencia artificial), en la que máquinas inteligentes ―y hasta espirituales― igualarán y superarán la inteligencia humana impactando sensiblemente la vida de la sociedad mundial, tal como la hemos conocido hasta ahora.
Por ejemplo, el mismo Anton Wilson, plantea que estamos en plena época de aumento significativo de la inteligencia y de expansión de la consciencia, un proceso que se ha acelerado al mismo paso de los progresos tecnológicos relacionados con nuestra mediación simbólica con el mundo: escritura, imprenta, cine, radio, televisión, internet, etc. Sin embargo, el mismo Anton Wilson advierte sobre los peligros que la censura y la concentración del poder mediático encierran para este desarrollo de la consciencia y la inteligencia que venimos comentando. Aprovechándose de esta maleabilidad del cerebro que hemos comentado, los potentados mediáticos han venido impulsando estrategias para colonizar la subjetividad de las masas, e instalar en sus mentes visiones funcionales a sus intereses. Desembocamos así, inevitablemente, en el campo político.
Como ya se ha discutido bastante, las clases dominantes, para mantener su poder, han transformado el proceso cultural en pura ideología, en coacción ideológica, y aunque parezca ciencia ficción, la televisión y los nuevos medios digitales y redes sociales en plena expansión parecen ser la punta de lanza de este proceso. Todo aquí parece depender de nuestra consciencia, aunque si lo vemos detenidamente, la formidable democratización de la información mundial que significó la red de redes, activó las alertas de los potentados del mundo quienes, ante el auge prometeico de pueblos cada vez mejor informados y, por tanto, menos manipulables, se inventaron las redes sociales para encadenar de buena gana al viejo héroe mitológico del conocimiento.
Entonces, ¿Están la internet y las redes sociales sirviendo de complemento de la riqueza de los textos escritos, o estamos en presencia de su trágico reemplazo? La novela Fahrenheit 451 es de 1953, y sin embargo Ray Bradbury se pregunta en ella si hace falta quemar libros en una sociedad que se llena de gente que no lee.
Finalicemos, por ahora, destacando el valor de la lectura para poder cabalgar las complejidades del mundo de hoy, citando las palabras de Christian Bronstein:
“Surfear en el océano de la información, aprendiendo a distinguir lo significativo de lo intrascendente y lo auténtico de lo espurio; volvernos lectores activos de la información, no receptáculos pasivos de los discursos monolíticos del poder; volvernos lectores críticos, profundos, abiertos, poéticos; cultivar nuestro pensamiento, nuestro lenguaje y nuestra inteligencia discursiva… quizás sean algunos de los mayores desafíos y de las mayores esperanzas de nuestro tiempo. La lectura, con su infinito abanico de desconocidos mundos e impensadas perspectivas, sigue siendo uno de nuestros principales recursos para lograrlo”.
@maurogonzag
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Dólar paralelo: la verdad sobre la fórmula usada para su calculo
Por Juan Carlos Valdez
El dólar paralelo en Venezuela es, desde hace algunos años, una referencia para la fijación de precios de bienes y servicios; y desde su aparición (más que desde su aparición, desde su publicación) ha tenido un comportamiento progresivo al alza, con raras excepciones. Siendo así, es obvio que este dólar ha influido de manera significativa en la actual inflación que padecemos los venezolanos ¿Pero de dónde sale este dólar? ¿Cómo y quién lo calcula? ¿A quiénes beneficia realmente? En este artículo trataré de desenmarañar la madeja compleja que está detrás del famoso Dólar Paralelo.
Desde que comenzaron a publicar por internet este tipo de dólar, se supo que proviene de las transacciones cambiarias que realizan las casas de cambio colombianas que se encuentran en la frontera colombo-venezolana, fundamentalmente en Cúcuta. Su precio no obedece a la oferta y la demanda de dólares en Venezuela, sino a una fijación arbitraria del valor del Bolívar respecto al peso colombiano, como lo explicaba Juan Carlos Tanus, director de la Asociación de colombianos y colombianas en Venezuela, en un artículo publicado en su oportunidad por Aporrea. Comentaba Tanus: “…en la frontera hay mafias que controlan el precio del bolívar, disminuyen o aumentan su valor dependiendo del costo de transporte y de la mercancía...” en esa última parte, Tanus, hacía referencia al transporte y la mercancía del contrabando de extracción. Vale decir, las mafias que controlan en Colombia el contrabando de extracción, controlan las casas de cambio en la frontera. En este mismo orden de ideas, el economista y abogado colombiano, experto en el tema fronterizo, Daniel Libreros Caicedo, explica que “la perversión cambiaria tan pronunciada sucede por especulación, porque las casas de cambio fronterizas establecen una hinchazón artificial que les permite capturar más ganancia por contrabando.”. Luis Vicente León, director de Datanálisis, en un artículo publicado en la página Prodavinci.com, el 8 de diciembre de 2014, hablando sobre el dólar paralelo dijo: “Además, el referente que se ha estado utilizando como guía para las operaciones paralelas es el precio del dólar en la frontera. Hay que decir que las operaciones que se llevan a cabo en las regiones fronterizas son marginales, así que son incapaces de representar verdaderamente el mercado paralelo.” Antes de eso, Luis Vicente León había dicho también: “Al no haber un mercado de divisas abierto y transparente, existe una enorme distorsión del mercado cambiario. Pero a eso hay que añadirle la manipulación de las cifras que ponen en marcha los interesados en que el dólar negro suba y suba.”. Quiero aclarar que la referencia de la que hace mención el director de Datanálisis, no es del dólar en la frontera, sino del “Bolívar” en la frontera, como veremos más adelante.
Expertos en materia monetaria coinciden en que no hay una teoría detrás del dólar paralelo, porque no hay marcadores macroeconómicos que lo expliquen. En este punto podemos afirmar entonces, que el dólar paralelo es una ficción, en el entendido que no responde a ninguna ley económica sino a la voluntad delictiva de grupos mafiosos colombianos en concordancia con grupos desestabilizadores venezolanos, como iré explicando. Ese dólar paralelo es fruto de la delincuencia organizada.
¿Cómo se calcula?
Según la misma gente que opera la página web DólarToday, la forma de calcular el dólar paralelo es la siguiente:
“La fórmula para el cambio fronterizo en Cúcuta es bastante simple, solo tomamos la cantidad de Pesos Colombianos que nos piden por un Dolar (según el cambio oficial del Peso/Dolar en Colombia) y lo dividimos por la cantidad de Pesos que recibimos a cambio de un Bolívar fuerte (dato este provisto por las casas de cambio en Cúcuta).” (Fuente: https://dolartoday.com/precio/).
Hagamos un ejercicio para ilustrarlo mejor:
El día 13 de diciembre de 2014, las casas de cambio en Cúcuta compraban cada Bolívar por 14.10 Pesos. (Debemos destacar que según el Banco de la República, que viene siendo el Banco Central de Colombia, el cambio Bolívar/Pesos, era de 201, 87 pesos por cada Bolívar). Ese mismo día podíamos obtener un Dólar Americano por 2.405,31 Pesos, por lo tanto, con solo aplicar la siguiente fórmula podemos obtener el valor del dólar paralelo para ese día:
2.405,31 PesosCOL
_____________________ = BsF. 170,58 por Dolar
14.10 PesosCOL (BsF. 1,00)”
Pero resulta que para ese día, la página de DolarToday tenía publicado el dólar paralelo en 179,08 Bolívares. Esto ocurre por la forma que ellos (la gente de DolarToday) realizan sus cálculos del dólar paralelo; dicho por ellos mismos:
“…pero dependiendo de la operación (efectivo o transferencia) debe agregar (o restar) al TRM un pequeño porcentaje. Para operaciones en EFECTIVO debe restar entre un 3-5% al TRM vigente (esto varía dependiendo de la casa de cambio y/o temporada) y para TRANSFERENCIAS debe agregar entre un 1-5% (esto depende del banco, la casa de cambio y temporada). La fórmula utilizada por DolarToday asume una operación de TRANSFERENCIA y es la que usted verá reflejada en nuestro calculo, por este motivo, cuando usted divide el TRM VIGENTE entre el cambio Peso/Bolivar ve otro monto.” (Fuente: https://dolartoday.com/precio/). Al hacer el cálculo podremos constatar que la gente de DólarToday siempre le agrega un 5% al cálculo original.
Entonces, como ya vimos, para el cálculo del dólar paralelo utilizan, como dividendo, el valor del dólar oficial publicado por el banco central colombiano, y utilizan, como divisor, el valor que le dan al Bolívar las casas de cambio en Cúcuta. ¿Por qué no utilizan el valor del Bolívar respecto al peso, publicado por el banco central de Colombia? Hagamos el cálculo con ese valor a ver qué pasa:
2.405,31 PesosCOL
_____________________ = BsF. 11,9 por Dólar
201,87 PesosCOL (BsF. 1,00)”
¡Fíjense pues! Nos da un valor similar al dólar del Sicad 1.
¿Por qué ocurren estas distorsiones y a quiénes beneficia?
Como ya dijimos, en la frontera colombo-venezolana, el valor del Bolívar lo determinan las casas de cambio de esa zona, cuyos propietarios dominan además el contrabando de los bienes que sacan ilegalmente de Venezuela. Para esas mafias es necesario comprar un bolívar barato ya que de esa manera obtienen más bolívares por pesos puesto que ellos pagan todo lo que implica el contrabando, en bolívares. Para esas mafias no es negocio comprar dólares para cambiar en bolívares, porque ellos tendrían que comprar el dólar al precio oficial de Colombia y al dividir lo que pagarían por ese dólar oficial entre lo que obtendrían en bolívares en el mercado negro, les saldría el bolívar al mismo precio que ellos lo compran en Cúcuta. Lo que es lógico, ya que la base del cálculo del dólar paralelo respecto al Bolívar está determinada por el valor que las casas de cambio le dan al Bolívar. De manera que queda claro que el negocio de las mafias colombianas que dominan la frontera no es el de comprar dólares para cambiar en bolívares, ya que ella fijan el precio del Bolívar de conformidad con sus intereses; que como ya dijimos, es el de pagar poco por los bolívares que les venden para poder comprar más mercancía de contrabando.
Colombia es el único país que acepta bolívares directamente para cambiar por su moneda nacional. Es decir, los venezolanos no necesitamos cambiar los bolívares en dólares para comprar pesos colombianos. Pero el Gobierno Colombiano permite que las casas de cambio determinen el precio al que comprarán el bolívar, aun cuando el banco central colombiano fija un precio oficial de cambio de la moneda venezolana respecto al peso colombiano. Por ejemplo, para el 13 de diciembre de 2014, el cambio oficial del bolívar respecto al peso era de 201, 87 pesos por cada Bolívar y las casas de cambio en la frontera pagaban sólo 14,10 pesos por Bolívar. Cabe preguntarse: ¿Qué pasa con esa diferencia entre el valor oficial del Bolívar y el valor por la que lo compran las casas de cambio? ¿Quiénes se quedan con esa diferencia? ¿Pudiera ser eso un excedente a favor de los contrabandistas también? De ser así, para las mafias contrabandistas colombianas, la fijación discrecional del valor del Bolívar es un asunto de ganar-ganar.
Bueno ya sabemos que no son las mafias colombianas las creadoras del dólar paralelo, sólo que a raíz de la actividad “legal” de los mafiosos colombianos (me refiero a la de fijar el valor del Bolívar a través de sus casas de cambio), surgió otra mafia que tiene dos propósitos fundamentales; el primero es desestabilizar la economía venezolana y la segunda, y para ellos la principal, obtener con esa actividad desestabilizadora, fabulosas ganancias económicas. Esta mafia está conformada por personas que tienen importantes cantidades de dólares fuera de Venezuela y que además, muchas de ellas siguen recibiendo dólares baratos por del Gobierno Venezolano. En este grupo hay grandes comerciantes y banqueros: Estos mafiosos conociendo lo que ocurre en la frontera, idearon esa forma perversa de crear un “dólar paralelo” con un cálculo sencillo. Su primer objetivo fue el de posicionar su producto (el Dólar Paralelo) en el mercado venezolano. La forma más segura era el internet, además que era evidente el uso importante y creciente que le da a este instrumento comunicacional, la clase media y media alta venezolana que son, buena parte de ellos, pequeños y medianos comerciantes bombardeados a diario por una campaña sicológica que los colocó en un estado de incertidumbre y de miedo, permitía que internet fue el mejor medio para encubrirse y a la vez hacer el trabajo publicitario. Otro elemento que alimentó el caldo de cultivo para el crecimiento de esa perversión llamada dólar paralelo, fueron las fallas en la asignación de divisas y sobre todo en la supervisión respecto a la asignación y su destino. Entonces lanzan su campaña a través de páginas como Lechuga Verde, y otras hasta llegar a DolarToday. Cabe destacar en este punto que se develó recientemente que los que trabajan en esta página, lo hacen desde un apartamento, propiedad del banquero prófugo Eligio Cedeño, ubicado en Miami. Lo cual confirma lo que hemos dicho acerca de quiénes integran esa mafia.
Una vez que logran que en el imaginario colectivo venezolano se tome ese dólar como el que suple la carencia de dólares oficiales, comienzan a vender los dólares que obtuvieron muy baratos a precio de ese fulano “Dólar Paralelo” con lo cual multiplicaron significativamente su patrimonio en bolívares y protegieron esas ganancias comprar bienes inmuebles a granel, por supuesto afectando los precios en el mercado inmobiliario; no sin antes haber influido en la fijación de casi todos precios de bienes y servicios esenciales con la creencia que ese es el precio “verdadero” del dólar respecto al Bolívar, y en un país donde las importaciones de bienes y de materias primas son enormes ese elemento sicológico juega un papel fundamental en la fijación de precios –bueno, en la economía, el aspecto sicológico siempre es determinante, y eso lo saben los enemigos del pueblo-.
Prueba irrefutable que ese dólar paralelo no guarda ninguna relación con el juego de la oferta y la demanda de dólares, es que según una declaración de Francisco Ibarra, director de la firma de consultores Econométrica; en una entrevista que le hicieran para el Nuevo Herald, si el Gobierno venezolano decidiera unificar el tipo de cambio, este año, a una tasa de 40 Bs por dólar, la demanda total de dólares la pudiera cubrir con unos 15 mil millones de dólares, lo cual en teoría, lanzaría al piso el dólar paralelo. Pero resulta que en el 2012, el Gobierno erogó 59 mil millones de dólares y el “dólar paralelo” subió. Es decir, el Gobierno inundó el mercado de dólares y aun así el dólar paralelo subió.
En síntesis, el dólar paralelo fue una creación perversa de enemigos de los venezolanos a quienes no les importa destruir nuestra economía mientras puedan asegurarse fabulosos ganancias, además con la esperanza de volver al país para terminar de saquearlo, si la oposición retoma el poder político.
Posibles soluciones:
Ya está claro que la base de ese castillo de naipes es la facultad que tienen las casas de cambio colombianas para fijar el precio del Bolívar. Si es cierto que las pérdidas del lado colombiano se calculan en unos 330 millones de dólares aproximadamente; del lado venezolano las pérdidas están por el orden de los 5000 millones de dólares al año.
Es evidente que el Gobierno Colombiano está al tanto de esa situación y si de verdad quisiera ayudarnos a combatir el contrabando de extracción y contribuir a sanear la economía de ambos países, obligaría a las casas de cambio a pagar el Bolívar al cambio establecido por el banco central de ese país. Eso colocaría en terapia intensiva al contrabando y destruiría la base de cálculo del dólar paralelo. Así se le cae la fachada seudotécnica en el cálculo del dólar paralelo. Desaparecería, por lo menos, ese tipo de dólar paralelo.
Pero esperar ese acto de buena fe del Gobierno colombiano es a mi juicio, algo ingenuo de nuestra parte, ya que el diferencial en las pérdidas que experimentan ambos países está muy a favor del vecino país, ya que ellos pierden 330 millones de dólares, pero le ingresa 5000 millones de dólares en bienes subsidiados por todos los venezolanos. Vale decir, Todos los venezolanos mantenemos a la mayoría de la población fronteriza que está ubicada en territorio colombiano. ¿Para qué el Gobierno colombiano va a hacer algo para evitar eso? Mientras seamos nosotros quienes le mantenemos a su gente en la frontera, ellos se quitan ese peso. En todo caso esa solución, si bien colocaría el contrabando en terapia intensiva, y asesinaría al Dólar Paralelo que conocemos hoy; al tener Venezuela control de cambio, los dolaresmaníacos se irían a Colombia a cambiar bolívares por pesos y luego comprar dólares allá que les terminaría costando igual que si los compraran en el mercado oficial venezolano; pero como en Colombia no hay control de cambio y los bolívares que se cambian en Colombia ésta se los cambia al Banco Central de Venezuela por dólares, se convertiría eso en una fuga legal de dólares en perjuicio de nuestras reservas internacionales. De manera que la solución de nuestra parte estaría en eliminar ese convenio, y el colombiano que quiera contrabandear, tendrá que hacerlo en dólares, o por lo menos tendrán que adquirir dólares a precio oficial en su país y cambiarlos aquí en Venezuela por bolívares. Ahí muere el contrabando (de bienes, porque el de combustible es más difícil por lo barato que se vende aquí) y muere también el dólar paralelo.
Este es un tema complejo y quedan muchas aristas que podemos analizar, pero creo que hemos tocado la médula del problema para que nuestro pueblo lo entienda, y quienes se vayan a guiar por ese tipo de dólar sepan de dónde sale, a quienes beneficia y sobre todo cuándo nos perjudica a todos los venezolanos. Si les queda un ápice de amor a la patria, no seguirán el juego del Dólar Paralelo. valgo7968@gmail.com
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El dólar paralelo en Venezuela es, desde hace algunos años, una referencia para la fijación de precios de bienes y servicios; y desde su aparición (más que desde su aparición, desde su publicación) ha tenido un comportamiento progresivo al alza, con raras excepciones. Siendo así, es obvio que este dólar ha influido de manera significativa en la actual inflación que padecemos los venezolanos ¿Pero de dónde sale este dólar? ¿Cómo y quién lo calcula? ¿A quiénes beneficia realmente? En este artículo trataré de desenmarañar la madeja compleja que está detrás del famoso Dólar Paralelo.
Desde que comenzaron a publicar por internet este tipo de dólar, se supo que proviene de las transacciones cambiarias que realizan las casas de cambio colombianas que se encuentran en la frontera colombo-venezolana, fundamentalmente en Cúcuta. Su precio no obedece a la oferta y la demanda de dólares en Venezuela, sino a una fijación arbitraria del valor del Bolívar respecto al peso colombiano, como lo explicaba Juan Carlos Tanus, director de la Asociación de colombianos y colombianas en Venezuela, en un artículo publicado en su oportunidad por Aporrea. Comentaba Tanus: “…en la frontera hay mafias que controlan el precio del bolívar, disminuyen o aumentan su valor dependiendo del costo de transporte y de la mercancía...” en esa última parte, Tanus, hacía referencia al transporte y la mercancía del contrabando de extracción. Vale decir, las mafias que controlan en Colombia el contrabando de extracción, controlan las casas de cambio en la frontera. En este mismo orden de ideas, el economista y abogado colombiano, experto en el tema fronterizo, Daniel Libreros Caicedo, explica que “la perversión cambiaria tan pronunciada sucede por especulación, porque las casas de cambio fronterizas establecen una hinchazón artificial que les permite capturar más ganancia por contrabando.”. Luis Vicente León, director de Datanálisis, en un artículo publicado en la página Prodavinci.com, el 8 de diciembre de 2014, hablando sobre el dólar paralelo dijo: “Además, el referente que se ha estado utilizando como guía para las operaciones paralelas es el precio del dólar en la frontera. Hay que decir que las operaciones que se llevan a cabo en las regiones fronterizas son marginales, así que son incapaces de representar verdaderamente el mercado paralelo.” Antes de eso, Luis Vicente León había dicho también: “Al no haber un mercado de divisas abierto y transparente, existe una enorme distorsión del mercado cambiario. Pero a eso hay que añadirle la manipulación de las cifras que ponen en marcha los interesados en que el dólar negro suba y suba.”. Quiero aclarar que la referencia de la que hace mención el director de Datanálisis, no es del dólar en la frontera, sino del “Bolívar” en la frontera, como veremos más adelante.
Expertos en materia monetaria coinciden en que no hay una teoría detrás del dólar paralelo, porque no hay marcadores macroeconómicos que lo expliquen. En este punto podemos afirmar entonces, que el dólar paralelo es una ficción, en el entendido que no responde a ninguna ley económica sino a la voluntad delictiva de grupos mafiosos colombianos en concordancia con grupos desestabilizadores venezolanos, como iré explicando. Ese dólar paralelo es fruto de la delincuencia organizada.
¿Cómo se calcula?
Según la misma gente que opera la página web DólarToday, la forma de calcular el dólar paralelo es la siguiente:
“La fórmula para el cambio fronterizo en Cúcuta es bastante simple, solo tomamos la cantidad de Pesos Colombianos que nos piden por un Dolar (según el cambio oficial del Peso/Dolar en Colombia) y lo dividimos por la cantidad de Pesos que recibimos a cambio de un Bolívar fuerte (dato este provisto por las casas de cambio en Cúcuta).” (Fuente: https://dolartoday.com/precio/).
Hagamos un ejercicio para ilustrarlo mejor:
El día 13 de diciembre de 2014, las casas de cambio en Cúcuta compraban cada Bolívar por 14.10 Pesos. (Debemos destacar que según el Banco de la República, que viene siendo el Banco Central de Colombia, el cambio Bolívar/Pesos, era de 201, 87 pesos por cada Bolívar). Ese mismo día podíamos obtener un Dólar Americano por 2.405,31 Pesos, por lo tanto, con solo aplicar la siguiente fórmula podemos obtener el valor del dólar paralelo para ese día:
2.405,31 PesosCOL
_____________________ = BsF. 170,58 por Dolar
14.10 PesosCOL (BsF. 1,00)”
Pero resulta que para ese día, la página de DolarToday tenía publicado el dólar paralelo en 179,08 Bolívares. Esto ocurre por la forma que ellos (la gente de DolarToday) realizan sus cálculos del dólar paralelo; dicho por ellos mismos:
“…pero dependiendo de la operación (efectivo o transferencia) debe agregar (o restar) al TRM un pequeño porcentaje. Para operaciones en EFECTIVO debe restar entre un 3-5% al TRM vigente (esto varía dependiendo de la casa de cambio y/o temporada) y para TRANSFERENCIAS debe agregar entre un 1-5% (esto depende del banco, la casa de cambio y temporada). La fórmula utilizada por DolarToday asume una operación de TRANSFERENCIA y es la que usted verá reflejada en nuestro calculo, por este motivo, cuando usted divide el TRM VIGENTE entre el cambio Peso/Bolivar ve otro monto.” (Fuente: https://dolartoday.com/precio/). Al hacer el cálculo podremos constatar que la gente de DólarToday siempre le agrega un 5% al cálculo original.
Entonces, como ya vimos, para el cálculo del dólar paralelo utilizan, como dividendo, el valor del dólar oficial publicado por el banco central colombiano, y utilizan, como divisor, el valor que le dan al Bolívar las casas de cambio en Cúcuta. ¿Por qué no utilizan el valor del Bolívar respecto al peso, publicado por el banco central de Colombia? Hagamos el cálculo con ese valor a ver qué pasa:
2.405,31 PesosCOL
_____________________ = BsF. 11,9 por Dólar
201,87 PesosCOL (BsF. 1,00)”
¡Fíjense pues! Nos da un valor similar al dólar del Sicad 1.
¿Por qué ocurren estas distorsiones y a quiénes beneficia?
Como ya dijimos, en la frontera colombo-venezolana, el valor del Bolívar lo determinan las casas de cambio de esa zona, cuyos propietarios dominan además el contrabando de los bienes que sacan ilegalmente de Venezuela. Para esas mafias es necesario comprar un bolívar barato ya que de esa manera obtienen más bolívares por pesos puesto que ellos pagan todo lo que implica el contrabando, en bolívares. Para esas mafias no es negocio comprar dólares para cambiar en bolívares, porque ellos tendrían que comprar el dólar al precio oficial de Colombia y al dividir lo que pagarían por ese dólar oficial entre lo que obtendrían en bolívares en el mercado negro, les saldría el bolívar al mismo precio que ellos lo compran en Cúcuta. Lo que es lógico, ya que la base del cálculo del dólar paralelo respecto al Bolívar está determinada por el valor que las casas de cambio le dan al Bolívar. De manera que queda claro que el negocio de las mafias colombianas que dominan la frontera no es el de comprar dólares para cambiar en bolívares, ya que ella fijan el precio del Bolívar de conformidad con sus intereses; que como ya dijimos, es el de pagar poco por los bolívares que les venden para poder comprar más mercancía de contrabando.
Colombia es el único país que acepta bolívares directamente para cambiar por su moneda nacional. Es decir, los venezolanos no necesitamos cambiar los bolívares en dólares para comprar pesos colombianos. Pero el Gobierno Colombiano permite que las casas de cambio determinen el precio al que comprarán el bolívar, aun cuando el banco central colombiano fija un precio oficial de cambio de la moneda venezolana respecto al peso colombiano. Por ejemplo, para el 13 de diciembre de 2014, el cambio oficial del bolívar respecto al peso era de 201, 87 pesos por cada Bolívar y las casas de cambio en la frontera pagaban sólo 14,10 pesos por Bolívar. Cabe preguntarse: ¿Qué pasa con esa diferencia entre el valor oficial del Bolívar y el valor por la que lo compran las casas de cambio? ¿Quiénes se quedan con esa diferencia? ¿Pudiera ser eso un excedente a favor de los contrabandistas también? De ser así, para las mafias contrabandistas colombianas, la fijación discrecional del valor del Bolívar es un asunto de ganar-ganar.
Bueno ya sabemos que no son las mafias colombianas las creadoras del dólar paralelo, sólo que a raíz de la actividad “legal” de los mafiosos colombianos (me refiero a la de fijar el valor del Bolívar a través de sus casas de cambio), surgió otra mafia que tiene dos propósitos fundamentales; el primero es desestabilizar la economía venezolana y la segunda, y para ellos la principal, obtener con esa actividad desestabilizadora, fabulosas ganancias económicas. Esta mafia está conformada por personas que tienen importantes cantidades de dólares fuera de Venezuela y que además, muchas de ellas siguen recibiendo dólares baratos por del Gobierno Venezolano. En este grupo hay grandes comerciantes y banqueros: Estos mafiosos conociendo lo que ocurre en la frontera, idearon esa forma perversa de crear un “dólar paralelo” con un cálculo sencillo. Su primer objetivo fue el de posicionar su producto (el Dólar Paralelo) en el mercado venezolano. La forma más segura era el internet, además que era evidente el uso importante y creciente que le da a este instrumento comunicacional, la clase media y media alta venezolana que son, buena parte de ellos, pequeños y medianos comerciantes bombardeados a diario por una campaña sicológica que los colocó en un estado de incertidumbre y de miedo, permitía que internet fue el mejor medio para encubrirse y a la vez hacer el trabajo publicitario. Otro elemento que alimentó el caldo de cultivo para el crecimiento de esa perversión llamada dólar paralelo, fueron las fallas en la asignación de divisas y sobre todo en la supervisión respecto a la asignación y su destino. Entonces lanzan su campaña a través de páginas como Lechuga Verde, y otras hasta llegar a DolarToday. Cabe destacar en este punto que se develó recientemente que los que trabajan en esta página, lo hacen desde un apartamento, propiedad del banquero prófugo Eligio Cedeño, ubicado en Miami. Lo cual confirma lo que hemos dicho acerca de quiénes integran esa mafia.
Una vez que logran que en el imaginario colectivo venezolano se tome ese dólar como el que suple la carencia de dólares oficiales, comienzan a vender los dólares que obtuvieron muy baratos a precio de ese fulano “Dólar Paralelo” con lo cual multiplicaron significativamente su patrimonio en bolívares y protegieron esas ganancias comprar bienes inmuebles a granel, por supuesto afectando los precios en el mercado inmobiliario; no sin antes haber influido en la fijación de casi todos precios de bienes y servicios esenciales con la creencia que ese es el precio “verdadero” del dólar respecto al Bolívar, y en un país donde las importaciones de bienes y de materias primas son enormes ese elemento sicológico juega un papel fundamental en la fijación de precios –bueno, en la economía, el aspecto sicológico siempre es determinante, y eso lo saben los enemigos del pueblo-.
Prueba irrefutable que ese dólar paralelo no guarda ninguna relación con el juego de la oferta y la demanda de dólares, es que según una declaración de Francisco Ibarra, director de la firma de consultores Econométrica; en una entrevista que le hicieran para el Nuevo Herald, si el Gobierno venezolano decidiera unificar el tipo de cambio, este año, a una tasa de 40 Bs por dólar, la demanda total de dólares la pudiera cubrir con unos 15 mil millones de dólares, lo cual en teoría, lanzaría al piso el dólar paralelo. Pero resulta que en el 2012, el Gobierno erogó 59 mil millones de dólares y el “dólar paralelo” subió. Es decir, el Gobierno inundó el mercado de dólares y aun así el dólar paralelo subió.
En síntesis, el dólar paralelo fue una creación perversa de enemigos de los venezolanos a quienes no les importa destruir nuestra economía mientras puedan asegurarse fabulosos ganancias, además con la esperanza de volver al país para terminar de saquearlo, si la oposición retoma el poder político.
Posibles soluciones:
Ya está claro que la base de ese castillo de naipes es la facultad que tienen las casas de cambio colombianas para fijar el precio del Bolívar. Si es cierto que las pérdidas del lado colombiano se calculan en unos 330 millones de dólares aproximadamente; del lado venezolano las pérdidas están por el orden de los 5000 millones de dólares al año.
Es evidente que el Gobierno Colombiano está al tanto de esa situación y si de verdad quisiera ayudarnos a combatir el contrabando de extracción y contribuir a sanear la economía de ambos países, obligaría a las casas de cambio a pagar el Bolívar al cambio establecido por el banco central de ese país. Eso colocaría en terapia intensiva al contrabando y destruiría la base de cálculo del dólar paralelo. Así se le cae la fachada seudotécnica en el cálculo del dólar paralelo. Desaparecería, por lo menos, ese tipo de dólar paralelo.
Pero esperar ese acto de buena fe del Gobierno colombiano es a mi juicio, algo ingenuo de nuestra parte, ya que el diferencial en las pérdidas que experimentan ambos países está muy a favor del vecino país, ya que ellos pierden 330 millones de dólares, pero le ingresa 5000 millones de dólares en bienes subsidiados por todos los venezolanos. Vale decir, Todos los venezolanos mantenemos a la mayoría de la población fronteriza que está ubicada en territorio colombiano. ¿Para qué el Gobierno colombiano va a hacer algo para evitar eso? Mientras seamos nosotros quienes le mantenemos a su gente en la frontera, ellos se quitan ese peso. En todo caso esa solución, si bien colocaría el contrabando en terapia intensiva, y asesinaría al Dólar Paralelo que conocemos hoy; al tener Venezuela control de cambio, los dolaresmaníacos se irían a Colombia a cambiar bolívares por pesos y luego comprar dólares allá que les terminaría costando igual que si los compraran en el mercado oficial venezolano; pero como en Colombia no hay control de cambio y los bolívares que se cambian en Colombia ésta se los cambia al Banco Central de Venezuela por dólares, se convertiría eso en una fuga legal de dólares en perjuicio de nuestras reservas internacionales. De manera que la solución de nuestra parte estaría en eliminar ese convenio, y el colombiano que quiera contrabandear, tendrá que hacerlo en dólares, o por lo menos tendrán que adquirir dólares a precio oficial en su país y cambiarlos aquí en Venezuela por bolívares. Ahí muere el contrabando (de bienes, porque el de combustible es más difícil por lo barato que se vende aquí) y muere también el dólar paralelo.
Este es un tema complejo y quedan muchas aristas que podemos analizar, pero creo que hemos tocado la médula del problema para que nuestro pueblo lo entienda, y quienes se vayan a guiar por ese tipo de dólar sepan de dónde sale, a quienes beneficia y sobre todo cuándo nos perjudica a todos los venezolanos. Si les queda un ápice de amor a la patria, no seguirán el juego del Dólar Paralelo. valgo7968@gmail.com
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lunes, 23 de febrero de 2015
José Vicente Rangel: por más que te contonees
1.- Hugo Chávez fue un maestro de la comunicación. Poseía una inmensa capacidad para expresar lo que quería decir de forma sencilla. Coloquial. Sin rebuscamientos. Fue esa su arma más letal: la palabra llana, sin maquillaje. Una manera de expresarse a partir de los dichos del pueblo. Por eso las élites lo tildaban de chabacano. De barriobajero. Pero el discurso chavista tenía un poderoso atractivo para la mayoría del país. Recuerdo una expresión suya cuando sus detractores estaban dispuestos a todo y le reclamaban seriedad. Ese mal entendido sentido de la seriedad que consiste en ponerse solemne y recurrir a palabras huecas. Fue la vez que, ante la ofensiva del enemigo, brutal, descalificadora como siempre, lo desenmascaró con un dicho popular. Por cierto, eran tiempos de conspiración en los que los comprometidos negaban la aventura en que estaban metidos. “Por más que te contonees, siempre se te ve el bojote”, exclamó ante una multitud que, de inmediato, captó el mensaje y eximió a Chávez de más explicaciones. El efecto de poner en evidencia al engaño lo logró el orador.
2.- El significado de aquel refrán -extraído de la cantera popular- no ha perdido vigencia. Al contrario, es la mejor caracterización que se ha hecho de la actitud ambigua, dual, del liderazgo opositor. Que consiste, desde que Chávez llegó al poder en 1999, en tirar la piedra y esconder la mano. De un liderazgo obstinado en arremeter con hipocresía contra el orden constitucional ocultando el propósito. Siempre negando su participación, aun cuando esté metido hasta la coronilla en oscuras aventuras.
3.- Por eso la duda razonable sobre las aclaratorias que suele hacer la oposición. Si fuera por el sempiterno formato que emplean sus dirigentes para negar su participación en la desestabilización, no habría ocurrido el golpe del 11-A, el paro petrolero, el terrorismo y la guarimba. ¿O es que la dirigencia opositora cree que los venezolanos somos pendejos?
4.- El pueblo aprendió mucho durante el proceso bolivariano. Aprendió leyendo la Constitución. Aprendió de Chávez a distinguir dónde está la verdad y dónde la mentira. No necesita intérpretes. Sabe leer el silencio y distingue de inmediato la traición de la lealtad. Cuando la oposición cree que está engañando al pueblo, la engañada es ella porque la intuición del colectivo nacional capta, rápidamente, lo que se trama.
5.- Por eso resulta patético el esfuerzo de los dirigentes opositores para descalificar las denuncias sobre sus vínculos con la subversión. De inmediato se les ve el bojote, porque el pueblo aprendió de Chávez a no dejarse engañar por el contoneo, y, en segundos, descubre lo que está detrás. La última denuncia del presidente Maduro podrá ser banalizada. Se burlarán de ella. La negarán una y mil veces. Pero fracasarán en el intento de disimular sus intenciones. Porque la historia es implacable: los sindica cada vez que niegan su participación. Ya que de antemano se sabe que cuando dicen no, es todo lo contrario. Es la falsedad enmascarada. Lo fue en episodios pasados, como la traición del 11-A y el miserable paro de la industria petrolera, hechos que contaron con apoyo de la oposición que los negaría cínicamente. O como ocurrió, recientemente, con la guarimba criminal, defendida por ellos -y glorificada-, ante la cual, posteriormente, tomaron distancia sin llegar a condenarla. Siempre es así. Porque, como Chávez lo dijo, “por más que te contonees, siempre se te ve el bojote”.
Laberinto
No creo que el presidente Santos haya tenido conocimiento del plan diseñado por el sector golpista venezolano en connivencia con organismos de seguridad e inteligencia norteamericanos. Pero no es la primera vez que se da esa relación desestabilizadora en América Latina. El golpe en Guatemala contra el presidente Jacobo Arbenz, monitoreado por el entonces secretario de Estado, Foster Dulles, y la United Fruit, tuvo ese formato. Los mercenarios de Castillo Armas operaron desde bases militares en países vecinos y contaron con apoyo aéreo…
El intento por impedir que Allende tomara posesión de la Presidencia lo manejó la CIA. Hasta le suministró armas al comando que asesinó al comandante del Ejército, René Schneider, oficial institucionalista. Y el alzamiento de la escuadra en Valparaíso la madrugada del 11 de septiembre de 1973 que desencadenó el golpe final fue coordinado por unidades de la flota norteamericana, cuya presencia en el área fue justificada con la excusa de realizar “operaciones conjuntas”…
La invasión a Panamá tuvo las mismas características: participación activa de la oposición interna y el ataque de efectivos militares de EEUU…
En Dominicana también funcionó esa combinación letal contra el gobierno constitucional de Juan Bosch…
Igual en otros países de la región: Suramérica, Centroamérica y el Caribe. También en Playa Girón, donde se dio la combinación de mercenarios con el apoyo de unidades aéreas y marítimas de EEUU que, a diferencia de otras agresiones, terminó en fracaso debido al coraje y organización de la revolución cubana…
Respecto a Venezuela existe la experiencia del 11-A con abierta participación de EEUU; y, actualmente, cuando el país adquiere connotación de enemigo -según informe del Pentágono- y pasa a ser considerado objetivo militar, la situación se complica. Porque todo cuenta en los cálculos bélicos del gobierno norteamericano. Ya no solo es la guerra mediática, la ayuda económica a la oposición y la presión sobre la región para aislar a Venezuela, sino el empleo de toda clase de provocaciones…
Por ejemplo, operar desde naciones vecinas. Las informaciones de inteligencia que maneja el presidente Maduro indican que aviones basados en islas del Caribe y Colombia tenían la misión de atacar blancos de valor estratégico por la conmoción nacional y mundial que la acción provocaría…
No sé, no sé si el tema ya lo trató Maduro con Santos, como lo anunció en su denuncia inicial, pero dada la situación de las relaciones entre las dos naciones, a su fragilidad, a los poderosos enemigos que del otro lado de la frontera acechan al proceso bolivariano, no tendría nada de extraño que uno de los sitios ideales para montar una provocación sea el territorio colombiano, donde existe un conjunto impresionante de bases militares -aproximadamente siete, en distintos lugares, algunos próximos a la frontera con Venezuela- bajo control norteamericano, y donde resulta factible preparar una operación con unidades aéreas camufladas…
Por cierto, a raíz de los últimos acontecimientos, de las informaciones sobre el “golpe terrorista” -puesto en duda como siempre por la oposición-, más de una persona, entre otras Diosdado Cabello, ha recordado la denuncia que hice meses atrás sobre la adquisición, por gente con recursos de la oposición, de varios aviones para intentar acciones desesperadas en territorio venezolano, supuestamente llevados a bases militares donde permanecerían a la espera del momento para actuar. ¿Falso o cierto? Todo es posible cuando están de por medio políticas de poder…
Contra Podemos, partido emergente de España que amenaza al bipartidismo agotado, se ha desatado una feroz campaña de los partidos responsables de la crisis, PP y Psoe, y medios de comunicación. Parecida a la de aquí contra Chávez cuando ganó la Presidencia, y en Grecia contra Tsipras, líder del partido vencedor en las últimas elecciones. En ambos casos la ofensiva del terror fracasó. Cuando los pueblos deciden tomar un camino distinto al de viejas y anacrónicas políticas, nadie los para.
José Vicente Rangel
jvrangelv@yahoo.es
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2.- El significado de aquel refrán -extraído de la cantera popular- no ha perdido vigencia. Al contrario, es la mejor caracterización que se ha hecho de la actitud ambigua, dual, del liderazgo opositor. Que consiste, desde que Chávez llegó al poder en 1999, en tirar la piedra y esconder la mano. De un liderazgo obstinado en arremeter con hipocresía contra el orden constitucional ocultando el propósito. Siempre negando su participación, aun cuando esté metido hasta la coronilla en oscuras aventuras.
3.- Por eso la duda razonable sobre las aclaratorias que suele hacer la oposición. Si fuera por el sempiterno formato que emplean sus dirigentes para negar su participación en la desestabilización, no habría ocurrido el golpe del 11-A, el paro petrolero, el terrorismo y la guarimba. ¿O es que la dirigencia opositora cree que los venezolanos somos pendejos?
4.- El pueblo aprendió mucho durante el proceso bolivariano. Aprendió leyendo la Constitución. Aprendió de Chávez a distinguir dónde está la verdad y dónde la mentira. No necesita intérpretes. Sabe leer el silencio y distingue de inmediato la traición de la lealtad. Cuando la oposición cree que está engañando al pueblo, la engañada es ella porque la intuición del colectivo nacional capta, rápidamente, lo que se trama.
5.- Por eso resulta patético el esfuerzo de los dirigentes opositores para descalificar las denuncias sobre sus vínculos con la subversión. De inmediato se les ve el bojote, porque el pueblo aprendió de Chávez a no dejarse engañar por el contoneo, y, en segundos, descubre lo que está detrás. La última denuncia del presidente Maduro podrá ser banalizada. Se burlarán de ella. La negarán una y mil veces. Pero fracasarán en el intento de disimular sus intenciones. Porque la historia es implacable: los sindica cada vez que niegan su participación. Ya que de antemano se sabe que cuando dicen no, es todo lo contrario. Es la falsedad enmascarada. Lo fue en episodios pasados, como la traición del 11-A y el miserable paro de la industria petrolera, hechos que contaron con apoyo de la oposición que los negaría cínicamente. O como ocurrió, recientemente, con la guarimba criminal, defendida por ellos -y glorificada-, ante la cual, posteriormente, tomaron distancia sin llegar a condenarla. Siempre es así. Porque, como Chávez lo dijo, “por más que te contonees, siempre se te ve el bojote”.
Laberinto
No creo que el presidente Santos haya tenido conocimiento del plan diseñado por el sector golpista venezolano en connivencia con organismos de seguridad e inteligencia norteamericanos. Pero no es la primera vez que se da esa relación desestabilizadora en América Latina. El golpe en Guatemala contra el presidente Jacobo Arbenz, monitoreado por el entonces secretario de Estado, Foster Dulles, y la United Fruit, tuvo ese formato. Los mercenarios de Castillo Armas operaron desde bases militares en países vecinos y contaron con apoyo aéreo…
El intento por impedir que Allende tomara posesión de la Presidencia lo manejó la CIA. Hasta le suministró armas al comando que asesinó al comandante del Ejército, René Schneider, oficial institucionalista. Y el alzamiento de la escuadra en Valparaíso la madrugada del 11 de septiembre de 1973 que desencadenó el golpe final fue coordinado por unidades de la flota norteamericana, cuya presencia en el área fue justificada con la excusa de realizar “operaciones conjuntas”…
La invasión a Panamá tuvo las mismas características: participación activa de la oposición interna y el ataque de efectivos militares de EEUU…
En Dominicana también funcionó esa combinación letal contra el gobierno constitucional de Juan Bosch…
Igual en otros países de la región: Suramérica, Centroamérica y el Caribe. También en Playa Girón, donde se dio la combinación de mercenarios con el apoyo de unidades aéreas y marítimas de EEUU que, a diferencia de otras agresiones, terminó en fracaso debido al coraje y organización de la revolución cubana…
Respecto a Venezuela existe la experiencia del 11-A con abierta participación de EEUU; y, actualmente, cuando el país adquiere connotación de enemigo -según informe del Pentágono- y pasa a ser considerado objetivo militar, la situación se complica. Porque todo cuenta en los cálculos bélicos del gobierno norteamericano. Ya no solo es la guerra mediática, la ayuda económica a la oposición y la presión sobre la región para aislar a Venezuela, sino el empleo de toda clase de provocaciones…
Por ejemplo, operar desde naciones vecinas. Las informaciones de inteligencia que maneja el presidente Maduro indican que aviones basados en islas del Caribe y Colombia tenían la misión de atacar blancos de valor estratégico por la conmoción nacional y mundial que la acción provocaría…
No sé, no sé si el tema ya lo trató Maduro con Santos, como lo anunció en su denuncia inicial, pero dada la situación de las relaciones entre las dos naciones, a su fragilidad, a los poderosos enemigos que del otro lado de la frontera acechan al proceso bolivariano, no tendría nada de extraño que uno de los sitios ideales para montar una provocación sea el territorio colombiano, donde existe un conjunto impresionante de bases militares -aproximadamente siete, en distintos lugares, algunos próximos a la frontera con Venezuela- bajo control norteamericano, y donde resulta factible preparar una operación con unidades aéreas camufladas…
Por cierto, a raíz de los últimos acontecimientos, de las informaciones sobre el “golpe terrorista” -puesto en duda como siempre por la oposición-, más de una persona, entre otras Diosdado Cabello, ha recordado la denuncia que hice meses atrás sobre la adquisición, por gente con recursos de la oposición, de varios aviones para intentar acciones desesperadas en territorio venezolano, supuestamente llevados a bases militares donde permanecerían a la espera del momento para actuar. ¿Falso o cierto? Todo es posible cuando están de por medio políticas de poder…
Contra Podemos, partido emergente de España que amenaza al bipartidismo agotado, se ha desatado una feroz campaña de los partidos responsables de la crisis, PP y Psoe, y medios de comunicación. Parecida a la de aquí contra Chávez cuando ganó la Presidencia, y en Grecia contra Tsipras, líder del partido vencedor en las últimas elecciones. En ambos casos la ofensiva del terror fracasó. Cuando los pueblos deciden tomar un camino distinto al de viejas y anacrónicas políticas, nadie los para.
José Vicente Rangel
jvrangelv@yahoo.es
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Nicmer Evans: las repercusiones del Sistema Marginal de Divisas (Simadi)
El gobierno ha legalizado el mercado paralelo de divisas. Lo que ayer era ilegal y se combatía, creando mecanismos que buscaban derrotarlo por considerarlo una deformación de la economía que estaba determinado por unos especuladores que desde un portal dirigido desde Miami hacía daño al que vive de su trabajo, hoy es el referente del gobierno para las transacciones de divisas de lo que el gobierno calcula como de 1,5% del total de divisas del país.
Sin embargo, ese mercado "marginal" ayer y hoy, está determinando el precio de los productos vendidos en el mercado venezolano en un porcentaje, que aunque indeterminado, sabemos que día a día servía de referencia para muchos de los productos de consumo masivo, incluso de los regulados que se vendían por fuera de los expendios supervisados que abastecen a la mayoría de la población venezolana.
Los productos que son vendidos legalmente con base en divisas adquiridas a Bs 6,30 o a Bs 12, no son suficientes para abastecer a la mayoría, aunque el gobierno insiste que equivalen al 98,5% de las necesidades del país, pero además el difícil y privilegiado acceso a esas divisas preferenciales, hace que en el marco de la incertidumbre de si se asignarán o no en la magnitud suficiente para abastecer el mercado, hace que un sistema especulativo emergente no sólo cobre fuerza, sino hasta sentido para aquellos que apelan a esta vía y para quienes compran en él por necesidad u obligación.
Lo "marginal" se vuelve referencial, ya que la sola existencia de un mercado paralelo legal o no, implica la aceptación de unas condiciones de incertidumbre económica, que impulsa al común a querer obtener la máxima ganancia en el menor tiempo posible antes de que desaparezca la "oportunidad" de ganar más y rápido.
Personas que sólo ayer compraron 3000 dólares en Sicad a Bs 50, por ejemplo, hoy legalmente pueden venderlo en SIMADI a Bs 170, y por esta vía el gobierno legaliza la especulación, le da la razón a los especuladores y desestimula el valor del trabajo. Hoy se habla de "precio justo" pero no del "justo valor del trabajo", distanciando las acciones gubernamentales del socialismo y el legado de Chávez.
Pero, ¿Por qué el gobierno decide legalizar el mercado paralelo?, porque sabe que aunque formalmente es una hiperdevaluación, en realidad esta devaluación se cobró por anticipado, y hoy el que vive de su salario la paga. Sin embargo esto no implica que no habrá más devaluación.
Cuando el gobierno oficializa una tasa de cambio mayor para una de sus variantes, es legal registrar en inventario un aumento de costo de los productos adquiridos por esa vía, que en este caso el gobierno reconoce en 1.5% de las divisas y acepta que puede llegar hasta el 5%, pero lo que no reconoce formalmente es el impacto real del mercado especulativo que se calcula con base en esa tasa de cambio, y por tanto, las consecuencias reales de esa decisión.
Pero además de lo anterior, el hecho de que la incertidumbre no desaparezca y la escasez no acabe por la incidencia de lo político en lo económico, el SIMADI conduce a que el mercado paralelo no desaparezca, y lo peor a que la especulación por incertidumbre en el valor de "la reposición de inventario" lleve a que todo, de manera paulatina, siga aumentando sin control.
Hasta que el gobierno no haga una unificación cambiaria que implique además una revaloración del valor del trabajo (que hoy oficialmente se calcula a $750 el salario mínimo, con base en el dólar a Bs 6,30, que como hemos dicho no determina el precio de los productos en la calle), evite férreamente la asignación de divisas a importadores privados que fugan los capitales, genere certidumbre política, enfrente realmente la corrupción del sistema cambiario, e incremente las reservas internacionales para así generar un control más real de la relación Bolívar-dólar con un anclaje más flexible, como medidas transitorias para la estabilización de la economía para la construcción del socialismo viable, será muy poco lo que se podrá lograr, más allá de que el pueblo que vive de su salario sea quien termine pagando la crisis, sin estímulo a la inversión, la producción nacional y el trabajo, todo en contra vía del socialismo.
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Sin embargo, ese mercado "marginal" ayer y hoy, está determinando el precio de los productos vendidos en el mercado venezolano en un porcentaje, que aunque indeterminado, sabemos que día a día servía de referencia para muchos de los productos de consumo masivo, incluso de los regulados que se vendían por fuera de los expendios supervisados que abastecen a la mayoría de la población venezolana.
Los productos que son vendidos legalmente con base en divisas adquiridas a Bs 6,30 o a Bs 12, no son suficientes para abastecer a la mayoría, aunque el gobierno insiste que equivalen al 98,5% de las necesidades del país, pero además el difícil y privilegiado acceso a esas divisas preferenciales, hace que en el marco de la incertidumbre de si se asignarán o no en la magnitud suficiente para abastecer el mercado, hace que un sistema especulativo emergente no sólo cobre fuerza, sino hasta sentido para aquellos que apelan a esta vía y para quienes compran en él por necesidad u obligación.
Lo "marginal" se vuelve referencial, ya que la sola existencia de un mercado paralelo legal o no, implica la aceptación de unas condiciones de incertidumbre económica, que impulsa al común a querer obtener la máxima ganancia en el menor tiempo posible antes de que desaparezca la "oportunidad" de ganar más y rápido.
Personas que sólo ayer compraron 3000 dólares en Sicad a Bs 50, por ejemplo, hoy legalmente pueden venderlo en SIMADI a Bs 170, y por esta vía el gobierno legaliza la especulación, le da la razón a los especuladores y desestimula el valor del trabajo. Hoy se habla de "precio justo" pero no del "justo valor del trabajo", distanciando las acciones gubernamentales del socialismo y el legado de Chávez.
Pero, ¿Por qué el gobierno decide legalizar el mercado paralelo?, porque sabe que aunque formalmente es una hiperdevaluación, en realidad esta devaluación se cobró por anticipado, y hoy el que vive de su salario la paga. Sin embargo esto no implica que no habrá más devaluación.
Cuando el gobierno oficializa una tasa de cambio mayor para una de sus variantes, es legal registrar en inventario un aumento de costo de los productos adquiridos por esa vía, que en este caso el gobierno reconoce en 1.5% de las divisas y acepta que puede llegar hasta el 5%, pero lo que no reconoce formalmente es el impacto real del mercado especulativo que se calcula con base en esa tasa de cambio, y por tanto, las consecuencias reales de esa decisión.
Pero además de lo anterior, el hecho de que la incertidumbre no desaparezca y la escasez no acabe por la incidencia de lo político en lo económico, el SIMADI conduce a que el mercado paralelo no desaparezca, y lo peor a que la especulación por incertidumbre en el valor de "la reposición de inventario" lleve a que todo, de manera paulatina, siga aumentando sin control.
Hasta que el gobierno no haga una unificación cambiaria que implique además una revaloración del valor del trabajo (que hoy oficialmente se calcula a $750 el salario mínimo, con base en el dólar a Bs 6,30, que como hemos dicho no determina el precio de los productos en la calle), evite férreamente la asignación de divisas a importadores privados que fugan los capitales, genere certidumbre política, enfrente realmente la corrupción del sistema cambiario, e incremente las reservas internacionales para así generar un control más real de la relación Bolívar-dólar con un anclaje más flexible, como medidas transitorias para la estabilización de la economía para la construcción del socialismo viable, será muy poco lo que se podrá lograr, más allá de que el pueblo que vive de su salario sea quien termine pagando la crisis, sin estímulo a la inversión, la producción nacional y el trabajo, todo en contra vía del socialismo.
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domingo, 22 de febrero de 2015
Luis Vicente León: opciones para atender la crisis
No hay forma de avanzar en la solución de la crisis actual sin modificar el sistema cambiario y permitir que la moneda camine a su valor real. El mecanismo óptimo sería una unificación cambiaria que sincere el mercado y elimine la demanda excedentaria de divisas. Mientras se mantengan los tipos de cambio múltiples es imposible evitar el arbitraje, que se traduce en demandar divisas baratas para venderlas caras, sin contar con los estímulos a la corrupción por sobrefacturación, importaciones ficticias y comisiones. La nueva medida de apertura cambiaria puede considerarse un movimiento positivo para oxigenar el mercado, pero es insuficiente. Si embargo, considerando que el gobierno rechaza la unificación, quizás por miedo, la mejor aproximación que podría tener sería: 1) limitar las entregas en Cencoex a un porcentaje mínimo de importaciones, 2) permitir que Sicad se desplace con el mercado a tasas significativamente mayores, acercándose al cambio libre y 3) Simadi debe ser un mercado completamente abierto y financiado con dólares del gobierno y Pdvsa, colocaciones del sector petrolero privado y títulos de deuda en dólares, que aproveche su dinámica para obtener financiamiento fresco, aunque sea costoso.
Pero el mecanismo cambiario es sólo una pequeña parte de esta historia. Más allá de las medidas de generación de divisas que hemos comentado antes como indispensables (aumento de la gasolina, venta de activos externos, negociación de cuentas por cobrar, financiamiento extranjero), es indispensable el rescate de confianza del sector privado y el establecimiento de mecanismos explícitos de estímulo a la inversión. La pérdida de confianza es brutal. La vemos en el precio de los bonos y en las decisiones de algunas multinacionales de tirar a pérdidas contables sus inversiones en Venezuela. Si añadimos que el país parece un carrito chocón peleando diariamente con clientes tradicionales como Estados Unidos, amigos como España o Chile o denunciando complots de la Unión Europea, es evidente lo que está pasando. Es como el chamo que todo los días tiene una excusa para explicar por qué lo botaron del colegio, lo acusan de rayar el carro del profesor, dicen que explotó la poceta o lo rasparon en todas las materias, pero no fue él, fue Teté.
¿Cómo rescatar confianza? Nada fácil, pero definitivamente no atacando al sector privado o usándolo de chivo expiatorio. Tampoco invitándolo a invertir sin condiciones adecuadas. Es promoviendo un diálogo serio. Sentándose con ellos, pero no para que te oigan sino para oírlos. Firmando un acuerdo nacional de rescate de producción e inversiones (y cumpliéndolo desde el primer día). Liberando de inmediato a los empresarios que han sido apresados bajo la excusa de las colas y el desabastecimiento, que evidentemente son responsabilidad de la escasez producida por los controles y no de una guerra económica ficticia, que la mayoría de la población no cree y todo el sector empresarial sabe perfectamente que es falsa. Ajustar los precios, flexibilizar las operaciones y eliminar las distorsiones que causa la inamovilidad laboral individual y canjearla por una numérica total que elimine los estímulos al abuso y la corrupción. Devolver activos productivos privados expropiados que han sido destruidos, como el caso de Agroisleña o Sambil La Candelaria y reducir la penetración pública en las importaciones para combatir la ineficiencia y la corrupción. Pero sobre todo, enviar un mensaje de que el gobierno entiende la importancia del sector privado y está dispuesto a trabajar con él para rescatar al país. De eso se trata. Pueden hacerlo o no, es su decisión. Pero de eso depende que puedan rescatar los equilibrios… o no.
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Pero el mecanismo cambiario es sólo una pequeña parte de esta historia. Más allá de las medidas de generación de divisas que hemos comentado antes como indispensables (aumento de la gasolina, venta de activos externos, negociación de cuentas por cobrar, financiamiento extranjero), es indispensable el rescate de confianza del sector privado y el establecimiento de mecanismos explícitos de estímulo a la inversión. La pérdida de confianza es brutal. La vemos en el precio de los bonos y en las decisiones de algunas multinacionales de tirar a pérdidas contables sus inversiones en Venezuela. Si añadimos que el país parece un carrito chocón peleando diariamente con clientes tradicionales como Estados Unidos, amigos como España o Chile o denunciando complots de la Unión Europea, es evidente lo que está pasando. Es como el chamo que todo los días tiene una excusa para explicar por qué lo botaron del colegio, lo acusan de rayar el carro del profesor, dicen que explotó la poceta o lo rasparon en todas las materias, pero no fue él, fue Teté.
¿Cómo rescatar confianza? Nada fácil, pero definitivamente no atacando al sector privado o usándolo de chivo expiatorio. Tampoco invitándolo a invertir sin condiciones adecuadas. Es promoviendo un diálogo serio. Sentándose con ellos, pero no para que te oigan sino para oírlos. Firmando un acuerdo nacional de rescate de producción e inversiones (y cumpliéndolo desde el primer día). Liberando de inmediato a los empresarios que han sido apresados bajo la excusa de las colas y el desabastecimiento, que evidentemente son responsabilidad de la escasez producida por los controles y no de una guerra económica ficticia, que la mayoría de la población no cree y todo el sector empresarial sabe perfectamente que es falsa. Ajustar los precios, flexibilizar las operaciones y eliminar las distorsiones que causa la inamovilidad laboral individual y canjearla por una numérica total que elimine los estímulos al abuso y la corrupción. Devolver activos productivos privados expropiados que han sido destruidos, como el caso de Agroisleña o Sambil La Candelaria y reducir la penetración pública en las importaciones para combatir la ineficiencia y la corrupción. Pero sobre todo, enviar un mensaje de que el gobierno entiende la importancia del sector privado y está dispuesto a trabajar con él para rescatar al país. De eso se trata. Pueden hacerlo o no, es su decisión. Pero de eso depende que puedan rescatar los equilibrios… o no.
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Maryclen Stelling: horadando la legitimidad
Es el momento de reflexionar sobre la legitimidad, ya sea que haga referencia a la validez o verdad de un asunto, ya sea entendida como la cualidad o condición de legítimo. La creencia en la legitimidad es el elemento fundamental de las relaciones de poder. Por el contrario, la ilegitimidad acarrea una crisis de legitimidad y ello comporta una ruptura del código moral, del orden político y social. Tal ruptura busca expresarse bajo diferentes formas de acción colectiva, suerte de resarcimiento de la indignación moral.
La crisis de legitimidad presupone una base creciente de descontento, tensiones, desconfianza y desconocimiento de la autoridad. Una crisis política es fundamentalmente una crisis de legitimidad en la que los ciudadanos desconocen en consecuencia la legitimidad de quienes ejercen el poder político al igual que su mandato. Una vez instalada la crisis estallan conflictos latentes y tensiones acumuladas bajo la forma de protestas, movilizaciones, huelgas, guarimbas… Señales de una sociedad que comienza a transitar una crisis…
En la percepción del proceso político, los medios de información, movidos por intereses ideológicos y económicos, desempeñan un rol fundamental en el contrapunteo entre la legitimidad e ilegitimidad. Desde el empeño en demostrar una crisis de legitimidad, el bombardeo mediático promueve la desconfianza, desaprobación y desconocimiento de instituciones y autoridades. “Crisis económica y apatía de los partidos atentan contra Parlamentarias. Ni el gobierno ni la oposición despiertan interés en votantes”.
Las noticias describen una crisis en la que estallan las tensiones y conflictos que se encontraban latentes. “Por la libertad de los presos estudiantes retomaron la calle; Piden justicia para 25.000 víctimas de la inseguridad”. Se procura demostrar una erosión progresiva del sistema de autoridad y el crecimiento de las dudas de la ciudadanía sobre su legitimidad.
Con una clara intencionalidad política, apuntan a reseñar y demostrar una crisis multidimensional en la que se rompe el funcionamiento del sistema político, dando paso a situaciones de incertidumbre e inestabilidad institucional, que ameritan el reacomodo del sistema a nuevas condiciones. Y cuando el poder pierde su legitimidad deja de ser poder.
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La crisis de legitimidad presupone una base creciente de descontento, tensiones, desconfianza y desconocimiento de la autoridad. Una crisis política es fundamentalmente una crisis de legitimidad en la que los ciudadanos desconocen en consecuencia la legitimidad de quienes ejercen el poder político al igual que su mandato. Una vez instalada la crisis estallan conflictos latentes y tensiones acumuladas bajo la forma de protestas, movilizaciones, huelgas, guarimbas… Señales de una sociedad que comienza a transitar una crisis…
En la percepción del proceso político, los medios de información, movidos por intereses ideológicos y económicos, desempeñan un rol fundamental en el contrapunteo entre la legitimidad e ilegitimidad. Desde el empeño en demostrar una crisis de legitimidad, el bombardeo mediático promueve la desconfianza, desaprobación y desconocimiento de instituciones y autoridades. “Crisis económica y apatía de los partidos atentan contra Parlamentarias. Ni el gobierno ni la oposición despiertan interés en votantes”.
Las noticias describen una crisis en la que estallan las tensiones y conflictos que se encontraban latentes. “Por la libertad de los presos estudiantes retomaron la calle; Piden justicia para 25.000 víctimas de la inseguridad”. Se procura demostrar una erosión progresiva del sistema de autoridad y el crecimiento de las dudas de la ciudadanía sobre su legitimidad.
Con una clara intencionalidad política, apuntan a reseñar y demostrar una crisis multidimensional en la que se rompe el funcionamiento del sistema político, dando paso a situaciones de incertidumbre e inestabilidad institucional, que ameritan el reacomodo del sistema a nuevas condiciones. Y cuando el poder pierde su legitimidad deja de ser poder.
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sábado, 21 de febrero de 2015
Roberto Hernández Montoya: oposición fallida
Si se habla de Estados fallidos, también se ha de hablar de oposición fallida. Y de oposición forajida si de Estados forajidos. Una quisicosa que llaman Fund for Peace inventó eso de Estados fallidos y hasta emite un índice anual ahí. No sé cuánta confianza merece el tal Fund, pero me alarma su descripción como organización no gubernamental basada en Washington y dedicada a la paz. Y también pongo en duda la definición contradictoriamente borrosa que da de Estado fallido, útil solo para devastar países.
Porque doquiera que el Imperio libera de un Estado fallido reinan el caos y la matazón, como en lo que queda de Ucrania, Libia, Irak, Afganistán, Yemen… La lista es larga y crece. Tú dirás si quieres eso para Venezuela con las intervenciones desgreñadas del Imperio mediante una oposición de una incompetencia rayana en la locura. Mírala.
No sé qué racionalidad tiene Washington al apoyarse en gente tan bufa, pero es lo que sucede doquiera que actúa. Desde hace décadas el Imperio selecciona para gobernar sus colonias a truhanes, belitres, zascandiles. Una caterva dada a la socaliña, la trapacería, el despojo, la catástrofe y el genocidio. Y tritura la mente de quienes lo siguen, hasta volverla inservible. Mira lo que les queda de cerebro.
Lo hemos visto aquí, guarimbas, golpes, bombardeos. Corrieron el rumor de un falso ébola venezolano, justamente porque saben que los pánicos de peste producen tragedias de magnitud incalculable. No caemos en provocaciones balurdas. Buscan la delicuescencia de Estados sobre todo petroleros. De paso en francés Estado fallido se dice Estado delicuescente. Quieren desmoronar el Estado y disolver el colágeno que mantiene la sociedad en una sola pieza, buscando pretextos para una intervención “humanitaria”, como las de los países citados. Usan entonces bombardeos humanitarios, inaugurados en Yugoslavia, donde la Otan bombardeaba kosovares para salvar kosovares. Así de lógico.
La oposición venezolana no pega una y lo peor es que fracasa hasta cuando triunfa, como en el golpe de 2002. Y si llegara al poder ahora se encontraría con un Estado devastado, es decir, fallido según el Fund. Afortunadamente volverá a fracasar, fallida como es y porque somos sabios. Fracasos de lujo, por lo costosos. @rhm1947
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Porque doquiera que el Imperio libera de un Estado fallido reinan el caos y la matazón, como en lo que queda de Ucrania, Libia, Irak, Afganistán, Yemen… La lista es larga y crece. Tú dirás si quieres eso para Venezuela con las intervenciones desgreñadas del Imperio mediante una oposición de una incompetencia rayana en la locura. Mírala.
No sé qué racionalidad tiene Washington al apoyarse en gente tan bufa, pero es lo que sucede doquiera que actúa. Desde hace décadas el Imperio selecciona para gobernar sus colonias a truhanes, belitres, zascandiles. Una caterva dada a la socaliña, la trapacería, el despojo, la catástrofe y el genocidio. Y tritura la mente de quienes lo siguen, hasta volverla inservible. Mira lo que les queda de cerebro.
Lo hemos visto aquí, guarimbas, golpes, bombardeos. Corrieron el rumor de un falso ébola venezolano, justamente porque saben que los pánicos de peste producen tragedias de magnitud incalculable. No caemos en provocaciones balurdas. Buscan la delicuescencia de Estados sobre todo petroleros. De paso en francés Estado fallido se dice Estado delicuescente. Quieren desmoronar el Estado y disolver el colágeno que mantiene la sociedad en una sola pieza, buscando pretextos para una intervención “humanitaria”, como las de los países citados. Usan entonces bombardeos humanitarios, inaugurados en Yugoslavia, donde la Otan bombardeaba kosovares para salvar kosovares. Así de lógico.
La oposición venezolana no pega una y lo peor es que fracasa hasta cuando triunfa, como en el golpe de 2002. Y si llegara al poder ahora se encontraría con un Estado devastado, es decir, fallido según el Fund. Afortunadamente volverá a fracasar, fallida como es y porque somos sabios. Fracasos de lujo, por lo costosos. @rhm1947
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viernes, 20 de febrero de 2015
Luis Britto García: estamos en plena lucha contra la dominación espiritual
Una eficaz coyuntura para ponernos al día sobre las últimas novedades del escritor venezolano Luis Britto —y para escuchar sus criterios en torno a algunas realidades contemporáneas— resultó ser el espacio Encuentro con, que tuvo lugar en la sala Nicolás Guillén de La Cabaña, coordinado por su habitual conductora la periodista Magda Resik.
La orgía imaginaria, de la editorial Fundarte, fue la obra de este autor, galardonado con el Premio Alba de las Letras, que vertebró el primer tema abordado, una entrega reciente que repasa figuras de talla universal como Platón, Miguel Ángel Buonarroti, Carlos Marx, Charles Baudelaire… en relatos que pone a disposición del lector como una suerte de textos “guardados en una botella a ver quién los recoge y los puede considerar verosímiles o no”.
La huella de Cuba, conservada dentro de sí desde los lejanos años en que mereciera el premio Casa de las Américas fue recordada con particular simpatía por el narrador que gracias a esa apertura comenzaría a conocerse entre los intelectuales del continente.
Otorgado por el libro Rajatabla, “fue un premio de gran significación, entre otras cosas, porque en el jurado estaba un muchacho que se llamaba Eduardo Galeano”, expresó. Solo después de siete años pudo viajar a Cuba, un escenario que le resultó impresionante, por ser “un país sometido a un bloqueo feroz que podía ofrecerles a todos sus habitantes la educación, había vencido el analfabetismo, y tenía la salud pública garantizada, cuando en otros países de la región no habíamos podido resolver estos problemas a veces disponiendo de inmensas riquezas”.
A Cuba le agradece haber conocido a importantes intelectuales del continente tanto por las publicaciones de sus respectivas obras como por los encuentros que con ellos sostuvo en la Isla.
Aquí conoció a Benedetti y a muchos otros uruguayos, peruanos, bolivianos que llegaron para exiliarse a causa de la persecución que sufrían en sus países. “Cuba era una especie de refugio de los perseguidos como el propio Benedetti, una especie de pasaporte hacia la vida de infinidad de inteligencias. Eso garantiza el lugar de Cuba dentro del humanismo dentro de las tradiciones de la cultura latinoamericana”.
Respecto al panorama actual y a la posición de la Isla en este entorno apuntó que si bien en aquella época Cuba era “un destello”, una “estrella en un mar de tinieblas”, en la América actual está Evo Morales, Lula, Dilma, Cristina, el ejemplo de Chávez, donde la correlación de fuerzas ha cambiado, y ya no prevalece aquel “dominio omnímodo de herencia imperial”.
Acerca de la industria del entretenimiento alegó que está dominada y que la gente cada vez que va al cine o ve una telenovela o un teleteatro está regida por la orden que da el sentido de la ley del consumo, que significa que tú vales por lo que tienes y de eso es muy difícil desligarse, apuntó. Entre las recomendaciones que ofreció para contrarrestar estos efectos estuvieron fortalecer la comunicación del servicio público y el sistema de medios libres alternativos y comunitarios, como pequeños radios que a veces se escuchan en un barrio, hojitas multigrafiadas, pequeños boletines, tal como se está creando en Venezuela, y sobre todo hacer una legislación que regule el papel de los medios.
La lucha contra la dominación espiritual es la batalla en la que estamos los escritores, artistas, poetas, que pareceríamos la parte inútil de la sociedad y en realidad lo que hacemos es que peleamos esa batalla de uno y otro lado. Los escritores de telenovelas convenciéndonos de que el consumo es la única finalidad de la vida y nosotros tratando de encontrarle una alternativa a ese dogma, concluyó.
Por Madeleine Sautié / madeleine@granma.cu / Foto: Abel Ernesto
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La orgía imaginaria, de la editorial Fundarte, fue la obra de este autor, galardonado con el Premio Alba de las Letras, que vertebró el primer tema abordado, una entrega reciente que repasa figuras de talla universal como Platón, Miguel Ángel Buonarroti, Carlos Marx, Charles Baudelaire… en relatos que pone a disposición del lector como una suerte de textos “guardados en una botella a ver quién los recoge y los puede considerar verosímiles o no”.
La huella de Cuba, conservada dentro de sí desde los lejanos años en que mereciera el premio Casa de las Américas fue recordada con particular simpatía por el narrador que gracias a esa apertura comenzaría a conocerse entre los intelectuales del continente.
Otorgado por el libro Rajatabla, “fue un premio de gran significación, entre otras cosas, porque en el jurado estaba un muchacho que se llamaba Eduardo Galeano”, expresó. Solo después de siete años pudo viajar a Cuba, un escenario que le resultó impresionante, por ser “un país sometido a un bloqueo feroz que podía ofrecerles a todos sus habitantes la educación, había vencido el analfabetismo, y tenía la salud pública garantizada, cuando en otros países de la región no habíamos podido resolver estos problemas a veces disponiendo de inmensas riquezas”.
A Cuba le agradece haber conocido a importantes intelectuales del continente tanto por las publicaciones de sus respectivas obras como por los encuentros que con ellos sostuvo en la Isla.
Aquí conoció a Benedetti y a muchos otros uruguayos, peruanos, bolivianos que llegaron para exiliarse a causa de la persecución que sufrían en sus países. “Cuba era una especie de refugio de los perseguidos como el propio Benedetti, una especie de pasaporte hacia la vida de infinidad de inteligencias. Eso garantiza el lugar de Cuba dentro del humanismo dentro de las tradiciones de la cultura latinoamericana”.
Respecto al panorama actual y a la posición de la Isla en este entorno apuntó que si bien en aquella época Cuba era “un destello”, una “estrella en un mar de tinieblas”, en la América actual está Evo Morales, Lula, Dilma, Cristina, el ejemplo de Chávez, donde la correlación de fuerzas ha cambiado, y ya no prevalece aquel “dominio omnímodo de herencia imperial”.
Acerca de la industria del entretenimiento alegó que está dominada y que la gente cada vez que va al cine o ve una telenovela o un teleteatro está regida por la orden que da el sentido de la ley del consumo, que significa que tú vales por lo que tienes y de eso es muy difícil desligarse, apuntó. Entre las recomendaciones que ofreció para contrarrestar estos efectos estuvieron fortalecer la comunicación del servicio público y el sistema de medios libres alternativos y comunitarios, como pequeños radios que a veces se escuchan en un barrio, hojitas multigrafiadas, pequeños boletines, tal como se está creando en Venezuela, y sobre todo hacer una legislación que regule el papel de los medios.
La lucha contra la dominación espiritual es la batalla en la que estamos los escritores, artistas, poetas, que pareceríamos la parte inútil de la sociedad y en realidad lo que hacemos es que peleamos esa batalla de uno y otro lado. Los escritores de telenovelas convenciéndonos de que el consumo es la única finalidad de la vida y nosotros tratando de encontrarle una alternativa a ese dogma, concluyó.
Por Madeleine Sautié / madeleine@granma.cu / Foto: Abel Ernesto
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jueves, 19 de febrero de 2015
Patriotas cooperantes son llamados "sapos cooperantes"
Los llamados “patriotas cooperantes” que le suministran información al conductor del programa “Con el mazo dando”
y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y que este
divulga en su programa, están comenzando a causar un malestar en algunos
sectores de la posición que ya parece convertirse en histeria.
Así lo demuestra el editorial de hoy del diario El Nacional, en su versión web, el cual se intitula “sapos cooperantes”. Sin necesidad de leer el contenido del texto, el solo nombre, la connotación de las palabras, ya dejan la estela de la cólera y la intención ofensiva hacia estas personas. Para disimular el ataque, y como se trata de un editorial, este recuerda un episodio ocurrido en los primeros años de la Revolución rusa, en el que Vladimir Lenin habría sido maltratado y robado en Moscú por una de las bandas armadas que “actuaban como jueces y señores de la noche moscovita”.
Según el editorial, el pintoresco incidente se pudo conocer gracias a que investigadores rusos ―suponemos que recientemente― tuvieron acceso a los archivos de la policía secreta. Estos informes, habrían sido alimentados tanto por agentes como por “sapos rojitos cooperantes”, en clara alusión a los patriotas cooperantes que por lo general informan sobre las andanzas de individuos que parecen no cejar en sus pretensiones de atentar contra los intereses de la República. La historia, según, terminó con la furia desatada de un Lenin indignado y desconcertado, que termina impulsando un operativo en la ciudad que termina con algunos presos.
Pero la cumbre del editorial, es la comparación que hacen de estos detenidos con “Leopoldo López y decenas de estudiantes”, los cuales, por analogía, también habrían sido detenidos por una mera persecución política con tintes de venganza.
Lo que podría convertirse en una campaña sistemática contra los patriotas cooperantes, contó también con las recientes declaraciones del alcalde del municipio Baruta, el opositor Gerardo Blyde, quien afirmó que los personajes estarían violando el artículo 57 de la Constitución, el cual se ubica en el capítulo III de los Derechos Civiles de la Carta Magna. De acuerdo a su “denuncia”, el carácter anónimo de los patriotas cooperantes sería el factor atentatorio contra el texto legal mayor.
El pueblo venezolano conoce la Constitución, pero vale la pena leerse el artículo, sobre todo porque es el que consagra la libertad de expresión. Lo cierto es, dado el debate, que quien tiene el programa y asume la responsabilidad de lo dicho en él, su conductor, no los cooperantes, quienes serían sus informantes privilegiados, su fuente confidencial.
Editorial PoderenlaRed.com
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Así lo demuestra el editorial de hoy del diario El Nacional, en su versión web, el cual se intitula “sapos cooperantes”. Sin necesidad de leer el contenido del texto, el solo nombre, la connotación de las palabras, ya dejan la estela de la cólera y la intención ofensiva hacia estas personas. Para disimular el ataque, y como se trata de un editorial, este recuerda un episodio ocurrido en los primeros años de la Revolución rusa, en el que Vladimir Lenin habría sido maltratado y robado en Moscú por una de las bandas armadas que “actuaban como jueces y señores de la noche moscovita”.
Según el editorial, el pintoresco incidente se pudo conocer gracias a que investigadores rusos ―suponemos que recientemente― tuvieron acceso a los archivos de la policía secreta. Estos informes, habrían sido alimentados tanto por agentes como por “sapos rojitos cooperantes”, en clara alusión a los patriotas cooperantes que por lo general informan sobre las andanzas de individuos que parecen no cejar en sus pretensiones de atentar contra los intereses de la República. La historia, según, terminó con la furia desatada de un Lenin indignado y desconcertado, que termina impulsando un operativo en la ciudad que termina con algunos presos.
Pero la cumbre del editorial, es la comparación que hacen de estos detenidos con “Leopoldo López y decenas de estudiantes”, los cuales, por analogía, también habrían sido detenidos por una mera persecución política con tintes de venganza.
Lo que podría convertirse en una campaña sistemática contra los patriotas cooperantes, contó también con las recientes declaraciones del alcalde del municipio Baruta, el opositor Gerardo Blyde, quien afirmó que los personajes estarían violando el artículo 57 de la Constitución, el cual se ubica en el capítulo III de los Derechos Civiles de la Carta Magna. De acuerdo a su “denuncia”, el carácter anónimo de los patriotas cooperantes sería el factor atentatorio contra el texto legal mayor.
El pueblo venezolano conoce la Constitución, pero vale la pena leerse el artículo, sobre todo porque es el que consagra la libertad de expresión. Lo cierto es, dado el debate, que quien tiene el programa y asume la responsabilidad de lo dicho en él, su conductor, no los cooperantes, quienes serían sus informantes privilegiados, su fuente confidencial.
Editorial PoderenlaRed.com
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Atilio Borón: acotaciones sobre el golpe frustrado en Venezuela
Hace poco más de un año la derecha fascista venezolana lanzaba una nueva ofensiva dirigida a provocar la “salida” del presidente Nicolás Maduro. La “salida” era un eufemismo para designar una convocatoria a la sedición, es decir, la destitución por medios violentos, ilegales y anticonstitucionales del mandatario legal y legítimamente electo por el pueblo venezolano. Esta iniciativa fue rodeada por un halo de heroísmo por la prensa de derecha de todo el continente, que con sus engañifas y sus “mentiras que parecen verdades” -según la perspicaz expresión de Mario Vargas Llosa- intentó concretar una audaz de operación de alquimia política: convertir a un grupo de sediciosos en épicos “combatientes de la libertad”. Todo esto, naturalmente, fue alentado, organizado y financiado desde la Casa Blanca que a la fecha aún no ha reconocido el triunfo de Maduro en las elecciones presidenciales del 14 de Abril del 2013. Washington ha sido en cambio veloz como un rayo para bendecir la elección de Otto Pérez Molina, un general guatemalteco involucrado en una macabra historia de represión genocida en su país; o para consagrar la elección de Porfirio Lobo en un fraudulento proceso electoral urdido por el régimen golpista que destituyó al presidente legítimo José Manuel “Mel” Zelaya y sumió a Honduras en un interminable baño de sangre. Pero una cosa son los amigos y otra muy distinta los enemigos o, mejor dicho, los gobiernos que por no arrodillarse ante los úkases imperiales se convierten en enemigos. La República Bolivariana de Venezuela es uno de ellos, al igual que nuestra Cuba, Bolivia y Ecuador. Al desconocer el veredicto de las urnas Washington no sólo transgrede la legalidad internacional sino que, además, se convierte en instigador y cómplice de los sediciosos cuya obra de destrucción y muerte cobró la vida de 43 venezolanas y venezolanos (en su gran mayoría chavistas o miembros de los cuerpos de seguridad del estado).
En estas últimas semanas Estados Unidos ha redoblado sus esfuerzos desestabilizadores, pero levantando la apuesta. Si antes procedía a través de una pandilla de sediciosos que en cualquier país del mundo estarían en la cárcel y sentenciados a cumplir durísimas condenas, hoy desconfía de sus peones venezolanos, toma el asunto en sus propias manos e interviene directamente. Ya no son aquellos obscenos paniaguados del imperio, tipo Leopoldo López, María Corina Machado o Henrique Capriles los que impulsan la desestabilización y el caos, sino la propia Casa Blanca. Un imperio “atendido por sus dueños” que descarga una batería de medidas de agresión diplomática y sanciones económicas que se montan sobre la campaña de terrorismo mediático lanzada desde los inicios de la Revolución Bolivariana hasta llegar, en los días pasados, a promover un golpe de estado en donde las huellas de la Casa Blanca aparecen por todos lados. Respondiendo a esas imputaciones la vocera del Departamento de Estado Jen Psaki dijo que eran “ridículas” y que “los Estados Unidos no apoyan transiciones políticas por medios no-constitucionales. Las transiciones políticas deben ser democráticas, constitucionales, pacíficas y legales.” Es obvio que la vocera es una mentirosa serial y descarada o, hipótesis más benévola, padece de una grave enfermedad que le ha borrado la memoria de su disco duro neuronal. Para repararlo bastaría con invitarla a que vea un despacho de la CBC News que muestra a una de sus superiores, la Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Euroasiáticos, Victoria Nuland, conversando amablemente con los neonazis que ocupaban la Plaza Maidan de Kiev y exigían la renuncia del Presidente Viktor Yanukovich, cosa que lograron pocos días después luego de una serie de violentas acciones.1 Más tarde las bandas neonazis del Pravy Sektor atacaron un local sindical en Odessa donde se agruparon los opositores al golpe perpetrado en Ucrania, le prendieron fuego y quemaron vivos una treintena de personas mientras desde afuera disparaban contra quienes trataban de huir del edificio en llamas. Esos bandidos, alentados por Washington con la presencia de Nuland, actuaron al igual que los criminales del Estado Islámico cuando capturaron a un piloto del avión caza jordano, lo encerraron en una jaula y le prendieron fuego. Esto fue una atrocidad incalificable, lo otro un lamentable incidente que apenas si mereció un comentario del Departamento de Estado. Por último, habría que recordarle a la desmemoriada vocera que fue el propio Presidente Barack Obama quien dijo que Estados Unidos “en ocasiones tuerce el brazo a los países cuando no hacen lo que queremos”. Venezuela desde 1998 no hace lo que Washington quiere, y por eso trata de torcerle el brazo con una parafernalia de iniciativas dentro de las cuales ahora vuelve a incluirse, como en el 2002, el golpe militar.2
Algunos podrían objetar que la denuncia del gobierno bolivariano es alarmista, infundada y que no hubo tentativa golpista alguna. Quienes piensan de ese modo ignoran (o prefieren ignorar) las lecciones de la historia latinoamericana. Estas demuestran que los golpes de estado siempre comienzan como acciones puntuales, aparentemente insensatas y alocadas de un grupo, y que no deben ser tomadas en serio. Es más: se suele acusar a los gobiernos que desbaratan o denuncian este tipo de actividades-¡que son el embrión del golpe de estado!- como irresponsables que llevan zozobra a la población viendo fantasmas donde hay tan sólo un pequeño núcleo de fanáticos que desean llamar la atención de las autoridades. En todo caso, ¿cómo olvidar la labor preparatoria de la derecha venezolana cuando pocas semanas atrás invitó a los ex presidentes Andrés Pastrana, Felipe Calderón y Sebastián Piñera para visitar a Leopoldo López, con el pretexto de participar en un foro sobre el empoderamiento de la ciudadanía y la democracia? O cuando da a conocer un comunicado conjunto firmado por los principales líderes fascistas venezolanos: Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, oportunamente fechado el 14 de Febrero y que luego de un diagnóstico apocalíptico de la realidad venezolana termina diciendo que “ ha llegado la hora del cambio. El inmenso sufrimiento de nuestro pueblo no admite más dilaciones.” En todo ese comunicado sólo se utilizan los términos que son marca registrada de la Casa Blanca: “transición, cambio de régimen” sin la menor alusión al referendo revocatorio, dispositivo institucional de recambio de gobierno previsto por la constitución chavista e inexistente en los países de los ex presidentes arriba mencionados, pese a lo cual se acusa a Venezuela de ser un “estado totalitario” a la vez que los países que no disponen de semejante cláusula son caracterizados como ejemplares democracias, cuyos presidentes pueden ir a la República Bolivariana a dar lecciones de democracia. ¿Por qué no se alude a ese recurso? Porque ni Washington ni sus secuaces piensan en un cambio dentro de la legalidad. El libreto imperial es el recambio violento, estilo Libia o Ucrania o, en el mejor de los casos, un “golpe parlamentario”, como el que derrocó a Lugo, o en uno “judicial”, como el que precipitó la caída de Zelaya.3 ¡Olvídense de la constitución!
Recapitulando: tenemos la voluntad de Washington para acabar con el proceso bolivariano, como lo hicieron en tantos otros países; están también las tropas de choque locales, la derecha fascista o fascistoide que cuenta con un impresionante apoyo mediático dentro y fuera de Venezuela; y apareció también la vanguardia golpista que fue descubierta y desbaratada por el gobierno de Maduro. La técnica del golpe de estado enseña que hay que proceder metódicamente: siempre se comienza con un pequeño sector que toma la delantera y sirve para probar los reflejos del gobierno y la correlación de fuerzas en las calles y los cuarteles. Nunca son la totalidad de las fuerzas armadas y el bloque sedicioso quienes salen al ruedo y, al unísono, se sublevan en masa. No fue eso lo ocurrido en contra de Salvador Allende en Chile. Fue la Infantería de Marina la que a primeras horas de la mañana del 11 de Septiembre ocupó las calles de Valparaíso, desencadenando una reacción en cadena que terminó con el golpe de estado. Lo mismo ocurrió con el derrocamiento de Juan Perón en la Argentina de 1955, cuando una guarnición de Córdoba se levantó en armas. Y otro tanto se verificó en el Ecuador el 30 de Septiembre de 2010, cuando se produjo la insubordinación de la Policía Nacional que retuvo durante más de unas 12 horas en su poder al presidente Rafael Correa. La inmediata reacción popular abortó el golpe, impidiendo que la vanguardia golpista recibiera el respaldo militar y político necesario para que el proceso rematara en el derrocamiento del presidente ecuatoriano. La inacción o la subestimación oficial ante lo que al principio aparece como una manifestación extravagante, minúscula e inofensiva de una patrulla perdida es lo que termina desencadenando el golpe de estado.4
Cabría preguntarse por las razones de esta desorbitada reacción del imperio, evidenciada no sólo en el caso de la República Bolivariana sino también en Ucrania. La respuesta la hemos dado hace tiempo: los imperios se tornan más violentos y brutales en su fase de decadencia y descomposición.5 Esta es una ley sociológica comprobada en numerosos casos, comenzando por la historia de los imperios romano, otomano, español, portugués, británico y francés. ¿Por qué habría de ser la excepción Estados Unidos? Máxime si se tiene en cuenta que la decadencia norteamericana –reconocida por los principales estrategas del imperio- va acompañada por una rápida recomposición de la estructura del poder mundial, en donde el fugaz unipolarismo norteamericano que brotara de las ruinas de la Unión Soviética –un infantil espejismo alentado por Bill Clinton y George W. Bush y sus inefables asesores- y que anunciaba con bombos y platillos el advenimiento del “nuevo siglo americano” se deshizo como un pequeño pedazo de hielo arrojado en las ardientes arenas del Sahara. Ahora el imperio tiene que vérselas con un mundo multipolar, con aliados más tibios y reticentes, tributarios cada vez más desobedientes y enemigos cada vez más poderosos. En ese contexto Venezuela, la primera reserva de petróleo del planeta, adquiere una importancia esencial y la reconquista de ese país no puede demorarse mucho más. O, como dice el comunicado golpista de la derecha, “sin más dilaciones.”
Una última referencia tiene que ver con los blancos escogidos por los frustrados golpistas para realizar sus bombardeos. Aparte de edificios gubernamentales clave la lista incluía las instalaciones de Telesur en Caracas. Se comprenden las razones detrás de este siniestro plan pues tantos los golpistas como sus instigadores, de afuera y de adentro del país, saben muy bien el fundamental aporte de Telesur en informar desde una perspectiva nuestroamericana y en despertar y cultivar la conciencia antiimperialista en la región. Producto de la visión estratégica del Comandante Chávez, que concibió a esa empresa pública multinacional como un instrumento eficaz para librar la gran batalla de ideas en la que estamos empeñados, su gravitación internacional y su credibilidad no han dejado de crecer desde entonces. Su programación tiene un notable contenido informativo y educativo, y la capacidad de quienes allí trabajan ha permitido que millones de personas en todo el mundo puedan comprobar las mentiras propaladas por los medios del establishment. Mencionaremos sólo dos casos, de los tantos que podrían escogerse: el informe sobre el golpe de estado en contra de Zelaya, minuciosamente omitido por la televisión del sistema y cuando ya no podían ocultarlo lo tergiversaban; y el desenmascaramiento de la noticia que decía que la aviación de Gadaffi estaba bombardeando posiciones de indefensos civiles en la ciudad de Bengasi, cabecera de playa de la OTAN en su proyecto, desgraciadamente culminado exitosamente, de matar a Gadaffi y destruir Libia. Mientras toda la prensa internacional mentía alevosamente Telesur fue el único medio que durante cuatro días dijo la verdad que luego todos debieron reconocer. Que no hubo bombardeos y que los supuestos civiles indefensos eran en realidad una sanguinaria pandilla de mercenarios lanzados al saqueo y el asesinato por Estados Unidos y sus compinches europeos. Por eso los fascistas tenían a esa empresa como objetivo a destruir. Y esto es un timbre de honor del cual los colegas y amigos de Telesur pueden enorgullecerse. Habría sido motivo de preocupación que hubieran desestimado a Telesur en sus planes golpistas. Pueden decir, con orgullo, el Quijote: “ladran Sancho, señal que estamos cabalgando.”
* Es un politólogo y sociólogo argentino, doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Harvard.
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En estas últimas semanas Estados Unidos ha redoblado sus esfuerzos desestabilizadores, pero levantando la apuesta. Si antes procedía a través de una pandilla de sediciosos que en cualquier país del mundo estarían en la cárcel y sentenciados a cumplir durísimas condenas, hoy desconfía de sus peones venezolanos, toma el asunto en sus propias manos e interviene directamente. Ya no son aquellos obscenos paniaguados del imperio, tipo Leopoldo López, María Corina Machado o Henrique Capriles los que impulsan la desestabilización y el caos, sino la propia Casa Blanca. Un imperio “atendido por sus dueños” que descarga una batería de medidas de agresión diplomática y sanciones económicas que se montan sobre la campaña de terrorismo mediático lanzada desde los inicios de la Revolución Bolivariana hasta llegar, en los días pasados, a promover un golpe de estado en donde las huellas de la Casa Blanca aparecen por todos lados. Respondiendo a esas imputaciones la vocera del Departamento de Estado Jen Psaki dijo que eran “ridículas” y que “los Estados Unidos no apoyan transiciones políticas por medios no-constitucionales. Las transiciones políticas deben ser democráticas, constitucionales, pacíficas y legales.” Es obvio que la vocera es una mentirosa serial y descarada o, hipótesis más benévola, padece de una grave enfermedad que le ha borrado la memoria de su disco duro neuronal. Para repararlo bastaría con invitarla a que vea un despacho de la CBC News que muestra a una de sus superiores, la Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Euroasiáticos, Victoria Nuland, conversando amablemente con los neonazis que ocupaban la Plaza Maidan de Kiev y exigían la renuncia del Presidente Viktor Yanukovich, cosa que lograron pocos días después luego de una serie de violentas acciones.1 Más tarde las bandas neonazis del Pravy Sektor atacaron un local sindical en Odessa donde se agruparon los opositores al golpe perpetrado en Ucrania, le prendieron fuego y quemaron vivos una treintena de personas mientras desde afuera disparaban contra quienes trataban de huir del edificio en llamas. Esos bandidos, alentados por Washington con la presencia de Nuland, actuaron al igual que los criminales del Estado Islámico cuando capturaron a un piloto del avión caza jordano, lo encerraron en una jaula y le prendieron fuego. Esto fue una atrocidad incalificable, lo otro un lamentable incidente que apenas si mereció un comentario del Departamento de Estado. Por último, habría que recordarle a la desmemoriada vocera que fue el propio Presidente Barack Obama quien dijo que Estados Unidos “en ocasiones tuerce el brazo a los países cuando no hacen lo que queremos”. Venezuela desde 1998 no hace lo que Washington quiere, y por eso trata de torcerle el brazo con una parafernalia de iniciativas dentro de las cuales ahora vuelve a incluirse, como en el 2002, el golpe militar.2
Algunos podrían objetar que la denuncia del gobierno bolivariano es alarmista, infundada y que no hubo tentativa golpista alguna. Quienes piensan de ese modo ignoran (o prefieren ignorar) las lecciones de la historia latinoamericana. Estas demuestran que los golpes de estado siempre comienzan como acciones puntuales, aparentemente insensatas y alocadas de un grupo, y que no deben ser tomadas en serio. Es más: se suele acusar a los gobiernos que desbaratan o denuncian este tipo de actividades-¡que son el embrión del golpe de estado!- como irresponsables que llevan zozobra a la población viendo fantasmas donde hay tan sólo un pequeño núcleo de fanáticos que desean llamar la atención de las autoridades. En todo caso, ¿cómo olvidar la labor preparatoria de la derecha venezolana cuando pocas semanas atrás invitó a los ex presidentes Andrés Pastrana, Felipe Calderón y Sebastián Piñera para visitar a Leopoldo López, con el pretexto de participar en un foro sobre el empoderamiento de la ciudadanía y la democracia? O cuando da a conocer un comunicado conjunto firmado por los principales líderes fascistas venezolanos: Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, oportunamente fechado el 14 de Febrero y que luego de un diagnóstico apocalíptico de la realidad venezolana termina diciendo que “ ha llegado la hora del cambio. El inmenso sufrimiento de nuestro pueblo no admite más dilaciones.” En todo ese comunicado sólo se utilizan los términos que son marca registrada de la Casa Blanca: “transición, cambio de régimen” sin la menor alusión al referendo revocatorio, dispositivo institucional de recambio de gobierno previsto por la constitución chavista e inexistente en los países de los ex presidentes arriba mencionados, pese a lo cual se acusa a Venezuela de ser un “estado totalitario” a la vez que los países que no disponen de semejante cláusula son caracterizados como ejemplares democracias, cuyos presidentes pueden ir a la República Bolivariana a dar lecciones de democracia. ¿Por qué no se alude a ese recurso? Porque ni Washington ni sus secuaces piensan en un cambio dentro de la legalidad. El libreto imperial es el recambio violento, estilo Libia o Ucrania o, en el mejor de los casos, un “golpe parlamentario”, como el que derrocó a Lugo, o en uno “judicial”, como el que precipitó la caída de Zelaya.3 ¡Olvídense de la constitución!
Recapitulando: tenemos la voluntad de Washington para acabar con el proceso bolivariano, como lo hicieron en tantos otros países; están también las tropas de choque locales, la derecha fascista o fascistoide que cuenta con un impresionante apoyo mediático dentro y fuera de Venezuela; y apareció también la vanguardia golpista que fue descubierta y desbaratada por el gobierno de Maduro. La técnica del golpe de estado enseña que hay que proceder metódicamente: siempre se comienza con un pequeño sector que toma la delantera y sirve para probar los reflejos del gobierno y la correlación de fuerzas en las calles y los cuarteles. Nunca son la totalidad de las fuerzas armadas y el bloque sedicioso quienes salen al ruedo y, al unísono, se sublevan en masa. No fue eso lo ocurrido en contra de Salvador Allende en Chile. Fue la Infantería de Marina la que a primeras horas de la mañana del 11 de Septiembre ocupó las calles de Valparaíso, desencadenando una reacción en cadena que terminó con el golpe de estado. Lo mismo ocurrió con el derrocamiento de Juan Perón en la Argentina de 1955, cuando una guarnición de Córdoba se levantó en armas. Y otro tanto se verificó en el Ecuador el 30 de Septiembre de 2010, cuando se produjo la insubordinación de la Policía Nacional que retuvo durante más de unas 12 horas en su poder al presidente Rafael Correa. La inmediata reacción popular abortó el golpe, impidiendo que la vanguardia golpista recibiera el respaldo militar y político necesario para que el proceso rematara en el derrocamiento del presidente ecuatoriano. La inacción o la subestimación oficial ante lo que al principio aparece como una manifestación extravagante, minúscula e inofensiva de una patrulla perdida es lo que termina desencadenando el golpe de estado.4
Cabría preguntarse por las razones de esta desorbitada reacción del imperio, evidenciada no sólo en el caso de la República Bolivariana sino también en Ucrania. La respuesta la hemos dado hace tiempo: los imperios se tornan más violentos y brutales en su fase de decadencia y descomposición.5 Esta es una ley sociológica comprobada en numerosos casos, comenzando por la historia de los imperios romano, otomano, español, portugués, británico y francés. ¿Por qué habría de ser la excepción Estados Unidos? Máxime si se tiene en cuenta que la decadencia norteamericana –reconocida por los principales estrategas del imperio- va acompañada por una rápida recomposición de la estructura del poder mundial, en donde el fugaz unipolarismo norteamericano que brotara de las ruinas de la Unión Soviética –un infantil espejismo alentado por Bill Clinton y George W. Bush y sus inefables asesores- y que anunciaba con bombos y platillos el advenimiento del “nuevo siglo americano” se deshizo como un pequeño pedazo de hielo arrojado en las ardientes arenas del Sahara. Ahora el imperio tiene que vérselas con un mundo multipolar, con aliados más tibios y reticentes, tributarios cada vez más desobedientes y enemigos cada vez más poderosos. En ese contexto Venezuela, la primera reserva de petróleo del planeta, adquiere una importancia esencial y la reconquista de ese país no puede demorarse mucho más. O, como dice el comunicado golpista de la derecha, “sin más dilaciones.”
Una última referencia tiene que ver con los blancos escogidos por los frustrados golpistas para realizar sus bombardeos. Aparte de edificios gubernamentales clave la lista incluía las instalaciones de Telesur en Caracas. Se comprenden las razones detrás de este siniestro plan pues tantos los golpistas como sus instigadores, de afuera y de adentro del país, saben muy bien el fundamental aporte de Telesur en informar desde una perspectiva nuestroamericana y en despertar y cultivar la conciencia antiimperialista en la región. Producto de la visión estratégica del Comandante Chávez, que concibió a esa empresa pública multinacional como un instrumento eficaz para librar la gran batalla de ideas en la que estamos empeñados, su gravitación internacional y su credibilidad no han dejado de crecer desde entonces. Su programación tiene un notable contenido informativo y educativo, y la capacidad de quienes allí trabajan ha permitido que millones de personas en todo el mundo puedan comprobar las mentiras propaladas por los medios del establishment. Mencionaremos sólo dos casos, de los tantos que podrían escogerse: el informe sobre el golpe de estado en contra de Zelaya, minuciosamente omitido por la televisión del sistema y cuando ya no podían ocultarlo lo tergiversaban; y el desenmascaramiento de la noticia que decía que la aviación de Gadaffi estaba bombardeando posiciones de indefensos civiles en la ciudad de Bengasi, cabecera de playa de la OTAN en su proyecto, desgraciadamente culminado exitosamente, de matar a Gadaffi y destruir Libia. Mientras toda la prensa internacional mentía alevosamente Telesur fue el único medio que durante cuatro días dijo la verdad que luego todos debieron reconocer. Que no hubo bombardeos y que los supuestos civiles indefensos eran en realidad una sanguinaria pandilla de mercenarios lanzados al saqueo y el asesinato por Estados Unidos y sus compinches europeos. Por eso los fascistas tenían a esa empresa como objetivo a destruir. Y esto es un timbre de honor del cual los colegas y amigos de Telesur pueden enorgullecerse. Habría sido motivo de preocupación que hubieran desestimado a Telesur en sus planes golpistas. Pueden decir, con orgullo, el Quijote: “ladran Sancho, señal que estamos cabalgando.”
* Es un politólogo y sociólogo argentino, doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Harvard.
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